«Queremos heredar espacios seguros»

La toma de las instalaciones en la CNDH por parte de mujeres víctimas de violencia cumplió dos semanas. Algunas víctimas que iniciaron la movilización ya se fueron y otras más llegaron. La postura de las activistas continúa en que mantendrán el refugio abierto para las mujeres que necesiten habitar un espacio seguro


#AlianzadeMedios | María Ruiz de Pie de Página

Fotos: María Ruiz

MLV lleva cuatro días habitando la “Okupa”. Para ella los verdaderos cambios se dan cuando se pone el cuerpo. Por eso decidió llegar a apoyar este espacio y, como dicen sus compañeras, “acuerpar” la toma de las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos(CNDH). Ve un paso histórico en volverla un refugio para las mujeres:

“Es una ruptura. Un ‘ya llegamos y llegamos para quedarnos’; y quiero que todas las mujeres que sufren violencia, o han sufrido, puedan verlo como un lugar al que pueden llegar y sentirse abrazadas”, cuenta MLV, quien ha pedido nombrar su anonimato con esas tres letras.

-Las feministas del pasado nos dejaron el derecho al voto, a la educación, ¿ustedes qué buscan dejarle a las que vienen? 

-Espacios seguros. Creemos que es muy utópico decir terminar con la violencia. Ésta seguirá existiendo. Pero en el proceso para que esa violencia ya no exista, queremos crear espacios seguros para que se refugien -responde la integrante del bloque negro.

Durante la entrevista, la joven manda un mensaje para las mujeres que en otros estados están tomando simbólicamente las instalaciones de las comisiones de derechos humanos:

“Estamos con ustedes, son súper valientes, entendemos que la represión que existe fuera de CDMX es mucho mayor. Las admiramos y cuentan con nuestro apoyo”.

Y otro para todas:

“Este fue un lugar tomado y creado para todas, para que tengan un lugar seguro donde sentirse abrazadas y puedan desarrollarse plenamente en todos los aspectos de sus vidas. Aprovechenlo. Aunque intenten separarnos vamos a seguir unidas, seguimos con los mismos objetivos, este sigue siendo un espacio para las mujeres”.

Hace cinco años MLV conoció el feminismo gracias a sus amigas. Desde entonces desarrolló conciencia y empatía con las causas sociales. Ve en el feminismo un movimiento que implica ejercicios continuos por y para las mujeres, para su beneficio y seguridad.

Integrante del bloque negro al interior de la toma-refugio en la CNDH.

¡Las defenderé con mi bastón!

La señora Fausta García es vecina de Tacuba 60. Cuando se enteró que habían tomado las instalaciones de la CNDH no solo dio gracias a Dios, también llegó a apoyar. Relata que alguna vez pidió ayuda de la comisión y no la obtuvo:

“A este lugar vine a pedir apoyo y no hubo. Ya tiene tres años de que me tumbaron los dientes en el ISSSTE. Vine aquí y apoyo hay pero para el delincuente, nunca para el afectado”, cuenta la mujer de 84 años de edad.

Fausta García se declara voluntaria de la toma. Pasa los días en su silla de ruedas en la entrada del refugio donde vende dulces y cigarrillos. También les lleva comida. Por ejemplo, el viernes les hizo arroz y el sábado les traerá arroz con leche. Para que no gaste, las chicas le dan los ingredientes. García cuenta que le han regalado cobijas, despensa y le gustaría que el edificio se lo queden las chicas:

“Me han apoyado muchísimo. Como yo vivo de mis cigarros y mis servilletas bordadas…  mejor aquí los vendo y no en la calle. Como pueda las defenderé, (hasta) con mi bastón. Quiero que este edificio sea para mis niñas que lo tomaron, y para todo el país. Que quede en la historia, que mis nietos y tataranietos aprendan a defender sus derechos como ellas” dice la señora.

