Sierra Tarahumara bajo riesgo por tercera fase tardía del Covid-19

Sierra Tarahumara bajo riesgo por tercera fase tardía del Covid-19

#AlianzadeMedios | Por Patricia Mayorga / Raíchali 

CIUDAD DE MÉXICO. La situación demográfica coloca a la Sierra Tarahumara entre las 8 zonas de vulneración crítica del país en el contexto de la pandemia de coronavirus y podría sufrir las consecuencias de la tercera fase tardía, de acuerdo con el Índice de vulnerabilidad a nivel municipal en México ante Covid-19 realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Hoy inicia la implementación de la “nueva normalidad” por parte del gobierno federal y el primer paso es liberar a los municipios identificados como “de la esperanza”, es decir, podrán regresar a actividades cotidianas porque no registran casos de contagio de Covid-19 en un mes y no tienen vecindad con municipios que reportan casos.

En el caso de Chihuahua, se liberan El Tule y Uruachi, localizados en la Sierra Tarahumara, así como San Francisco de Borja, Praxedis G. Guerrero, Belisario Domínguez, La Cruz y San Francisco de Conchos.

Sin embargo, el gobernador Javier Corral Jurado anunció este lunes, que en ningún municipio en el estado de Chihuahua retirarán las medidas para contener contagios. Algunos catalogados libres de contagio, están muy cerca de Ciudad Juárez, el municipio que más defunciones y casos registra.

Para las etnias de Chihuahua: rarámuri/ralámuli, tepehuana y ódami/tepehuana, guarojía y pima el aislamiento es lo normal y al contrario, reunirse para ellos de forma esporádica en sus fiestas y rituales, es fortaleza y es una forma potente para alejar la enfermedad, como le llaman en esta ocasión, a Covid-19, explica el párroco de Sisoguichi, municipio de Bocoyna, Héctor Fernando Martínez Espinosa,

Son nómadas. Viven en comunidades de hasta una o dos familias con kilómetros de distancia a lo largo de la Sierra Tarahumara. Es difícil el contagio en aquella región, pero la pandemia no ha afectado su vida cotidiana pero sí su economía.

Mapa interactivo de Covid-19 en Chihuhaua, actualizado al 18/05/20

El estudio de la UNAM advierte que hay un grupo de 8.9 millones de personas (7.5 por ciento de población en México), habitan en municipios con vulnerabilidad crítica y entre estos, se ubican los que integran la Sierra Tarahumara, junto con municipios de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, la huasteca veracruzana y la poblana, el sur de Durango y Yucatán.

De acuerdo con Samuel Ponce de León, coordinador del Programa universitario en investigación de salud y titular de la Coordinación universitaria para atender la emergencia de coronavirus, los municipios más vulnerables, las zonas rurales e indígena, contempladas en el estudio, serían parte de la fase 3 tardía de la epidemia en el país, por lo que es importante reconocer esas regiones que son más vulnerables, además, por la poca visibilidad social y económica.

“Un poco la llamada de atención que hacemos es que tendrán que atender a esos municipios que no han tenido casos una vez que se levante la contingencia, en la exposición va a ser muy importante. Como e s una población que además no ha estado expuesta, no tiene ningún nivel de inmunidad, podrá ser parte de lo que podrá representar eventualmente una segunda ola de casos. Es algo que difícilmente podrá controlarse o contenerse porque depende fundamentalmente de la inmunidad que se va creando y evitar la movilidad completa, todo el tiempo, va a ser difícil”.

El experto llamó a que cada estado deberá hacer su propio análisis y el mapa es una herramienta de gran utilidad para valorar el nivel de riesgo para cada uno de sus municipios más vulnerables.

