Día de la Tierra: el recordatorio de la “conciencia ambiental”

Fotografía: Elías Ruíz Gómez. Relleno sanitario ubicado en la localidad de La Florecilla, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

Por Fredy Jiménez*

Hoy queremos aprovechar la ocasión del Día Internacional de la Pachamama, que se recuerda el 22 de abril, para compartir una reflexión con ustedes. Este día, declarado por la ONU, nos recuerda algo fundamental “no somos eternos y dependemos completamente del ecosistema que la naturaleza nos ofrece”.

Hace poco, hablamos sobre cómo se manejan los residuos sólidos urbanos a nivel mundial, y cómo esta situación se refleja en las principales ciudades de Chiapas, especialmente en San Cristóbal de Las Casas. Pues bien, el tema de hoy está estrechamente relacionado con todo esto.

Aunque no vamos a compartir datos específicos, sí queremos hacer un repaso sobre el origen del Día Internacional de la Tierra y lo que está en juego si no tomamos acciones concretas para cuidar nuestra casa.

Fotografía: Elías Ruíz Gómez. Relleno sanitario ubicado en la localidad de La Florecilla, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

El 22 de abril, Día Internacional de la Tierra. Fecha en el calendario donde algunos, incluso los que tienen menos cuidado con el planeta que con sus propias plantas de interior (seamos honestos, también terminan muriendo por descuido), aunque este día se siente más consciente del medio ambiente. Antes de que nos subamos todos al carro de la hipocresía colectiva, hagamos una pequeña pausa y pensemos en algo fundamental: la Tierra está pasando por una crisis existencial más grande, y los responsables de todo esto “son todos ustedes”, los seres humanos, bueno nosotros.

La especie humana, en su gloriosa inteligencia, ha logrado convertir al planeta que habitamos en un campo de batalla entre nuestras ganas de progresar y otros lo dicen más bonito “bienestar”; léase: crecimiento económico a toda costa y la supervivencia misma del ecosistema. Si lo miramos desde un punto de vista biológico, tal vez no seamos más que una plaga, como esas que arruinan los cultivos. En este caso, el “cultivo” es la Pachamama. En contraste, si miramos desde lo económico somos un recurso imprescindible para mantener el sistema de jerarquías de privilegios que, por cierto, no solo es insostenible, sino que también está causando nuestra propia destrucción por nuestra asquerosa gana de consumir y consumir. Y desde la perspectiva social, muchos de nosotros, los simples mortales, somos víctimas de esa misma máquina que nos consume a todos.

De dónde viene el Día de la Tierra

Antes de ponernos creativos a publicar en nuestras redes sociales sobre lo sabedores y conscientes que estamos sobre la salud de la Pachamama, vale la pena preguntarnos ¿Realmente tenemos claro el origen del Día de la Tierra? ¿sabemos cómo surgió esta fecha? La historia del Día de la Pachamama no comenzó con una conferencia intelectual de la ONU ni con un discurso inspirador de un líder mundial preocupado por el cambio climático, nada de eso fue. De acuerdo con la información disponible sobre esta fecha es que, en 1970, el senador Gaylord Nelson organizó una movilización ciudadana masiva en Estados Unidos, con la participación de más de 20 millones de personas (según las crónicas que existe sobre ese evento). Lo que se convirtió en una demostración de que ya era el momento de levantar la voz por la salud del planeta. A partir de esa movilización se crea la Agencia de Protección Ambiental de Estados (EPA) y por cierto Estados Unidos abandonó en 2020 el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, asimismo, hay un montón de leyes que, curiosamente, no se cumplen a cabalidad, casi como siempre suele suceder.

Fue hasta 2009, cuando la ONU decidió hacer oficial que cada 22 de abril se recuerda como el Día Internacional de la Tierra, probablemente después de ver que, aunque nuestra preocupación por el planeta está llena de buenas intenciones, seguimos viviendo como si tuviéramos muchos repuestos de la Pachamama a nuestra disposición y deshacer las veces que queramos.

Realmente estamos tomando acción para curar la Tierra

Según la ONU, el Día de la Tierra ha ido más allá de ser una simple fecha en el calendario para convertirse en una especie de recordatorio mundial de que el cambio climático, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, y el caos climático que estamos viviendo no son problemas que aún tengamos que enfrentar, sino que ya son una realidad presente. Por eso el lema de este 2025 es «Nuestro poder, nuestro planeta», se trata de una invitación en vez de una obligación a tomar medidas importantes y decisivas. Sin duda, llegará el momento en el que nos daremos cuenta de que tal vez ya sea un poco tarde para hacer frente a la magnitud del problema que enfrentamos.

A pasar de todo, algunos optimistas, incluso gente de la ONU insisten en que aún hay tiempo para mediantemente remediar la situación. Ese optimismo, curioso, se repite año tras año, y lo han dicho desde que tengo uso de “razón”:  dicen “no todo está perdido, aún hay tiempo para actuar”. Pero lo cierto, es que no podemos confiar en un solo día declarado por un organismo que no ha tenido la capacidad de articular propuestas concretas de solución a los problemas del planeta. Lo que se necesita es un cambio continuo y real del comportamiento humano, aquí incluye las industrias que tienen gran responsabilidad sobre la salud de la Tierra, día a día.

Qué tan comprometidos estamos con el cambio

Lo que me lleva a preguntarme: ¿realmente estamos comprometidos con el cambio? O más bien, estamos en un ciclo donde todo se convierte en un bonito mensaje en redes sociales y una “acción ambiental” puntual para no sentirnos tan culpables. Plantamos un arbolito, publicamos una foto, y después volvemos a consumir más recursos de los que podemos imaginar. Porque la verdadera cuestión no es qué hacemos un día al año, sino qué hacemos todos los días.

Entonces, este 22 de abril, si realmente quieres contribuir, tal vez deberías pensar en las pequeñas acciones que podemos implementar de forma constante. Planta un árbol, sí, pero también reduce tu consumo energético, infórmate, y comienza a cuestionar las políticas públicas que están llevando a la economía global al borde del colapso. ¿No crees que ya hemos tenido suficiente con esta historia de que “el progreso y el crecimiento económico” son los que nos salvan? La Tierra, al parecer, ya no aguanta más chinga.

Así que, este 22 de abril, recuerda el Día de la Tierra, pero hazlo con algo más que una publicación en Instagram o un evento ecológico de un día, como se suele recordar en el mundo académico. Hazlo con un compromiso real, uno que perdure mucho después de que el eco del #DíaDeLaTierra se haya disipado. Porque si no lo hacemos, tal vez los que sobrevivamos “no serán ustedes”, sino alguna otra especie que, con suerte, sepa cómo vivir en un equilibrio con la naturaleza. Y si no, siempre podemos consolarnos con la idea de que al menos fuimos parte de la gran plaga que “modernizó” el mundo. ¿Nos seguimos engañando o finalmente tomamos cartas en el asunto?

Querido internauta, aprovecho la ocasión para recomendarles un libro que se publicó en 2008, si la memoria no me falla, cuyo título es “el mundo sin nosotros” de Alan Weisman. Haz el bien sin mirar a quién, recordando que nuestro único hogar es el ecosistema que compartimos. Que la esperanza esté contigo…

*Unidad de Información de la Frontera Sur – CIMSUR UNAM

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