Alimentos, tecnología y Covid19

Foto: Cortesía¡

Por Marisol Jiménez Núñez*

La contingencia sanitaria ¡nos cambió la vida! y trastocó, entre otras cosas, un evento fundamental: comer. Además, nos llevó a usar las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) para asuntos nunca imaginados.

Con el interés de identificar los hábitos en el consumo de alimentos en el sureste mexicano a raíz del confinamiento sanitario realizamos una encuesta a un grupo de 40 consumidores y consumidoras de clase media y con autonomía de compra en cinco ciudades: San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; Villahermosa, Tabasco; Minatitlán, Veracruz; Juchitán de Zaragoza, Oaxaca y Matías Romero Avendaño, Oaxaca. Las personas que participaron tienen un perfil heterogéneo en cuanto a profesión u oficio, género, edad, escolaridad y tamaño de familia. El 89% vive en hogares con 2 o más integrantes; el 75% tiene entre 26-65 años de edad; el 22.5% entre 18-25 años y el 2.5% es mayor de 65.

Asimismo, se entrevistó al director de Servicios Municipales de Matías Romero y al responsable de un Acopio de Reciclaje para identificar el flujo y tipo de desechos.

La encuesta revisó la sostenibilidad del consumo de alimentos, su integración en la economía local, el uso de TICs y la expectativa ante el periodo post-pandemia, asumido como “nueva normalidad”.

 

¿Qué cambió con la pandemia?

Antes de la pandemia más de la mitad de las personas (62.5%) no utilizaban ninguna plataforma de comunicación vía internet para comprar o vender alimentos.

Durante la pandemia,  77.5% de las personas encuestadas incrementaron su consumo de cereales y leguminosas como arroz, maíz, frijol, habas, lentejas, avena; sólo 22.5% redujo la ingesta de este grupo de alimentos y nadie dejó de consumirlos, además sumaron a su dieta huevos y lácteos, así como frutas y verduras frescas (70% y 67.5%, respectivamente), (gráfico 1).

Inferimos que se reforzaron hábitos alimenticios tradicionales a base de maíz y frijol; hecho importante considerando que, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP, 2020), estos estados generaron una producción agrícola del 26.5% nacional, reportado hasta el 31 de agosto de 2020.

Así, identificamos que es posible impulsar el consumo de la producción agroalimentaria local y regional e incentivar una alimentación más saludable, considerando que el porcentaje de población de 20 años o más con obesidad en el estado de Chiapas es 29%, Oaxaca 30.5%, Veracruz 39% y Tabasco 47.3% (INEGI, 2018); una condición que vulnera la salud de su población y agrava la amenaza de Covid-19.

Mención especial merece que disminuyó la ingesta de pescados y mariscos, aunque el periodo de cuaresma ocurrió durante el confinamiento y la mayoría de las ciudades en estudio, dada su ubicación geográfica, tienen un alto perfil de consumo de dichos productos.

Poco menos de la mitad (47.5%) incrementó el consumo de comida preparada, es decir, aquella que no se cocina en casa; mientras que otro grupo notable (40%) redujo su ingesta. Esto probablemente indica que la comida preparada y consumida en casa se incrementó, pero la consumida fuera se redujo por el riesgo sanitario.

De la entrevista realizada al Ing. Carlos E. Villeda Ordaz, director de Servicios Municipales en Matías Romero, sabemos que aumentaron los residuos relacionados con alimentos industrializados (empaques plásticos y botellas de PET), pasando de un volumen diario de 7.5 camiones de volteo a la recolección de 10. Mayra Villalón García, responsable de la Recicladora “Los Poblanos”, confirmó que los materiales de empaque de alimentos que más reciben son plásticos que se generan principalmente en los mercados y hogares, y en segundo lugar latas de fierro.

 

La “nueva normalidad”

Las motivaciones más importantes para el consumo del mercado local son incentivar la economía comunitaria del municipio (58%), apoyar la economía de amigos y familiares (48%), y favorecer a pequeños productores (43%).

El 43% valora que establecimientos cumplan con protocolos visibles de limpieza y desinfección, y el 37.5% fija la atención en reafirmar la cultura y tradiciones.

Hay atractivos ecológicos, p.e., el 80%  quisiera disponer de más alimentos frescos y menos procesados; a pesar de que el consumo de comida preparada y empaquetada es alto. Poder adquirir alimentos cultivados de manera agroecológica es importante para el 53% y al 47.5% le interesa conocer el origen, producción y elaboración de los alimentos que consumen. Se vislumbra entonces que los consumidores perciben riesgos microbiológicos y físico-químicos vinculados con alimentos; en contraste, no se observa inquietud respecto a las repercusiones sanitarias y ecológicas derivadas de los empaques alimentarios, sean industrializados o no.

 

Las TICs en las compras de alimentos

La pandemia impulsó las TICs hacia una nueva dimensión para afrontar la crisis económica: comprar y vender alimentos. La amplitud de contactos digitales permitió el acceso a un mercado virtual y ventas reales. Cerca de la mitad de las personas encuestadas (47.5%) lo constatan y una tercera parte (30%), mayormente consumidores entre 18-25 años de Matías Romero, no las utiliza para este fin.

Tal vez debido a los costos de entregas a domicilio, dificultades de acceso a internet, poca diversidad de productos ofertados, ausencia de competencia vía ese canal de mercado, desconfianza sensorial ante la compra virtual de alimentos (p.e., textura, color, olor).

Comprar por WhatsApp es 45% más importante que Facebook (gráfico 2).

El 15% considera que después de la pandemia seguirá comprando alimentos vía digital; en tanto, el 48% optará por una combinación entre compras físicas y en línea.

Las Apps existentes para la compra de alimentos sirven principalmente a grandes cadenas de supermercados; por lo que al cuestionarles si consideran útil tener una plataforma con productos y servicios del mercado local para compras y entregas a domicilio, el 87.5% respondió afirmativamente. La tercera parte (33%) opinó que la mejor opción sería una aplicación móvil mientras el 28% considera viable WhatsApp y un 20% prefiere las operaciones de compraventa vía Facebook. Al 55% le interesa adquirir frutas y verduras, al 40% abarrotes y al 37.5% granos y cereales a granel, así como comida preparada (gráfico 3).

 

 Nuevas oportunidades en el mercado de alimentos

La  Covid-19 ha retado a los sistemas de salud, economía, comunicación, producción y distribución de alimentos, pero también la gestión de residuos; evidencia virtudes y desafía nuestros hábitos ante afectaciones humanas, económicas y ecológicas. La necesidad y el placer de alimentarnos, nos exige promover, desarrollar y establecer hábitos de consumo locales y sostenibles. Oportunamente, el nuevo etiquetado de advertencia nos empodera ante el insostenible analfabetismo nutrimental y de salud.

Nuestra encuesta reconoció nuevas prácticas alimenticias frente a coyunturas: mentalizamos la sana distancia, la seguridad alimentaria, la agroecología, lo fresco, lo saludable, lo local, las tradiciones culturales y el comercio electrónico. Optamos por más alimentos preparados pero ingeridos en casa, menos pescados y mariscos y, lamentablemente el uso de más empaques, lo que limita el desarrollo sostenible. Corroboramos que las TICs impulsan hábitos de higiene, convivencia social y pueden motivar las compras locales en beneficio de pequeñas economías.

*Postulante para el Doctorado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), y Dora Elia Ramos Muñoz, investigadora del Departamento Sociedad y Cultura de ECOSUR.

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