“Hay poca visibilidad, y nos referimos a poca visibilidad en términos de lo que pueda representar conocer la situación real en desde el punto de vista epidemiológico en salud, pero también desde el punto de vista socioeconómico. Las herramientas para hacer la vigilancia son más eficientes en los ámbitos urbanos que en los ámbitos rurales. Particularmente si es un municipio más vulnerable, el reporte será más difícil. Lo que estamos diciendo es que el numero de enfermos que no va a ser muy numeroso, lo entendemos, la mortalidad que no va a ser tampoco muy alta, pero es posible que esto pase completamente desapercibido por las propias características del municipio.

“Levantar la contingencia evidentemente es una estrategia nacional, en donde las decisiones las van a tomar en función del gran número de municipios más numerosos, más poblados, más grandes. Y quizá se tome una decisión unificada, pero quizá también se pueda tomar una decisión parcial o gradual”, detalló Ponce de León el 27 de abril, cuando presentaron el índice.

Pero advirtió que esos municipios están desfasados en relación a la mayor parte del país, porque si bien los estados están en tiempos diferentes de la evolución de la epidemia, los municipios más vulnerables están aún más desfasados, por lo que la fase 3 llegará aún más tarde.

“El impacto global será enorme”, alertó respeto de las consecuencias para los municipios más vulnerables.

El estudio contempla tres rublos de vulnerabilidad: salud, socio-económico y demográfico en tres niveles de vulnerabilidad que son medio, alto, muy alto y crítico, explicó Manuel Suárez Lastra, director del instituto de Geografía de la UNAM.

La Sierra Tarahumara es considerada una región de riesgo o nivel crítico en el rublo socioeconómico, en el que tomaron en cuenta el bienestar de la población, su capacidad económica y los derechos a los que tiene o no acceso.

Para determinar el nivel crítico de la Tarahumara analizaron el número de la población total, de adultos mayores de 60 años, el porcentaje de hablantes indígenas porque los hace más vulnerables por la discriminación; la población monolingüe, a quienes sólo hablan una lengua indígena por cuestiones de comunicación; las viviendas que tienen sólo un cuarto por el hacinamiento; el acceso a la derechohabiencia; el promedio de medios de comunicación para medir el acceso a la información; el porcentaje de menos de 5 empleados que trabajan en actividades no esenciales, porque deben irse a su casa sin recibir paga; la población en actividades esenciales porque está más expuesta al seguir trabajando.

William Lee, coordinador de investigación científica de la UNAM, detalló que el estudio es una herramienta propositiva para las autoridades, que tiene como fin ponerlo a disposición para tomar medidas preventivas en beneficio de la población.

“No es una herramienta para decir dónde va a haber muchos casos o no, no es una predicción, ni es un mapa estático, se puede cambiar con acciones. Es para indicar dónde podríamos tener mayores afectaciones si llega el virus, para saber a dónde dirigir esfuerzos”, abundó, ya que la pandemia va mucho más allá de las afectaciones en salud.

REUNIRSE AHUYENDA LA ENFERMEDAD PARA LAS ETNIAS CHIHUAHUENSES

El obispo de la Diócesis de la Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, dio a conocer que este año celebraron de forma distinta la Semana Santa en varios municipios, como Guachochi. No suspendieron las celebraciones, pero hablaron con la gente a través de los gobernadores, para hacerlo de forma distinta.

Ha sido con los gobernadores indígenas, con quienes han logrado informar a las comunidades sobre las medidas y el riesgo de que se contagien de coronavirus.

“Ellos le hicieron ver a su gente y que le ofrecieran a Dios celebrarlo en familia y no en comunidad, asumieron la responsabilidad. Norogachi (municipio de Guachochi) acató. Al principio hubo dudas y controversia, pero suspendieron. En general, nosotros nos organizamos con la comunidad, con el párroco directamente con ellos, con los gobernadores y con el ayuntamiento, con las autoridades del Seguro Social.

“Hay quienes sí hicieron fiesta, como las comunidades de San Ignacio y Cusárare. En Sisoguichi también decidieron hacerla, el padre les llevó jabón y alcohol para desinfectar”, abundó el obispo.

