El club de los atletas olímpicos invisibles
*Por Jorge R. Negroe Alvarez
Ya estamos a la mitad de los Juegos Olímpicos de París 2024 y hasta este 2 de agosto iban entregadas 2541 medallas, esas preseas que logran sacar, a quien las recibe, de la masa gris que conforma el club de los atletas olímpicos invisibles, aquellos que no han subido al podio de los coloridos vencedores, aquellos que para esta edición perdieron la oportunidad de acceder a la elite mundial deportiva, aquellos que para esta edición conforman 8637 competidores de las 200 naciones participantes. Y eso suponiendo que no haya atletas con más de una medalla, aunque si los hay, como el francés León Marchand con 4 Oros en natación.
En fin, el club de los atletas olímpicos invisibles arropa a quienes, pese a haber asistido a unos Juegos Olímpicos, no pasaron a la historia del deporte, convirtiendo sus nombres e identidades en meros números que engrosan las estadísticas del Comité Olímpico Internacional (COI), quienes en aras de la pluralidad e inclusión aceptan países sin historia en el medallero, nada más “de relleno” para que las potencias tengan a quien ganarle.
Pero también, al menos en París 2024, admitieron a 2 equipos “especiales”: El “Equipo Olímpico de Atletas Refugiados”, que conforma a los deportistas de alto rendimiento que tienen calidad de refugiados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque gracias a su clara desventaja en la falta de apoyo e infraestructura para entrenar, nunca han ganado nada. Manteniéndose en el club de los atletas olímpicos invisibles.
Así como el equipo de los “Atletas Neutrales Independientes”, quienes son clasificados así más bien por la geopolítica global, pues este año conforman 32 elementos, sobre todo participantes rusos y bielorusos, cuyos países fueron sancionados por el COI debido a la guerra que acontece entre Ucrania y Rusia. Pero que pese a no tener representación de un país se niegan a pertenecer al club de los invisibles, pues se ubican en el lugar número 25 del medallero con un Oro y una Plata, por arriba de México e Israel (ambos en el lugar 36 hasta este viernes).
Y son precisamente los 90 integrantes del equipo israelí, quienes debido a controversiales decisiones del COI, que ha ignorado peticiones firmadas, manifestaciones y oposición de varios países que no tienen “el suficiente poder”, han mantenido su identidad nacional, pese a los ataques de su patria hacia Palestina. Aunque inevitablemente la mayoría termine integrándose a los atletas olímpicos invisibles (salvo los 3 judokas judíos que se salvaron de ingresar al club).
Pero no son sólo las presencias sin resultados victoriosos las que hacen notar en París 2024, si no también las ausencias, que en el caso de la delegación mexicana se da con uno de los deportes más llamativos para los aficionados nacionales: el futbol, del cual quedaron fuera al haber sido eliminados de la clasificación por Guatemala en 2022, lo cual solo reflejó los pésimos resultados futbolísticos internacionales que se siguen viviendo, y es que al no ser una vía controlada por la FIFA, México no tenía segura su participación en el certamen sólo por ser “sede” de la próxima Copa del Mundo.
Como sea, los futbolistas nacionales perdieron, ante los ojos del mundo, la oportunidad de ser parte del club de los atletas olímpicos invisibles. No es casualidad que la deprimente Leagues Cup entre equipos mexicanos y estadounidenses se esté realizando al mismo tiempo que los Juegos Olímpicos. Con partidos que el resto del globo no ve, ni le importan.
Para ser ganador de una medalla hace falta un largo camino de fracasos, pues si se queda en 4to. sitio es casi igual que si se estuviera en el 23 o en el 50 (no en lo deportivo, si no en lo mediático), y la personalidad del atleta se diluye en el olvido, transformándose en un invisible más que quizá tenga una nueva oportunidad de salir del club en la próxima justa olímpica.
En resumen, para unirse al prestigioso club de los atletas olímpicos invisibles se debe ser visible primero, esto es, calificar a los Juegos Olímpicos (lo cual da visibilidad a cualquier atleta) y una vez que se viaja a participar en unas olimpiadas, el siguiente paso es no permitirse ganar medalla alguna. Por lo que la mayoría de los deportistas de alto rendimiento terminan, tarde o temprano, siendo parte del club (aunque nadie quiera pertenecer en realidad).
*Doctorante en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana CDMX y orgulloso integrante del Obervatorio Maradoniano del Deporte
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