Una de las chicas se acerca a ella, ya casi es la hora en la que tiene que irse, su hija la va a recoger. Varias jóvenes buscan andadera, una le mete leche y arroz a su bolsa. Entonces la señora García les dice: “mis niñas, yo doy la vida por ustedes, ¡arriba los ovarios y abajo los huevos!”.

La Señora Fausta García pidió ingredientes para hacerles arrocito con leche: “para tener más ovarios”.

El pliego petitorio del bloque negro

Erika Martínez acudió a la Secretaría de Gobernación el día jueves 17 de septiembre por la mañana a la cita de las familias que tienen tomadas las instalaciones de la CNDH. Ella busca justicia por su hija, quien fue abusada sexualmente en 2017. Erika fue de las primeras mamás en llegar a la toma del edificio y su hija fue quien pintó el ahora icónico cuadro de Francisco I. Madero.

A diferencia de la primera reunión en Gobernación, a la que entró para dialogar sobre las demandas de la toma junto a Yesenia Zamudio, en esta segunda, a la señora Martínez no la incluyeron en la lista de asistentes. Le dieron una cita para el día siguiente, pero el viernes no fue atendida ni pudo hablar con Olga Sánchez Cordero. A ella y a las integrantes del bloque negro las trasladaron a las oficinas del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Al llegar les pidieron que, para poder ingresar al edificio, se quitaran las capuchas. Como ellas se negaron, les propusieron atenderlas en un café.

Al final  lograron entregar su pliego petitorio a María Fabiola Alanis Sámano, titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim). La titular se comprometió a dar seguimiento a todos los puntos de su pliego y las chicas consideraron que les fue bien:

“Ya se nos recibió el pliego y todavía mejor al recibir la noticia de que están preparando acompañamiento para Elis (estudiante de la FES detenida arbitrariamente). Nos dieron la noticia de que el Estado de México no va a cazar a las chicas de Ecatepec, ni a las que fuimos reprimidas y nos pidieron que las que fuimos agredidas presentemos denuncia”, compartió Erika Martínez.

La señora Martínez cuenta que las autoridades les ofrecieron ser canalizadas a otro espacio con todas las condiciones para un refugio, pero la toma es tan histórica que no piensan moverse. Pidieron que el edificio se entregue como “okupa” pero en el Conapo les informaron que esa decisión le corresponde a la CNDH.

Peticiones divergentes

En la reunión del día anterior, Yesenia Zamudio y los colectivos de familiares que buscan a sus familiares desaparecidos, quienes habitaron la toma de la CNDH por una semana, pidieron la renuncia de la titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra.

El bloque negro, la colectiva Crianza feminista y Erika Martínez, quienes continúan dentro de las instalaciones de la comisión, no buscan la renuncia de la titular, en cambio piden:

La liberación de Elis Hernández, estudiante de la FES Acatlán de la UNAM, presa desde el 25 de agosto por protestar contra el acoso en su universidad; un informe semanal sobre acciones para erradicar la violencia contra las mujeres en las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador; la renuncia inmediata del grupo policiaco que reprimió a sus compañeras en la toma de la Codhem, Ecatepec; que el Estado genere un protocolo con perspectiva de género para medios de comunicación; garantía de seguridad a todas las que habitan la okupa, niños madres y cuidadoras; que el Estado garantice solución a las demandas de las madres de víctimas y que les acondicionen baños y regaredas en el edificio de la CNDH, hoy refugio para mujeres.

Mujeres del bloque negro al interior de la toma en sus tareas diarias de cuidado colectivo.

Reorganización del refugio

El jueves 17 de septiembre Yesenia Zamudio, quien los primeros días fue la cara más visible de la toma, decidió irse. Ese mismo día también partieron rumbo a Guerrero parte de las familias que buscan a sus desaparecidos. Ellas y ellos no eran las únicas víctimas dentro:

“Día a día estamos recibiendo estudiantes que por la pandemia y la falta de trabajo pierden su lugar en donde vivir. Además de las familias, es un lugar para atender violencias a mujeres y niños”, explica Erika Martínez.

