El laudato al Dr. Antonio García de León y Griego

Discurso Doctorado Honoris Causa Dr. Antonio García de León y Griego

Escrito por Juan González Esponda

25 de septiembre del 2025

El laureado Dr. Antonio García de León y Griego

Hoy, 25 de septiembre, quedará registrado en la historia de nuestra universidad, y en particular en las licenciaturas en Historia y Antropología de la facultad de Ciencias Sociales,como un hecho que debe ser el quiebre en su devenir, porque por primera vez se entregan simultáneamente reconocimientos a tres grandes personalidades que marcaron la vida intelectual y académica del último cuarto del siglo XX chiapaneco. Más trascendental aún, cuando en este mes, pero de hace 50 años, inició sus funciones académicas la actual Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas. En efecto, hace medio siglo ingresamos quienes hicimos realidad los sueños y las aspiraciones de los y las jóvenes de aquella época: contar con un espacio en donde realizar estudios superiores.

Debo decir que en ese tiempo nuestro país atravesabamomentos un poco convulsos. Un escenario en donde los actores centrales y emergentes eran la juventud mexicana, tal y como lo testifican los sucesos del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, y cuando el país entraba en una severa crisis económica y en lo político un agotamiento del modelo implantado tres década antes.

Chiapas vivía su propia realidad. Por un lado, la modernidad había llegado con la construcción de presas hidroeléctricas, con la expansión, y las crisis, del café, de la explotación y extracción del betún judaico, -el petróleo-, el crecimiento de su cada vez más pujante capital política y administrativa, de la milpa y el ganado avanzando sobre áreas selváticas cuyas maderas preciosas sucumbían ante el embate de codiciosos y voraces talamontes. Su gente, hombres y mujeres, heredera de culturas fundacionales portentosas, pero también de una marginación y exclusión ancestral, enfrentaba las condiciones producto de esa modernización: un verdadero mosaico de contradicciones que darían lugar a una emergencia social, cultural y política, cuyos alcances no nos imaginábamos.

Juan González Esponda, quien leyó el laudato

Ese Chiapas, que daba la impresión de que vivíamos en dos mundos a la vez, envuelto en las tensiones propias de la tradición y la modernidad, comenzó entonces a cambiar, a veces a la velocidad de una tortuga, pero cambio al fin.

Como sabemos, en septiembre de 1974 se decretó la fundación de la Unach, nuestra universidad, distribuida en tres regiones de Chiapas: Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y San Cristóbal de Las Casas. Razones de peso habrían tenido sus fundadores para ello. En el mes de octubre de ese mismo año, y luego de un proceso participativo y democrático de los pueblos, se realizó el Primer Congreso Indígena –el único hay que decirlo- que congregó a choles, tseltales, tsotsiles y tojolabales. El propósito: reflexionar, analizar, discutir y proponer soluciones a lo que entonces consideraron los problemas más importantes de su mundo real. Chiapas era así “un México en miniatura” como escribió en los años cincuenta Moisés de la Peña, en su voluminosa obra, Chiapas económico.

Pero no pretendo aquí hacer un recuento de anécdotas y acontecimientos de nuestra historia reciente sino de bosquejar brevemente el contexto en el cual el doctor Antonio García de León, un buen día, se apareció en nuestras aulas con su alegría de veracruzano, su tranquilidad y su sapiencia. Corría el año de 1976, para entonces Toño, como le decimos cariñosamente, era un antropólogo social y lingüista ya consagrado. Pronto se incorporó a las reflexiones y los debates sobre el plan de estudios de lo que sería el Área de Ciencias Sociales, creada a principios de 1977 después de la amable petición hecha por nosotros al Consejo Universitario de nuestra universidad, quedando así separada de la antañona escuela de Derecho y de su administración.

