Trump: con el futuro “emproblemado” o la era de la incertidumbre
Trump: con el futuro “emproblemado” o la era de la incertidumbre
Es evidente que; en todas las relaciones humanas, las que sean, de cualquier tipo; siempre hay ganadores y perdedores. Es la misma situación que acontece en las relaciones económicas, más si estas son globales. Había que aclarar que así ha sido; sin embargo, esa no es una condición divina. Por ejemplo, no hay mandato celestial que diga que siempre deben de existir pobres y ricos.
Trump le declaró la guerra comercial al planeta y ello es consecuencia del replanteamiento del mundo económico neoliberal y global. El camino es largo; los dos antecedentes más inmediatos son el 2007 con la crisis financiera y el 2010 con la denominada “guerra de divisas”, siguió con la guerra en Ucrania y la última estocada, se lo dio la pandemia del Covid.
Los nuevos conflictos ya no los vemos en el horizonte, ya son una realidad. El mundo se encuentra en una guerra comercial desatada por las políticas arancelarias de Donald Trump y esas políticas buscan destruir un modelo económico que -críticas aparte- tardó décadas en construirse.
Sin embargo, no es solo Trump quien se opone al orden económico internacional establecido, La sociedad americana rechaza la globalización o, mejor dicho; no le gustan los efectos de la globalización. Habrá que recordar que la exvicepresidenta y excandidata presidencial votó en contra del actual TMEC. ¿Qué tanto hubiera sido diferente con ella en una hipotética presidencial?
Ese malestar americano explica lo que al principio parecía el imposible primer triunfo electoral de Trump. Lo que resulta increíble es que el país más beneficiado económicamente por la globalización -y que además la impulsó- ahora la rechace y quiera cerrar sus fronteras económicas.
Y es que, en materia económica, la globalización transformó Estados Unidos. A nuestro vecino la convirtió de nación industrial y manufacturera, a país de servicios. Ese es un enorme cambio estructural.
Ahora, resulta evidente que, en el mundo sigue existiendo industria y manufactura. Pero se buscaron mejores condiciones para hacerla crecer. Específicamente los inversionistas buscaron regiones y países donde hubiera abundante mano de obra y además barata. Por ejemplo, el sudeste asiático.
Esa transición naturalmente que dio paso a la aparición de ganadores y perdedores. Particularmente, ese cambio estructural no fue bien recibido por los obreros americanos. Hoy las otroras áreas industriales americanas tienen dos tipos de declive: el demográfico y precisamente el industrial.
Sin embargo, el sentimiento “antiglobal” en el país más global del mundo deja numerosas lecciones incluso más allá de Estados Unidos. Lecciones que se reflejan en un concepto básico: la incertidumbre mundial porque el camino para construir un nuevo modelo económico será largo como lo fue la construcción de la actual globalización y el neoliberalismo.
Vea los acontecimientos de los últimos 60 años. Seguramente muchos recuerdan la película “Mujer Bonita” y el personaje que interpreta Richard Gere. Su oficio era de comprar grandes empresas al borde de la quiebra, las dividía y las vendía en partes más pequeñas, a un precio superior al de la empresa completa, eso era para obtener ganancias. El largometraje estrenado en 1990 explica una práctica bastante común en Norteamérica en los años 70 y 80s del siglo pasado. El vender empresas quebradas y hacerlo por pedazos, se realizaba porque se volvió insostenible -por los precios caros- producir un producto en un solo lugar.
Volvamos años atrás para explicarlo. En septiembre de 1960, en Bagdad; cinco países del mundo árabe fundan la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). La idea era lograr mejores ganancias y controlar los precios petroleros y en lo político, “descontrolar” a las denominadas “Siete Hermanas” que controlaban el 85 por ciento de las reservas internacionales probadas de petróleo.
El poder de las “Siete Hermanas” terminó y las reconfiguró el embargo petrolero de 1973 consecuencia de la “Guerra del Yom Kipur”. La consecuencia fue petróleo caro y por consiguiente inflación y mercancías caras.
Para contrarrestar las mercancías caras, aparece la “maquila” y la consecuente deslocalización; donde la industria maquiladora se expandió rápidamente geográfica y económicamente y para 1985, se habían convertido en la segunda fuente más grande de ingresos de exportación de México, después del petróleo. En los años 90 del siglo pasado, aparece el TLC, hoy TMEC.
Desde la década de los años 60s del siglo pasado y hasta la aparición de la pandemia del 2019, donde todo se comienza a replantear; ¿Cuánto tiempo ha pasado?. Por eso existe la “incertidumbre”; porque no se sabe a donde irá el mundo con las decisiones de Donald Trump y si podrá sostenerlas.
El problema es que ni siquiera el libre mercado pudo contener la desigualdad mundial. Por eso el malestar. Y es que a pesar de las desigualdades; los países antes no considerados como desarrollados ahora son exportadores netos de mercancías y manufacturas. Ese es el desarrollo que lograron los países del sudeste asiático.
A cambio del traslado de líneas de producción a otros países donde se ofrecía mano de obra barata, Estados Unidos y sus consumidores recibieron productos baratos. Ese mundo es el que Trump quiere cambiar y con el que varios americanos están de acuerdo.
Es decir, quieren cambiar un modelo de desarrollo que dicen que los ha perjudicado; pero que en realidad los ha beneficiado. En lo que tienen razón es que esa situación ha dejado saldos negativos y que estos los sufre la clase obrera. Pero la americana es una clase obrera que puede comprar barato. Cosa que no ocurre en otros países.
El caso es que mientras el mundo no sepa a donde nos llevarán las decisiones de Trump y de otros líderes políticos mundiales que también piensan como él, la incertidumbre continuará dominando la escena económica mundial. Es la era de la incertidumbre mundial.
X: @GerardoCoutino

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