La señora Martínez advierte que decir que ya no hay víctimas dentro es un error porque muchas de las chicas que se autodenominan feministas lo hacen a partir de haberse enfrentado a violencias contra ellas, y hay chicas dentro que han vivido algún tipo de acoso o violencia sexual.

Después de la entrega de su pliego petitorio en el Conapo, Martínez y las chicas del bloque negro regresaron al refugio. Al llegar quedaban las últimas familias que buscan a sus desaparecidos, esperaban en la entrada su transporte para regresar a sus estados. Uno de ellos entró a despedirse y agradecer a las chicas, a decirles que está con ellas.

Más tarde una chica proveniente de San Luis Potosí tocó a la puerta. Pidió asilo porque llegó a Ciudad de México a trabajar y no tiene dónde quedarse. Fue bienvenida.

Con la partida de las familias, el refugio se reorganizó. Erika Martínez tomó el megáfono y pidió a las mujeres del bloque negro que se acercaran a ella:

“No habrá comisiones de limpieza. Confío en que cada una es responsable y lavará y tendrá limpio su espacio”, dijo a un grupo de mujeres encapuchadas, quienes después del mensaje llenaron cubetas con agua, jabón y cloro para limpiar baños, cuartos y cocina.

Limpieza de las instalaciones tras la partida de las familias de desaparecidos.

Las familias buscadoras que se fueron

Las familias que buscan a sus desaparecidos asistieron el jueves pasado a una reunión con Olga Sánchez Cordero en Segob. No todos entraron, pero a todos les pidieron sus datos y número de carpeta.

Esa tarde, una de las asistentes explicó las razones por las que dejaron el edificio de la CNDH.

“A Yesenia la conozco desde el 2018. Nos acompañó en el plantón de Segob. Estábamos en huelga de hambre y nos visitaba. Siempre hemos tenido el contacto con ella”, cuenta María Guadalupe Rodríguez Narciso, representante del colectivo Padres y familiares de desaparecidos secuestrados y asesinados en Guerrero.

La señora María Guadalupe busca a su hijo Josué Molina Rodríguez, quien desapareció en Guerrero. Ella vivió en la toma de la CNDH durante una semana y participó el día 14 de septiembre en la antigrita feminista por justicia. Narra que las feministas no las trataron bien:

“No somos nuevas aquí. Nos ningunearon. Nos dijeron ‘¿tú cómo te llamas?’, ‘¿quién eres?’, bien groseras. Aquí quien tomó (el espacio) fuimos nosotras, las víctimas. Nos deslindamos del bloque negro porque sufrimos agresiones desde el tercer día que llegamos. El día del grito sacaron a dos compañeros víctimas. No podemos continuar con esas agresiones. A una persona de la tercera edad, víctima del municipio de Chilapa, le gritaron y lo pusieron a calentar tortillas. Además entran a destruir y la gente mayor de los pueblos no está acostumbrada a eso. Hay muchas cosas por las que nos vamos y por las que no podemos estar con ellas”, recordó la señora Rodríguez.

La señora Guadalupe organizando la partida de sus compañeras.

Una de las chicas del bloque negro, quien pidió anonimato, recuerda el momento de las tortillas:

«Lo que pasa es que el señor llegó con su esposa y le dijo ‘órale, caliéntame las tortillas’. Y nosotras le dijimos que aquí iba a ser parejo. Aquí todas nos hacemos todo, nada de ‘sírveme porque eres mi vieja’», recordó.

La feminista aseguró que la mayoría de los familiares se llevaban bien con ellas y decidieron irse porque ya habían conseguido su reunión con Olga Sánchez Cordero.

Sobre esa reunión, Guadalupe Rodríguez cuenta que sólo dejaron pasar a 15 personas.

“No a todos se les resolvieron los asuntos, pero agendó una reunión en Guerrero. Queremos tener la confianza de que es el inicio de la atención porque siempre confiamos y al final nos traicionan. Si no, también vamos a tomar Segob, porque ya no podemos estar pasando más atropellos ni victimizaciones”, señala.