La organización en las comunidades continúa igual, agrega el padre Héctor Martínez. El pasado 3 de mayo hicieron el ritual tradicional para festejar la Santa Cruz, muy pocas suspendieron por decisión de sus propias autoridades.

Tanto autoridades municipales, estatales y federales, como el clero, les ha sugerido suspender las reuniones masivas, pero es difícil que dejen de hacerlo por su cosmovisión.

“En las comunidades de Tewerichi, Ojachichi y Panalachi (que pertenecen a Sisoguichi) celebraron con todo el 3 de mayo, dicen que hay que hacer fiesta para que no llegue el virus, para que se aleje la enfermedad. El aislamiento para ellos es normal, juntarse es la fuerza. Hubo tónare, teswino, están muy organizados siempre y con tiempo prevén todo para que esté listo. Sólo suspendieron actividades en Gunisachi, por decisión de sus autoridades”, abunda el párroco.

Organizaciones de la sociedad, civil, la iniciativa privada de la región, el gobierno estatal a través de la Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas y la Diócesis de la Tarahumara, se han organizado para levantar censos y entregar los apoyos destinados a las comunidades.

Los sacerdotes y autoridades están pendientes de que se tomen las medidas preventivas necesarias, como la sana distancia.

Los indígenas tarahumaras en gran parte de las regiones serranas, acostumbran reunirse los domingos y acudir a misa en pueblos más grandes, como Sisoguichi. Los sacerdotes no están oficiando misa porque han acatado las medidas de las autoridades, pero la gente de las comunidades sí llega.

En Semana Santa, en Sisoguichi también se suspendió la celebración eclesiástica, como en el resto de la sierra, pero llegaron de distintas comunidades y celebraron con sus tradiciones.

Hasta ahora, la Coepi ha invertido más de 40 millones de pesos en el plan alimentario indígena, puesto en marcha para esta pandemia. Iniciaron en las zonas urbanas, posteriormente en las rurales turísticas y han llegado a otras comunidades junto con el sector empresarial, social y eclesiástico.

LAS AFECTACIONES ECONÓMICAS

El sacerdote Héctor Fernando Martínez explica que varias personas de las comunidades de ese municipio -al que pertenece también el pueblo turístico de Creel y está muy cercano a las Barrancas del Cobre-, se dedican a la artesanía y algunas mujeres al trabajo en casa.

Sana distancia en la Tarahumara

La mayoría de ella y de ellos son agricultores que van durante el año a diferentes municipios para trabajar en el desahije y pizca de manzana, en cosecha de chile, de cebolla, entre otros, según la temporada.

Hay muchas personas indígenas desempleadas a partir de la pandemia, porque también están cerrados los internados. Las niñas, niños y adolescentes están en sus comunidades y gran parte de los padres y madres de familia, están desempleados.

Este año, algunas huertas manzaneras retrasaron el proceso de desahije por la situación, sin embargo, algunas empresas sí han ido por ellos para trabajar, sin cuidar los protocolos. Los llevan en camionetas de redilas, amontonados, por lo que los representantes de la iglesia les han pedido que implementen medidas sanitarias para trasladarlos.

“A Sisoguichi es común que lleguen al trueque, cambian artesanías, sus manzanas, pinole, por despensa, por ejemplo. Pero este año sí hemos observado que la pandemia les está afectando en la economía, llegan con la artesanía que les quedó, que no han podido vender. También traen manzanas en no tan buenas condiciones”, detalla el el párroco.

Una preocupación más que hay en la Tarahumara, es que los apoyos para los internados y escuelas que -aunque son privados atienen a población indígena-, son internacionales y saben que habrá recorte en el presupuesto, también en los apoyos gubernamentales.

A la situación de la pandemia se suma la inseguridad y la impunidad que prevalece en toda la sierra. Por ejemplo, el Bocoyna no hay ya policía municipal, los mataron y ahora la gente debe estar aislada en sus casas.