Así, nuestro plan de estudios incorporó lo que en ese momento era la tendencia dominante en la enseñanza y práctica de nuestras disciplinas: La unidad teórica y metodológica de las Ciencias Sociales, en donde teoría y práctica fueron aparejadas, caminando siempre en contradicción y concordia. La enseñanza de la Historia de Chiapas se incorporó a la formación de las tres licenciaturas: Economía, Sociología y Antropología. La enseñanza de la Historia fue así una de las columnas vertebrales en la formación de los futuros profesionales de las ciencias sociales. Y en lo administrativo y político se implantó un modelo muy alejado de lo contemplado por la Ley Orgánica de aquel momento. Tiempo después descubrí que era algo parecido a los órganos de dirección y organización de la ENAH de cuyo recinto había egresado Antonio García de León. Fue así como por nuestras aulas desfilaron personajes de la academia como Ricardo Pozas, Enrique Semo, Daniela Spencer, Armando Bartra, Manuel Coello, Alejandro Encinas, los Telerines, entre muchos otros. Algunos como docentes, otros como conferencistas recurrentes. De manera que, nuestra naciente institución quedó articulada a las corrientes, tendencias y debates que se desarrollaban en diversos centros universitarios del país. Antonio García de León fue el artífice indiscutible para que esto fuese posible.

Unos años después, y como producto de sus estudios doctorales en Historia vio la luz su magnífica obra: Resistencia y utopía. Memorial de agravios  y crónica de revueltas y profecías acaecidas en la provincia de Chiapas durante los últimos quinientos años de su historia (en 2 volúmenes). Se trata de una obra que, en primer lugar, vino a llenar el vacío que existía acerca del conocimiento de nuestro estado, algo que ya habíamos notado en el desarrollo de nuestros cursos. Lo más logrado hasta entonces era la obra Historia de Chiapas. Desde los tiempos más remotos hasta la caída del Segundo Imperio (¿… 1867) -escrita por el también veracruzano de origen, Manuel B. Trens-, aunqueinexistente en librerías y bibliotecas. En segundo, desde mi muy particular punto de vista, Resistencia y utopía, representa el parteaguas en la historiografía regional. Por ello puedo afirmar que, en cuanto a investigación y escritura, por su metodología y factura, desde 1985, año en que vio la luz esta obra, debemos concebir la historia y la historiografía de Chiapas a partir del antes y el después de Resistencia y utopía. Las reflexiones, los debates, y las pasiones desatadas por esta obra, han dado origen a una gran diversidad de temas, enfoques teóricos y metodológicos, así como el uso de nuevas y renovadas fuentes para ampliar o criticar, e incluso perfeccionar los procesos históricos que en esta -que se propone como una historia desde una perspectiva metodológica de totalidad-, se aborda, se trata de manera marginal o por obvias no se mencionan. No cabe duda que esta obra es un aporte magistral al conocimiento del devenir de nuestra historia, y para la disciplina histórica un verdadero parteaguas.

Pero, ¿quién es Antonio García de León, cuál su trayectoria académica, intelectual, y cuál su compromiso con la realidad social de nuestro país?

Nació el 27 de agosto de 1944, en Jáltipan, estado de Veracruz; es antropólogo social y maestro en lingüística por la ENAH y estudió el doctorado en Historia en la Universidad de Paris I, cuya tesis fue dirigida por el mexicanista Francois Chevalier, y publicada con el título ya mencionado. Es profesor-investigador emérito del Centro INAH en Morelos, además de profesor en los posgrados en Historia (en la Facultad de Filosofía y Letras), de Historia Económica en la Facultad de Economía, ambas de la UNAM; el 26 de marzo de 2012 la Universidad Veracruzana le otorgó el Doctorado Honoris Causa. En diciembre de 2015 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015 en el campo de Historia, Filosofía y Ciencias Sociales concedido por el gobierno de México; en el año 2016 fue ganador del Premio Clarence H. Haring Prize 2016, otorgado a la mejor obra histórica escrita en América Latina “de los últimos cinco años” por la American Historical Association de los Estados Unidos. Debo decir que es el tercer mexicano que ha logrado este galardón, antes que él lo obtuvieron don Daniel Cosío Villegas, y don Luis González y González. El galardón lo obtuvo por su magistral y voluminosa obra Tierra adentro, mar en fuera. El puerto de Veracruz y su litoral a Sotavento, 1519-1821, que constituye una importantísima contribución a la historiografía social mexicana. El primero de agosto de 2017 fue designadoAcadémico de Número por la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid, A.C., en donde ocupa el sillón número 30. Así mismo, el primero de septiembre de 2017 fue reconocido como investigador, documentalista y difusor de la música popular en México por el Museo Nacional de las Culturas del Mundo en el marco del 53 aniversario de la Fonoteca INAH.

