Chiapas en las páginas de Rosario Castellanos

Rosario Castellanos
Foto: Archivo General del Estado de Chiapas

A propósito de la conmemoración del nacimiento de Rosario Castellanos en el territorio mexicano y particularmente en Chiapas, cabe señalar que su palabra continúa referenciando las heridas actuales de nuestra región. Tuve la oportunidad de revisar los artículos que Andrea Reyes compiló en Mujer de palabras. Artículos rescatados, observé ahí que la autora de Ciudad Real escribió sobre evidencias del presente; sus admoniciones para remediar problemas son, incluso, más apremiantes; por ejemplo, la profunda desigualdad social “infama el paisaje”, como diría Jorge Luis Borges. Es impúdica la indigencia de niños, adultos y ancianos; se han visto deambulado, junto a los semáforos, como en un mal sueño, adultos mendigando con bebés dormidos bajo un sol inclemente.

Rosario veía un estado retraído e incomunicado; en su ensayo sobre Benzulul de Eraclio Zepeda dice que “el problema principal que hasta ahora ha padecido el chiapaneco es el aislamiento. Segregada de una Guatemala próxima, anexada a un México remoto, Chiapas prolongó más allá de lo normal, y hasta quisiéramos decir más allá de lo posible, una situación económica, política y cultural inoperante”.

Los chiapanecos seguimos esencialmente confinados, se halla lejos incluso lo cercano: Oaxaca, Tabasco, Guatemala, Veracruz; lo que está junto a nosotros también sabe a lejanía, no es fácil ir a Tapachula, Ocosingo, Palenque, Bonampak, Comalapa, Motozintla, San Juan Cancuc, etc. Para bajar a las playas del Pacífico debemos pasar sobre una sucinta carretera cuyas tarifas de peaje ultrajan nuestros bolsillos. El tren maya únicamente conectó con Palenque que se halla más acoplado a Tabasco; el transporte aéreo continúa incipiente y caro, incluso arribar y salir del aeropuerto es económicamente gravoso.

En su artículo “El Chiapas de Gertrude Duby: costra pelada en lo que fue bosque”, Rosario dice que frente a la deforestación del territorio chiapaneco es central promover una campaña educativa, como la que inició Gertrude, “no se trata de conservar sólo lo que queda, sino de recuperar lo que se ha perdido y aún de acrecentar la riqueza antigua. Es importante promover personas que busquen no el bien propio, sino el beneficio de todos porque nadie se salva solo”. Un poco antes de esta observación, en 1953, Faustino Miranda apuntó, que uno de los máximos valores de Chiapas radicaba en su flora y fauna, cuya existencia potenciaría mucha riqueza, incluyendo el turismo. Cuando recibió el Premio Chiapas dijo: “urge la conservación de selvas y bosques, de cerros y serranías, pues representan el agua para los lugares bajos; el agua para el hombre, el agua para el ganado y agua para los cultivos.

Si no hay selvas ni bosques en los lugares altos, en los bajos sobra agua durante las lluvias, produciéndose desastrosas inundaciones, y faltará completamente durante las secas […]. Además, las selvas y los bosques son esenciales elementos del paisaje. Mucha de la belleza de los paisajes de Chiapas se debe a sus exuberantes selvas y hermosos bosques. Conservemos, pues, estos ricos dones de la naturaleza mientras todavía es tiempo”.

Esta advertencia cayó en despoblado. Ahora estamos sufriendo sus trastornos por soslayar lo que dijeron Faustino Mirando y Rosario Castellanos. De ahí a la actualidad se nos han muerto, cuando no contaminado, muchos ríos, lagunas y lagos; se han infectado las playas, los esteros y se han perdido manglares; los polinizadores naturales, abejas, colibríes, murciélagos, entre otros, están disminuyendo dramáticamente.

La autora de Balún Canán reflexionó sobre muchos aspectos más de la realidad Chiapaneca, el mejor homenaje que podemos hacer, es platicar con su sabiduría que duerme en sus páginas y despierta con sus lectores.

No comments yet.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Leave your opinion here. Please be nice. Your Email address will be kept private.