El “Culiacanazo” tres años después: no olvidar es lo único que nos queda

El “Culiacanazo” tres años después: no olvidar es lo único que nos queda.
Foto: Revista Espejo

Por Revista Espejo

Sigue vigente el miedo cada 17 de octubre debido a la enorme cortina de humo que al paso de los años impide saber qué sucedió

Porque aún se desconoce la verdad completa, por el miedo a que la historia vuelva a repetirse, por las secuelas de indefensión que dejó en una ciudad donde todos fuimos víctimas, y porque la delincuencia organizada nunca recibió el castigo por desafiar y doblegar a instituciones y autoridades responsables de la seguridad pública, el 17 de octubre de 2019 continúa vivo, latente, agazapado en el discurso que quiere borrarlo y en el presentimiento social que avisa que de un momento a otro puede refrendarse, en cualquier fecha.

El llamado “Culiacanazo” está activo tres años después en la memoria de las familias pacíficas que de pronto se descubrieron en la zona de guerra, las niñas y niños que presenciaron peligros inéditos mientras corrían de la mano de los padres en busca de algún refugio, establecimientos comerciales que viraron hacia el giro de línea de defensa de los inocentes, y toda esa autenticidad cuya amenaza habíamos desestimado.

Nunca supimos por qué el Ejército Mexicano decidió desistir de la detención de Ovidio Guzmán López, ese operativo fallido que desató el jueves negro; la razón por la cual el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó dejar libre al hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera; qué interfirió en realidad para que fuera consumada la enfrenta al Estado de derecho, y el número verídico de víctimas letales pues los cadáveres que la gente vio en las calles no aparecen en el informe oficial.

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Lo que mantiene vigente el miedo cada 17 de octubre es la enorme cortina de humo que al paso de los años impide saber qué fue lo que sucedió. A pesar de que cayó la estrategia federal para la paz y la seguridad, que se puso en entredicho la militarización del país como última carta que el gobierno se juega contra la violencia, y que los ciudadanos ya no sabemos a quién pedirle que nos cuide, hay verdades vetadas y mentiras institucionalizadas.

Y porque la táctica criminal de amedrentar al gobierno a través de tomar como rehenes a las ciudades y sus habitantes, porque la impunidad obsequiada a los criminales representa la licencia para actuar a sus anchas, porque ninguna autoridad del nivel que sea puede ofrecernos paz y legalidad consistentes, el “Culiacanazo” está aquí, junto a todos, al menos como mal augurio de que nada ni nadie va a evitar que se reedite en toda su capacidad terrorífica y de burla a la ley.

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Por ahora no olvidar es la única alternativa que vale para que al menos esté a salvo la capacidad colectiva de asombro.

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