“Ha mantenido una actividad docente muy variada, pues desde 1969 ha impartido cursos y seminarios” en la ENAH, en Ciencias Sociales de la UNACH, en la Universidad Iberoamericana, en el CIDHEM, instituciones en donde ha dirigido 62 tesis de licenciatura, maestría y doctorado. “Mantiene además una relación de cátedra y asesorías académicas con varias universidades del país: Maestría en Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Escuela de Antropología de la Universidad Autónoma de Guerrero, Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Morelos, con la Universidad Autónoma de Yucatán, Escuela de Historia de la Benemérita Universidad de Puebla, Especialidad en Historia de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y Especialidades de Historia y de Antropología de la Universidad Veracruzana. Es músico, musicólogo e impulsor de la revitalización, la investigación y el rescate del son jarocho y de otros géneros de la música mexicana.”

“Ha realizado estancias de docencia y divulgación de la historia de México fuera del país: En la Universidad de Santiago de Compostela (España), en la Universidad Complutense de Madrid (España), en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona (España), en la Universidad de Venecia (Italia), en la Facultad de Historia de Turín (Italia), en la Universidad de California, Berkeley y Los Ángeles, en el Centro Cultural y Educativo Español “Reyes Católicos” de Bogotá (Colombia), en la Universidad de Paris I (Francia), en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (Universidad de Paris III, Francia), en la Universidad de Marburg(Alemania), en la University of South Africa y Universidad of Pretoria (Sudáfrica), en la Universidad de Chicago y en la de Georgetown (Estados Unidos).”

“Desde 1982 ha participado en más de 80 coloquios y congresos internacionales, en México, Cuba, Colombia, Costa Rica, Bolivia, República Dominicana, Perú, Brasil, Argentina, Venezuela, Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Italia, Alemania, Austria, Suiza, Eslovenia, Sudáfrica, India y Japón.”

Ha recibido, además, otros premios, distinciones, medallas, reconocimientos, menciones honoríficas por su trayectoria en la docencia y la investigación. Ha publicado diecinueve libros, aquí solo hemos hecho referencia a dos de ellos, 203 artículos en diversas revistas del país y del extranjero, coautor en seis libros y autor de capítulos en ocho libros. Es compilador de la obra EZLN: documentos y comunicados, editado en tres volúmenes. Es miembro de 16 consejos de redacción o integrante de comités editoriales de revistas especializadas, pertenece a quince sociedades científicas y a ocho comisiones académicas.

Además, el doctor Antonio García de León y Griego fue coordinador del equipo indígena para la traducción simultánea del Congreso Indígena de Chiapas, realizado en octubre de 1974: español, tsotsil, tzeltal, chol y tojolabal yfue coordinador de asesores del EZLN durante el periodo final de las conversaciones de paz en San Cristóbal de Las Casas y en San Andrés Larráinzar (1996-1997), celebrado entre los rebeldes chiapanecos y el gobierno federal, mediadas por la Conai y la Cocopa. Porque, debo decirlo, Antonio García de León es un académico congruente entre lo que enseña y practica en su cotidianidad. Y es miembro fundador de la Facultad de Ciencias Sociales y por tanto también de nuestra Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas.

Antes de concluir no quiero dejar de mencionar a Lisa Rumazo quien, como confiesa García de León en el prólogo de su magna obra: Tierra adentro mar en fuera, “se encargó de mantenerme a salvo de muchas fabulaciones y fue mi piso, mi puerto, mi amor, mi cómplice y todo…” y quien fue y ha sido una maestra de quienes hemos tenido el honor y el placer de acercarnos al conocimiento, a la realidad, bajo la guía de Antonio García de León y Griego. Porque nos enseñaron que las ciencias sociales son el instrumento perfecto para conocer a hombres y mujeres desde sus entrañas y son también las disciplinas idóneas para la transformación social. Nuestro cariño, admiración y agradecimiento a ambos. El reconocimiento que nuestra máxima casa de estudios les entrega hoy por acuerdo de nuestro honorable Consejo Universitario, es más que merecido. Muchas gracias.

Juan González Esponda

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