Además de que anotaran los folios de sus carpetas Karla Guerrero, quien busca a su esposo desaparecido en 2014 en Veracruz, contó parte de las peticiones que hicieron a Segob:

«Se abrió canal de diálogo, y vamos a ver qué sucede. Pedimos que atiendan búsqueda, dilación de expedientes, CEAV, englobamos todas las necesidades desde que iniciamos. También solicitamos apoyo para los niños que no pueden tomar clases».

Afuera, algunos de los familiares esperaron a que terminara la reunión, entre ellas Agustina. Ella llegó de Chilpancingo y busca a su esposo desaparecido en Guerrero. Ya no se quedará más tiempo, decidió regresar a su estado porque tiene hijos y trabajo. Al final, dice, siempre es lo mismo, de las reuniones nada más quedan promesas.

La familias de personas desaparecidas decidieron irse de la toma de la CNDH tras la reunión en Segob.

De regreso a la toma de la CNDH, en el centro de la capital, las familias se dividieron entre las que se iban el jueves y las que partirían al otro día. En una camioneta tipo van color blanco se fueron las primeras. La partida coincidió con el descanso de la asamblea a la que el bloque negro convocó de emergencia. Un grupo de chicas salió de las instalaciones y al ver que se iban las familias les dijeron «adiós, les queremos, buen viaje”. Una manita se asomó despidiéndose desde la ventana de la camioneta y siguieron su camino.

Familiares en busca de sus desaparecidos durante su partida del refugio.

Norma Andrade también estuvo ese día. Saludó a la señora Lupita Martínez, se abrazaron y hablaron de las veces que han coincidido en la lucha. La señora Andrade es madre de Lilia Alejandra García Andrade, víctima de feminicidio en Ciudad Juárez. Por la mañana asisitó a Segob y por la tarde a la Okupa feminista a dejar unos víveres.

“Yo voy a cumplir 20 años y no han detenido (al feminicida). Les acepto que del 2001 al 2009 no sabíamos por dónde empezar, pero en el momento que dejó ADN las cosas cambiaron. Son 10 años y todavía no lo detienen. Claro que me dan ganas de estrangular a medio mundo. Hablé con (Vicente) Fox, con (Enrique) Peña Nieto, (Felipe) Calderón. Éste (AMLO) ni los feminicidios quiere reconocer. Participé en sus mesas de trabajo de abrazos no balazos, ¿de qué nos sirvió? Ya pasaron dos años de las mesas que estuvo haciendo en todo el país para hacer un plan de trabajo y ni siquiera nos lo han presentado. Lo que se necesita es que nos unamos, que dejemos los egos y liderazgos, que dejemos todo eso atrás”.

En esto coincide con la señora Martínez, quien menciona: “si nos peleamos, estamos unidas ante el gobierno”.

La salida de Yesenia Zamudio de la okupa

Yesenia Zamudio perdió a su hija en el año 2016. Tenía 19 años y se llamaba María de Jesús Jaimes Zamudio. Los peritajes concluyeron que fue arrojada por la ventana de su habitación. Tuvieron que pasar dos años para que la señora Zamudio tuviera acceso a la carpeta de investigación.

Desde entonces Zamudio ha recorrido un largo camino de protestas hasta llegar a la apertura de la carpeta 09-2019 por la por la violación de los derechos de su hija y de su familia.

De 2019 al presente, Yesenia Zamudio se reconoció a sí misma como una madre que está tan enojada que “romperá y quemará” lo necesario para tener justicia. Durante la protesta por las fotografías publicadas del feminicidio de Ingrid Escamilla por el periódico La Prensa la señora Zamudio participó en las acciones directas junto al bloque negro. Las feministas del bloque la acompañaron en más protestas durante el 2020.

