La agroecología como solución ante la crisis ambiental en México
En la región cada vez existen más grupos y colectivos como los huertos comunitarios «Somos Tierra» de El Grullo y «Las Tarjeas» en El Limón, así como el Casco Agroecológico en Las Paredes, la Comunidad de Aprendizaje Urbano-Campesina en Autlán y el Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega, que se han posicionado como iniciativas exitosas en agroecología.
Por: Darinka Rodríguez en Letra Fría
Autlán de Navarro, Jalisco. 29 de abril de 2022.- (Letra Fría)– A principios de este año, el medio de periodismo ambiental independiente en Latinoamérica «Mongabay Latam» consultó a diversos especialistas para conocer los grandes retos ambientales a los que México tendría que hacer frente durante el 2022, resultando la crisis climática, la deforestación y la pérdida de la biodiversidad como las principales problemáticas medioambientales a combatir.
El día de hoy, casi a punto de concluir abril «Mes de la Tierra», dichas problemáticas continúan más vigentes que nunca, y aunque a simple vista podrían parecer situaciones aisladas, lo cierto es que en Jalisco y en la región Sierra de Amula, los daños ambientales encuentran su origen en una misma práctica: la agroindustria.
En el Valle de Autlán los impactos negativos de la agricultura intensiva se hacen más evidentes. Este modelo de producción dependiente de los agrotóxicos, no solo ha incumplido con la promesa de alimentar a la población o reflejar mayores ganancias para los agricultores, sino que además ha privado a las personas de su derecho a gozar de un medio ambiente sano y por consiguiente a una vida saludable.
Un ejemplo claro de ello fue el caso de la telesecundaria Venustiano Carranza en El Mentidero, donde los estudiantes se intoxicaron de manera aguda con los plaguicidas que eran rociados en la parcela escolar aledaña, misma que se rentaba para el cultivo de pepino. Fueron los investigadores del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente y de la Universidad de Guadalajara (UdeG) quienes confirmaron la presencia de cuatro plaguicidas en la orina de las y los adolescentes: Glifosato, 2,4-D, Molinato y Picloram.
En el año 2019 después de documentar el caso de intoxicación de los adolescentes de El Mentidero, la periodista ambiental Mayra Vargas informó en una nota publicada en Letra Fría, que en el Valle de Autlán se utilizan al menos 20 plaguicidas como método para controlar o destruir las plagas que dañan a las plantaciones agrícolas, particularmente las de caña y agave.
El daño a la salud humana es solamente una de las consecuencias negativas que acarrean los sistemas de producción agroindustriales. De acuerdo con Rodolfo González Figueroa, campesino perteneciente al Grupo de Agricultura Orgánica La Ciénega, la agroindustria también daña el tejido social y elimina el sentido de comunidad.
«En los sistemas de producción agroindustriales no existe la visión de las mujeres, niños y jóvenes. Es un sistema patriarcal y extractivista orientado a producir mercancías, y no al bienestar social y ambiental. Ha eliminado la posibilidad de tener una soberanía alimentaria y la posibilidad de acceso de las mujeres a la tierra, una injusticia en el aprovechamiento de los recursos naturales», expone González Figueroa
Desde hace más de 20 años, el Grupo de Agricultura Orgánica La Ciénega ha resistido frente a la agricultura extensiva e industrializada, practicando y promoviendo las prácticas agroecológicas en los municipios de la región Sierra de Amula y en todo Jalisco.
«Las prácticas agroecológicas en primera instancia recuperan el sentido de comunidad, porque se hacen desde la interacción. Es una forma de producir donde caben todas las visiones, la sabiduría de todas las personas; sean niños, jóvenes, abuelos, amas de casa, campesinos, académicos, etc. Se comienza a recuperar la memoria y el respeto a las formas de vida naturales. También al no aplicarse venenos los niños pueden trabajar el suelo y reconectarse con la tierra para valorarla», sostiene el campesino.
Adiós al espeso bosque, hola al desierto agrícola
De acuerdo con la plataforma Global Forest Watch, la agroindustria es la causante de más del 80 % de la deforestación en el mundo.
En 2020 la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) publicó el documento técnico «Estimación de la tasa de deforestación bruta en México para el periodo 2001-2018». En el se comparte que durante 2018, nuestro país perdió alrededor de 166 mil 337 hectáreas de cobertura forestal. Dentro del mismo informe en el apartado de «Deforestación por transición» se identificó que el 39 % (66 mil 337 hectáreas) del área deforestada se transformó a terrenos agrícolas.
Con base en los puntos de deforestación encontrados por el sistema Satelital de Monitoreo Forestal utilizados para elaboración del documento, la CONAFOR elaboró un mapa que permitió identificar zonas críticas de deforestación y conocer en qué estados aparece con mayor intensidad el fenómeno. De acuerdo con las capturas satelitales la península de Yucatán y los estados de Chiapas, Michoacán y Jalisco tienen las zonas críticas más importantes.
La pérdida de cobertura vegetal representa una catástrofe para el clima, pues además de capturar y almacenar carbono, los bosques inciden en factores como la velocidad del viento, los patrones de lluvia y la química atmosférica. En pocas palabras, la deforestación está haciendo de México un lugar más caliente y seco.
Colectivos agroecológicos; pequeñas islas de resiliencia
Pese a la magnitud de esta problemática, el promotor de la agroecología, Rodolfo González Figueroa, originario de El Limón, Jalisco, primer municipio que cuenta con una declaratoria que lo reconoce como agroecológico, sostiene que en la región es posible percibir un cambio en la salud ambiental dentro de los espacios donde actualmente se practican formas de producir agroecológicas.
«De entrada son espacios donde existe una mayor biodiversidad. Se nota y se siente un suelo más sano, más esponjoso y húmedo. Es una agricultura que en lugar de producir gases de efecto invernadero enfría el planeta, y capta agua y CO2. Por lo mismo son espacios donde percibes un clima diferente; más fresco y agradable a todos los sentidos», comparte el limonense.
González Figueroa destaca que en la región cada vez existen más grupos y colectivos que se han posicionado como iniciativas exitosas en agroecología. Menciona algunas como los huertos comunitarios «Somos Tierra» de El Grullo y «Las Tarjeas» en El Limón, así como el Casco Agroecológico en Las Paredes, la Comunidad de Aprendizaje Urbano-Campesina en Autlán, el Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega, y por supuesto la Red Agroecológica del Valle Autlán-El Grullo-El Limón.
Para Rodo, como lo conocen sus amigos y familia, estos espacios son «pequeñas islas de resiliencia en medio del desierto verde que es la agroindustria de la caña». Para él, la agroecología es la respuesta a estas problemáticas ambientales, porque estos espacios mejoran a pequeña escala la salud ambiental. Pero añade que es muy importante no olvidar que lo primero que mejoran es la salud psicosocial y emocional de las personas que trabajan en ellos.
Edición: Gladiola Madera
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