La tragedia de Chiapas; llegar tarde siempre a todo

En teoría económica entender el concepto de “costo de oportunidad” es básico. Cada ocasión que una persona toma una decisión; lo hace por sobre otras opciones a la mano. El concepto relaciona dos realidades: la escasez y la elección. Por lo tanto, si se entiende lo que significa costo de oportunidad; se puede garantizar que los escasos recursos financieros y materiales sean utilizados de la manera más eficiente posible.

Un ejemplo concreto y reciente del costo de oportunidad es el espionaje del gobierno mexicano a activistas, periodistas y académicos. El costo de oportunidad de haber usado el software cuando se adquirió, en la lucha contra la delincuencia organizada se perdió al preferir utilizarlo para espiar a miembros de la sociedad mexicana. A ello agréguele los 80 millones de dólares de costo financiero del programa informático de espionaje.

En ese sentido, tomar una decisión tiene su costo; como también incluso la tiene el hecho de no tomarla o tomarla mal.

En Chiapas las decisiones políticas y sociales no se toman a tiempo y por tanto, siempre se ha perdido el sentido de la oportunidad para el desarrollo del estado.

La distancia, el atraso y el olvido del centro político y económico nacional son las marcas distintivas del estado y esas son nuestras características permanentes hasta ahora; pero también existe el riesgo latente de que siempre sea así.

La razón es sencilla y los efectos son trágicos; la clase política ha sido un obstáculo para el cambio y lo sigue siendo. Saquea y no tiene ninguna visión de desarrollo porque no toma ninguna decisión política o de corte económico a tiempo.

El desarrollo al estado ha llegado solo para ellos, cuando este debería ser para todos los chiapanecos. Aquí se pierde el costo de oportunidad de distribuir correctamente la riqueza entre todos y no entre unos cuantos.

Ahora mismo, en donde estamos a punto de entrar en un proceso electoral -competitivo como lo han sido todas las elecciones desde 1988, pero también inequitativo- los candidatos en lugar de gastarse como siempre del dinero y de atacarse unos a otros; deberían de realizarse mínimo esta tres preguntas sobre el futuro de Chiapas:

1. ¿Cómo salir de la pobreza y de la desigualdad?.

2.- Hacia dónde va Chiapas en un mundo en donde -nos guste o no- el resto de las sociedades se están construyendo bajo los dictados de la globalización?

2. ¿Qué hacemos con el bono demográfico? Es decir, con los jóvenes, que son quienes tienen el potencial para ser productivos y contribuir al crecimiento de la economía. Observemos: Datos del INEGI dicen que el municipio de Chanal tiene la población más joven con 14 años en promedio; mientras que el municipio con población más vieja en promedio es La Libertad con habitantes que tienen 30 años en promedio. Sí, mucha población joven en Chiapas, pero carne para la migración o la marginación, porque está distribuida en más de 21 mil localidades.

La historia de Chiapas es la historia del desperdicio del “costo de oportunidad”. Al paso que vamos, con una crisis social y económica encima, con la autopromoción personal de la clase política, con el deterioro del tejido social; lo más probable es que Chiapas siga en lo mismo: un estado que es pobre, desigual, abandonado por las políticas públicas naciones y con una clase política que lo menos que tiene es una indiferencia total a los reclamos del estado.

La lista de las oportunidades perdidas en Chiapas es numerosa y se refiere a momentos de la historia política, social y económica del país y del mundo.

Incluso la divulgación cultural nos llegó hasta 1940 con los exiliados españoles y con la fundación del Ateneo de Chiapas.

En Chiapas no llegó a ver acción el ideario maderista; menos el de los Hermanos Flores Magón; quienes pusieron la semilla revolucionaria nacional. La revolución mexicana llegó con los constitucionalistas; quienes encontraron la resistencia de los caciques organizados.

En consecuencia, como apuntan muchos testimonios, de manera increíble en Chiapas hasta la década de los años setenta del siglo pasado, todavía podían verse fincas con peones acasillados. Un auténtico atraso que era también una vergüenza nacional.

El reparto agrario estatal solo lo conocimos con el cardenismo. Las invasiones de tierra eran el pan de cada día en el Chiapas de los años 70 y 80s del siglo pasado; los años del declive del desarrollo nacional con “mercados cerrados”. Chiapas todavía tenía -y tiene- pendientes agrarios que resolver, mientras a nivel nacional, el campo se abría a la inversión privada con la reforma al artículo 27 constitucional. En otras palabras, en Chiapas se peleaba y hasta con violencia por la propiedad social de la tierra, mientras el gobierno federal la cancelaba.