Por inseguridad y amenazas, han huido varias familias de la Tarahumara a otras ciudades. Uno de los casos más conocidos es el de la comunidad de El Manzano, ubicada en el municipio de Uruachi. Fueron desplazados en marzo de 2015 y a ellos se sumó meses más tarde, la comunidad de Monterde, del municipio de Guazapares. Son alrededor de 185 personas indígenas desplazadas desde 2015, sólo de esos dos poblados.

¿QUÉDATE EN CASA?

“Yo pienso que, para nosotros tarahumaras, es imposible quedare en casa porque vivimos al día para llevar comida en nuestras casas. Y pienso en la desigualdad media o alta y en la clase baja, ya que ellos sí tienen que quedarse en casa para pasar la cuarentena y nosotros tenemos que trabajar”, dice Cruz Sánchez Lagarda, ex gobernador indígena de El Manzano, cuando escuche la petición gubernamental: “Quédate en casa”.

Para la gente desplazada, el coronavirus llegó a dificultar aún más la situación de desplazamiento. Tuvieron que cambiar sus bosques por el asfalto para sobrevivir, con trabajo consiguieron emplearse en la construcción y otras labores temporales.

“Esto se nos pone más difícil, porque a muchos de los que tenían trabajo los descansaron y hoy están sin trabajo. La mayoría trabaja en la obra, ahí no trabajan y no les pagan. Ahora nos han apoyado con despensas de la Coepi (Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas), creo que también nos van a dar otra por parte de la CEAV. Habemos muchas familias, sólo nosotros, los que seguimos juntos hasta hoy, somos 25 familias más otros que han tenido que salir y no tienen apoyo de nadie, es más difícil para ellos”, cuenta Cruz Sánchez.

El caso de El Manzano se encuentra ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con el expediente 106/15, pero no todas las comunidades han corrido con la misma suerte para dar elevar la exigencia de justicia.

EN CHIHUAHUA SE ABRE NINGÚN MUNICIPIO

En el estado de Chihuahua se registran 201 defunciones por Covid-19 y hay mil 105 casos confirmados oficialmente, pero se estima que son más de 7 mil con las estimaciones del método Centinela, de acuerdo con la Secretaría de Salud estatal.

El director médico de la Zona Norte de la Secretaría de Salud, Arturo Valenzuela Zorrilla, informó que los casos de contagio se encuentran en 30 municipios, la mayoría se concentran en Juárez y Chihuahua.

Los municipios serranos que reportan casos acumulados son 4 en Guachochi y uno en cada uno de los siguientes municipios: Bocoyna, Guadalupe y Calvo, Madera, Temósachi y Urique.

Parral y Cuauhtémoc son considerados entradas hacia la Sierra Tarahumara por diferentes puntos, el primero reporta 19 casos y el segundo, 12.

Javier Corral anunció la estrategia para reactivar las actividades económicas, educativas y sociales en el estado de Chihuahua, y aseveró que la salud es la prioridad.

“El virus se ha quedado para siempre, esa es la nueva realidad, por eso en Chihuahua actuamos con responsabilidad (…) No debemos arriesgar un proceso rápido indiscriminado, tenemos que hacerlo cuidadoso, ordenado, paulatino.

“Esto es no sólo gradual sino dictado por una serie de consideraciones que tendremos que ir analizando, evaluando en dos sentidos: en materia de velocidad o nivel de transmisión del contagio en el estado, la ocupación hospitalaria y sobre todo de las unidades de cuidados intensivos en nuestras unidades médicas y también, el cumplimiento del protocolo sanitario que se le pida llevar a cabo a todas las empresas”; detalló el gobernador.

Dijo que una de las consideraciones que se tomó en cuenta para no reabrir es la conexión intermunicipal o la calidad fronteriza de Juárez con el El Paso, Texas. “Entonces, propiamente en el estado de Chihuahua no abrimos ningún municipio de la esperanza”.

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