El mundial tecnológicamente afectante

Foto: FIFA

Por Jorge Rosendo Negroe Alvarez*

El Mundial de Qatar es oficialmente el que más adelantos tecnológicos ha mostrado, empezando desde su naturaleza como país, pues hablamos de un desierto que subsiste gracias a su gran poder económico donde casi todo tiene que ser importado, sin embargo, vivir en un lugar tan inhóspito no ha sido barrera para los caprichos de su Emir, quien a fuerza de dólares ha logrado construir edificios, lagos artificiales, estadios y hasta una Copa del Mundo.

Además de contar con autos de exclusivos modelos en sus calles, un metro de última generación e internet en varias zonas, se trata de un sitio que exhala tecnología por doquier, donde lo tradicional cohabita con lo “moderno”, donde los camellos disfrutan de los aires acondicionados omnipresentes, hay keffiyeh (turbantes) Lois Vuitton, las espadas árabes se portan en fundas doradas y el islam se publica con iphones en redes sociales.

Esa misma idea se ha aplicado al evento más importante en su historia, pues por primera vez la tecnología ha cambiado totalmente los marcadores finales de muchos partidos mundialistas, ya que por medio del Video Assistant Referee (VAR), se ha creado una panóptica que, al estilo del Futbol Americano, ha roto la forma tradicional de entender al gol.

Y es que esta tecnología atenta contra la mística del árbitro, ese agente que cuida las normas del deporte, que marca las jugadas de manera justa pero que también se equivoca, a veces por error o a veces por conveniencia, de ese árbitro que recibe tantas mentadas de madre como dinero por arbitrar de forma profesional, pero que a la vez, cuando se presenta en circuitos amateurs, debe correr al final del juego para salvarse de golpizas, o también, en la esencia de su ausencia, durante los encuentros callejeros donde todos son el árbitro, no existen las tarjetas rojas ni amarillas y se elige colectivamente que marcar o cuando terminar (incluso lo llegan a sustituir con la regla del “gol gana”).

Pero en este mundo de la superioridad moral, de lo políticamente correcto y del “sportwashing” (utilizar actividades deportivas para limpiar la imagen) usando la excusa de fomentar un “juego más limpio” se han puesto tanto reglas más rígidas como cámaras por doquier, volviendo al estadio un mecanismo de vigilancia al estilo foucoultiano, castigando acciones tanto en la cancha como en la grada y viralizando cada segundo lo que ocurre dentro del recinto.

Es así que los cambios tecnológicos han robotizado la palabra del árbitro, la cual pasa a estar supeditada a la revisión de las pantallas, provocando además que se detenga el ritmo del juego, que aplicando la “retroactividad de la ley” se maten ilusiones y celebraciones por goles no válidos, que se marquen penales y se agreguen demasiados tiempos extra a cada encuentro futbolístico. Pero aún con el VAR la “justicia” no está garantizada, pues incluso esta tecnología ha demostrado tener fallas que ironizan su propia existencia, como por ejemplo el gol de Japón a España.

Entonces, en Qatar 2022 los resultados se han visto reflejados mayormente en eliminaciones mundialistas, tenemos como caso emblemático la de México con los dos goles invalidados que le daban el pase a la siguiente fase, pero además lo han sufrido otros equipos desde la primera ronda: Argentina, Ecuador, Alemania, Irán, Marruecos, Francia y algunos más, cosa que los afectó en los puntos necesarios para calificar.

Definitivamente si en esta Copa del Mundo no se hubiera aplicado el VAR tuviéramos resultados diferentes, Argentina no habría perdido ningún partido, México hubiera pasado como segundo de grupo, quizá alguno de los equipos que siguen vivos no estaría en esas instancias y la lista de países eliminados sería distinta.

Como sea, las únicas beneficiadas de esta “modernización” futbolística son las televisoras, las cuales hacen alarde de su logro para influir en la cancha y empujar a que los equipos más patrocinados califiquen (recordemos que las jugadas que más se revisan son las que afectan a algún “favorito”), pero aunque mediáticamente se maneje lo contrario, estamos viviendo en términos futbolísticos, un mundial Tecnológicamente afectante.

*Doctorante en Antropología Social por la IBERO CDMX y Asistente de Investigación en la misma institución. Maestro en Estudios de Cultura y Comunicación, Interesado en los Estudios Sociales del Deporte, la Fotografía, la Música, los Conciertos y los Viajes.

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