Si hablamos de industria; ¿existe en Chiapas?.

La franja fronteriza del norte, se llenó de maquiladoras; llegó momentos en que la mayoría de las ciudades fronterizas del país tenían desempleo cero. Hoy la industria manufacturera nacional no solamente está en el norte del país; se encuentra también en el centro y en la zona del bajío.

En un país en donde los precios de las mercancías son los mismos en casi cualquier parte geográfica, se puede indicar que es así porque prácticamente cuesta lo mismo producir cualquier mercancía en cualquier parte del país.

¿Cuál es el problema entonces de que no existan industrias en Chiapas?

Prácticamente lo que eleva los costos de producción en México son las cuestiones del transporte; la lejanía de los mercados principales, la mala o inexistente infraestructura de comunicaciones. De esta manera, mientras no exista buena infraestructura de transporte en Chiapas no habrá desarrollo industrial.

Malas inversiones hay en muchas partes, la falta de planificación es el problema. Pero en Chiapas el gobierno invierte mal y no planifica sus inversiones. Porque debido a su atraso, junto con el gobierno federal, son práctica y casi únicamente; los empleadores en el estado.

Tenemos una proverbial incapacidad de re-direccionar el gasto público hacia prioridades que nos hagan un estado productivo y que su población dependa menos de un empleo en la burocracia o el magisterio.

Volvamos al bono demográfico desperdiciado; el estado está lleno de población juvenil. ¿Hay esperanza de empleo para ellos?. Sistemáticamente el bono ha sido ninguneado por las políticas públicas. Es allí en donde la falta de oportunidades nos lleva a los asuntos migratorios. Pero incluso también allí hemos los chiapanecos llegado tarde.

La migración hacia el norte de los chiapanecos es constante y en aumento, pero tiene menos tiempo que la michoacana, la poblana o la oaxaqueña. Por lo tanto las redes de cooperación de los migrantes de esos estados, son más sólidas que las chiapanecas.

¿Para qué migrar hacia el norte? Estaba más cerca la Riviera Maya e incluso la selva; por no decir que la invasión de tierras era un incentivo que evitaba la migración. El problema era que estos dos últimos asuntos muchas veces fueron alentados por el propio gobierno federal o estatal. El costo fue la depredación de nuestras selvas.

Por otro lado; ¿algún funcionario del gobierno del estado de los periodos que van de 1998 al 2007 se enteró que el mundo experimentaba el denominado “boom” de las materias primas?.

Brasil y su sector petrolero y especialmente el agropecuario lo aprovechó, mismo caso de Argentina, Bolivia con el litio, Venezuela con el petróleo. ¿Y Chiapas?.

¿Hubo algún beneficio del “boom” mundial de las materias primas para los plataneros, los productores de papaya, los cafetaleros, los ganaderos; es decir los productores de Chiapas?. ¿Salieron de la pobreza? Es evidente que no. Ni siquiera tenemos claro en Chiapas apoyos a la producción, definición de canales de comercialización y consolidación de mercados.

Por otro lado, en un primer momento pudiera pensarse que lo que los chiapanecos queremos es que nuestras riquezas sean intocadas. La debilidad institucional que padecemos hace ver que los chiapanecos rechazamos las inversiones.

Las comunidades rechazan las inversiones, por ejemplo las mineras, porque no ganan nada, son saqueadas y se quedan con lo peor; que es la contaminación. Ello habla de una debilidad institucional. La clase política no puede garantizar que la riqueza que Chiapas genera, se distribuya en el estado y mucho menos que beneficie a las comunidades.

El resultado es que los mismos esquemas de economía rentista se producen y se reproducen en Chiapas. Las mismas rentas y los mismos con las mismas rentas. Perdemos así la oportunidad de explotar nuestras riquezas en nuestro propio beneficio, el costo de oportunidad perdido se convierte entonces en ciclos continuos de saqueos de nuestra riqueza.

La clase política impidió y sigue impidiendo el cambio en Chiapas. Hace que el estado llegue tarde a cualquier coyuntura nacional o internacional. Ello explica con mucho nuestra permanente conflictividad social.

Pero en cambio nos deja de legado obras sin ton ni son que han sido también el sello característico de Chiapas. Hay malas inversiones y hay mala planeación. La lista es interminable y la siguen y la seguirán llenando, entre esas obras y proyectos están Puerto Madero, el Aeropuerto de Llano San Juan, El Biodiesel, el Aeropuerto de Palenque, el Foro Chiapas y recientemente el Estadio Víctor Manuel Reyna.

Correo: geracouti@hotmail.com

Twitter: @GerardoCoutino

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