Indígenas de Zacatlán cierran la puerta a trasgénicos

 

Se trata de revalorar nuestro alimento diario. Foto: Cortesía

Se trata de revalorar nuestro alimento diario. Foto: Cortesía

 

 

Para que el 90 por ciento de los campesinos de la sierra norte sigan cultivando maíz criollo y se impida el uso de transgénicos, cuatro “custodios” de las semillas en Jicolapa, Zacatlán guiarán las festividades internacionales del maíz y elote que se realizó en Puebla.

Las fiestas en las que se pretende recuperar también el uso de las palabras nixtamal y nixcomel, son una continuación de las actividades realizadas en mayo pasado con los talleres para la elaboración de artesanías en totomoxtle –la hoja del maíz-, y el de producción del cereal denominado “Del surco a la mesa sin plagas, ni tóxicos”.

Se trata de revalorar nuestro alimento diario, explicó Mari Carmen Olvera organizadora de la celebración. Dijo que don Bruno Martínez Ortiz, Cristina García Martínez y María del Carmen y Bernardo García Martínez fueron escogidos por su comunidad para resguardar las semillas del maíz amarillo, rojo, azul, blanco, morado y del cacahuacentle.

Los custodios tienen la misión de evitar el uso de maquinaria y de fertilizantes en los cultivos para que haya armonía con la tierra y se auxilian de sus conocimientos ancestrales para evitar las plagas y lograr buenos frutos. Han logrado, indicó, obtener una producción de tres toneladas por hectárea. Sin embargo, la cosecha se dedica fundamentalmente al autoconsumo.

“Lo sembramos lo mismo en las barrancas que en las montañas” y cada paso de la vida del maíz tiene un ritual y un ofrecimiento especial desde la elección del lugar para la milpa que es un espacio sagrado; la siembra que es otro momento especial, y antes de la siembra la petición para que el viento permita que lleguen las nubes cargadas de agua desde los cerros que además albergan los manantiales, y para que no caiga el granizo ni las heladas que destruyen. A medio ciclo, hacia fines de junio, se renueva la petición de las lluvias; vendrán luego los primeros elotes y finalmente la cosecha.

En el Festival hubo

una muestra de estos rituales y de danzas agrícolas en las que participarán unas 500 personas provenientes de las comunidades de la demarcación, incluida una misa para agradecer por los elotes que se están cosechando.

Se coronará a las doncellas Xilone y Xochimilli y habrá una muestra gastronómica en la que alumnos de las universidades elaborarán tortillas a mano, tlaxcales y tlacoyos.

Además, en este esfuerzo de hacer nacer la conciencia habitantes de Zacatlán de todas las edades y también algunos fuereños, explicó Olvera Trejo, crearon un mural en el paseo de La Barranca con vidrio, madera y espejos. “Cada pedazo de cristal, cada trozo de madera, cada espejo colocado tiene que ver con nuestro alimento”.

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