Pero fue hasta el homenaje en el domicilio de Ingrid Escamilla que las palabras de Yesenia Zamudio se viralizaron. Cuando la tía de Ingrid Escamilla mostró su desacuerdo con las acciones directas de las feministas, Yesenia expresó:

“Y si quemo y rompo y hago un pinche desmadre en esta ciudad, ¿cuál es su pinche problema? Yo no soy una colectiva, ni necesito un tambor, ni un pinche partido político que me represente. Yo me represento sola y sin micrófono. Soy una madre que me mataron a mi hija, y sí, soy una madre empoderada y feminista, ¡Y estoy que me carga la chingada! Tengo todo el derecho a quemar y a romper, no le voy a pedir permiso a nadie. Porque yo estoy rompiendo por mi hija. Y la que quiera romper, ¡que rompa! Y la que quiera quemar, ¡que queme! Y la que no, ¡que no nos estorbe!

A partir de ese momento el bloque negro y la señora Zamudio se unieron más, al grado de que no se entendía si las mujeres con capucha eran parte de Ni una menos, colectiva a la que pertenece Zamudio. Hasta que tomaron las instalaciones de la CNDH y sus caminos se separaron.

El 14 de septiembre, durante la protesta en la okupa, contra la celebración del grito de la independencia, esta separación se hizo visible. Pero fue hasta dos días después que el Bloque Negro se deslindó de cualquier discurso y acción de la señora Zamudio.

El distanciamiento comenzó durante la antigrita en el que Yesenia exigió a las integrantes del bloque negro que se callaran y escucharan a las mamás de las colectivas de desaparecidos. Comenzó hablando sobre que no era momento de pensar en el separatismo:

“Aquí no estamos de que somos separatistas o no. ¡Es un frente nacional!, ¡¿no les queda claro?! El bloque no viene a hablar, el bloque se queda callado a acuerpar a las familias. El bloque no se tiene que nombrar. No sean pendejas, el bloque es acción, no pinches blablabla. El bloque se queda siempre callado”.

Esto causó que al siguiente día mujeres que escucharon el discurso se posicionaron a favor o en contra. Yesenia Zamudio fue cuestionada sobre los fondos que le depositaron a su cuenta y tras esta petición decidió irse de la Okupa argumentando que estaba siendo violentada y que su familia fue amenazada.

Desde entonces, la señora Zamudio ha realizado varias publicaciones en Facebook en torno a la toma de la CNDH y posteriormente a los avances en la investigación del caso de su hija Marichuy. Este lunes anunció que pronto dará una conferencia de prensa para transparentar las donaciones que llegaron a su cuenta bancaria.

El bloque negro publicó en su cuenta oficial que ellas no tenían problemas con ninguna persona dentro o fuera de la okupa y que reconocían la lucha de Yesenia Zamudio y que celebran que la Corte Interamericana aceptó revisar su caso. Además especificaron que el Frente Ni una menos ayudó en la elaboración del pliego petitorio con las bases legales que les permitió tomar las instalaciones pero que la toma había sido decisión suya.

Antigrita feminista, 14 de septiembre 2020.

Para MLV lo más importante en este momento es no abonar a los discursos de separación:

“Lo único que queremos es que aunque intenten separarnos, vamos a seguir unidas. Seguimos con los mismos objetivos, éste sigue siendo un espacio para todas las mujeres. Lo que les diría es que en una historia siempre hay dos versiones. Que escuchen las dos versiones, que fomenten el pensamiento crítico y ante las dos posturas, decidan”.

Otra de sus compañeras agregó::

“Decidieron irse. Va a ser siempre así, va a ser algo cíclico. Así como Yesenia estuvo, vendrán más personas y nosotras lo que queremos es que se haga caso a todas. Haciendo lo que se necesite, tomas, quemas, lo que tengamos que hacer para que todas las víctimas que entren y salgan se les escuche. Yesenia necesitaba ruido, se le dio ruido y no estoy diciendo que ya no necesite apoyo, siempre que lo necesite lo va a tener, pero no es la única víctima. Es por las que están adentro, las que vienen y van a venir. Porque una vez que abrimos el camino, que nos paren va a ser muy difícil, venimos decididas”.

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