Artículos publicados por: María Gabriela López Suárez

Doña Fluvia dijo que la confianza es un punto importante entre quienes habitan un barrio; don Lisandro señaló que no hay que tener vergüenza para solicitar ayuda.

Corazonarnos

Doña Fluvia dijo que la confianza es un punto importante entre quienes habitan un barrio; don Lisandro señaló que no hay que tener vergüenza para solicitar ayuda.

Ese gran árbol era muy generoso, no solo les proporcionaba sombra, aire fresco sino que también había dado cobijo en sus raíces a los peludos de la familia.

El guardián silencioso

Ese gran árbol era muy generoso, no solo les proporcionaba sombra, aire fresco sino que también había dado cobijo en sus raíces a los peludos de la familia.

25N: un llamado a la reflexión y la acción contra la violencia de género

No estamos solas

Luego cerró los ojos y con un halo de esperanza dijo para sí, NO estamos solas, no estamos solas.


Marcela revisó su reloj, eran las 8:35 de la mañana, había quedado de pasar a traer a Lourdes y a Juan, sus colegas en la tienda de productos de plástico donde trabajaban. Vivían cerca de la casa de ella. Los sábados tenían como hora de entrada las 10. Estaba en tiempo para desayunar.

Los letreros en lo cotidiano

Marcela revisó su reloj, eran las 8:35 de la mañana, había quedado de pasar a traer a Lourdes y a Juan, sus colegas en la tienda de productos de plástico donde trabajaban. Vivían cerca de la casa de ella. Los sábados tenían como hora de entrada las 10. Estaba en tiempo para desayunar.

El espacio estaba conformado por una estructura a base de ramas entrelazadas en forma circular que eran cubiertas con gruesas cobijas.

Conectar, aquí y ahora

El espacio estaba conformado por una estructura a base de ramas entrelazadas en forma circular que eran cubiertas con gruesas cobijas.

Foto: María Gabriela López Suárez

Recordar al linaje desde el corazón

Mientras observaba cómo el atardecer se hacía presente, puso atención a la diversidad de árboles que tenía en su centro de trabajo, cuyo follaje se mecía al compás del viento.

‘Las manos que hablan’, dijo para sí, volviendo de nuevo la vista a sus dedos, ahora de ambas manos, como si fuera la primera vez que descubría lo maravillosas y bellas que eran, además de agradecer por lo afortunada que se sentía de tenerlas.

Las manos que hablan

‘Las manos que hablan’, dijo para sí, volviendo de nuevo la vista a sus dedos, ahora de ambas manos, como si fuera la primera vez que descubría lo maravillosas y bellas que eran, además de agradecer por lo afortunada que se sentía de tenerlas.

Observó la llegada de la noche, ese día estaban en casa Pilita, la perrita que tenían como una integrante más de la familia y ella. Jesusa, su hija y Matías, su esposo habían salido a comprar unos antojitos para la cena.

Los días de fiesta

Observó la llegada de la noche, ese día estaban en casa Pilita, la perrita que tenían como una integrante más de la familia y ella. Jesusa, su hija y Matías, su esposo habían salido a comprar unos antojitos para la cena.

Esa bolita en el seno.
Ilustración: Gogo

Me cuido, me exploro, me amo

Cuando estuvo en el lugar donde le harían la mastografía sintió que el tiempo se volvió lento.