
Contemplar el ocaso
Las mecedoras no solo eran muebles cómodos, sino que también formaban parte de las historias de la familia.
Las mecedoras no solo eran muebles cómodos, sino que también formaban parte de las historias de la familia.
La lluvia acompañó la tarde del miércoles y no precisamente como llovizna sino con un fuerte torrencial.
Errancias tiene seis recorridos en su interior, a propuesta del autor: sangre raíz, arrebatos, palabra esquiva, crujidos, los días vencidos, del humor y otros demonios. Comparto un breve fragmento de la introducción de la obra.
Le pareció que era como cuando una persona quiere volver a su centro, se detiene, hace pausas, se escucha, permanece ahí hasta que siente que retomó su eje y está lista para continuar el ritmo en su vida.
Le gustaba caminar, lo disfrutaba, cuando llovía no le resultaba tan grato.
El caer de la lluvia se escuchó. Sara se asomó a una de las ventanas de su casa. Observó que aún llovía. Recordó que tenía pendiente comprar la despensa de la casa; ella se había propuesto a hacerlo en esa semana. Normalmente se solía organizar con Raúl, su esposo, para alternarse en las compras en cada quincena. –De haber sabido que tocaría lluvia en esta semana le cambio el turno a Raúl. Ahora estamos a mitad de semana y ya quedan pocas cosas en la despensa. Voy a salir, con todo y lluvia –señaló para sí. Se preparó no solo […]
Era alrededor de las 8:40 de la mañana cuando se escuchó movimiento en la cocina de la casa, Julieta se asomó, era su papá que estaba revisando qué les prepararía para el desayuno.
¿Han escuchado este canto? Es bastante potente, se genera también como una especie de eco que se convierte en una melodía que, sin duda, arrulla en la noche.
Alcanzó a percibir el aroma de sus flores, sobresalía el de un pequeño rosal que le había obsequiado su tía Inés. Observó las flores que había en sus maceteras, todas eran bellas.