
Apagones y desprotección ciudadana
No hace falta ser especialista en la materia para darse cuenta que algo ha fallado, en los últimos decenios, a la hora de generar energía.
No hace falta ser especialista en la materia para darse cuenta que algo ha fallado, en los últimos decenios, a la hora de generar energía.
No es Panamá un país al que se le preste mucha atención en los medios de comunicación mexicanos salvo cuando han aparecido informaciones relacionadas con amaños financieros, como ocurrió con los famosos Papeles de Panamá.
Quienes conozcan la realidad centroamericana, tan cercana y lejana al mismo estado de Chiapas, sabrán las dificultades de la región para tener estabilidad política y económica, un hecho que incide de manera fundamental en aspectos imprescindibles como la educación y la investigación.
No contamos con una bola de cristal para señalar, con certeza, qué ocurrirá en esa parte del mar Mediterráneo en las próximas fechas, pero no cabe duda que la tensión militar incrementada en los últimos días no facilita encontrar una solución pacífica.
La grave crisis política está unida a otra de más largo aliento, como es la que vive desde hace demasiados años una población que en su mayoría se encuentra en extrema pobreza. En consecuencia, es lógico que la emigración sea una de las salidas de sus habitantes para intentar un mejor horizonte de vida.
El turismo, sin ser masivo, es cotidiano en Chiapas desde hace años por recibir la visita de ciudadanos nacionales y extranjeros en distintos de sus destinos, o por ser los propios chiapanecos los que se asumen como turistas dentro y fuera de las fronteras del país.
Durante años TELMEX ha monopolizado el mercado nacional; una realidad que se ha visto reflejada en la falta de compromiso y atención a los usuarios.
Hay que desearle el mejor de los éxitos a quien llegue al poder en las elecciones de junio porque, cualquiera que sea el resultado, su gestión definirá el rumbo del país en los próximos seis años. Un rumbo no exento de complejidades a nivel nacional y, por supuesto, en el ámbito interna.
La figura de Bukele se ha convertido en referente en Centroamérica, o fuera del Istmo centroamericano, así como emblema de un autoritarismo que parece imposible de alejarse de una región marcada por el colonialismo político y económico estadounidense, así como por la constante presencia de dinastías políticas teñidas por el carácter dictatorial de sus mandatarios.