Anónimus hackea página de la Secretaría de Cultura en protesta por planta de amoniaco

Anónimus hackea página de la Secretaría de Cultura en protesta por planta de amoniaco.
Foto: Revista Espejo

*Esta nota fue realizada por Revista Espejo, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


Los hacktivistas se refirieron de manera directa al Senado de la República, donde se presentó un dictamen promovido por los senadores Raúl Bolaños-Cacho Cué y Mario Zamora Gastélum, este último de Sinaloa.

Por Marcos Vizcarra

El grupo de hacktivistas Anónimus Internacional intervino la página oficial de la Secretaría de Cultura de México, en protesta en apoyo al Pueblo Mayo-Yoreme que se opone a la construcción de una planta de amoniaco en la bahía de Ohuira, en Topolobampo, un pueblo al noroeste de Sinaloa.

En esa página donde se guarda la información en las 32 entidades del país del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), del Festival Internacional Cervantino y el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC).

El grupo de hacktivistas señaló en que la construcción de la planta “pone en peligro, vulnera el derecho al medio ambiente sano, a la salud de indígenas y población en general”, derechos humanos establecidos en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, del cual está suscrito México.

Copia de pantalla de la protesta en la página de la Secretaría de Cultura de México

Los hacktivistas se refirieron de manera directa al Senado de la República, donde se presentó un dictamen promovido por los senadores Raúl Bolaños-Cacho Cué y Mario Zamora Gastélum, este último de Sinaloa.

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En el documento se exhortó a la Procuraduría General de Protección al Ambiente y al Instituto Nacional de Pueblos Indígenas para que rindan un informe detallado sobre el desarrollo de la planta, pues a la fecha existe una Manifestación de Impacto Ambiental aprobada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a la espera de que la Suprema Corte de Justicia emita un dictamen de validación.

EL CASO DE LA PLANTA DE AMONIACO

La empresa Gas y Petroquímica de Occidente (GPO), subsidiaria de la firma con capital alemán y sueco Proman, obtuvo permisos de parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de manera irregular en 2014.

En 2018, la comunidad de Lázaro Cárdenas pidió un amparo a un juez federal contra ese permiso y este se concedió, pero la Semarnat se contrapuso y solicitó la revisión de un tribunal colegiado, pero el caso no se quedó ahí, sino que fue atraído por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Además de la comunidad de Lázaro Cárdenas, las comunidades de Paredones y Ohuira también solicitaron amparo y ambos recursos se atrajeron por la Corte.

Apenas el 6 de abril de 2022 la Corte se pronunció y echó abajo todos los permisos, al establecer que se debió hacer consulta previa a todas aquellas comunidades que se vieran afectadas por la construcción de una planta para producir amoniaco en la bahía de Ohuira.

Esa resolución fue a partir del amparo que promovió la comunidad de Lázaro Cárdenas. Luego siguió otra en el mismo sentido sobre una solicitud de protección federal por la comunidad de Ohuira.

La Corte indicó que debía hacerse una consulta previa antes de entregar permisos, por lo que la Semarnat y la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas hicieron un estudio y determinaron que al menos 15 comunidades indígenas se verían afectadas en un radio de 45 kilómetrosen caso de que la planta tuviera algún tipo de explosión.

Entre todas las comunidades elegidas por Semarnat, solo cinco se encuentran alrededor de la bahía, se trata de Lázaro Cárdenas, Ohuira, Paredones, Juan José Ríos y Cerro Cabezón, pero solo esta última se ha mostrado a favor.

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El método de la consulta deberá ser revisado por la Corte, donde se se fijará un nuevo posicionamiento sobre si avanza o no el proyecto de construcción de una planta de producción de amoniaco en la bahía de ohuira.

LA AFECTACIÓN QUE ACUSAN

La planta que busca producir alrededor de 770 mil toneladas de amoniaco anualmente —lo equivalente a llenar el 63% del volumen del Estadio Azteca con ese químico—, traería una inversión multimillonaria en el noroeste mexicano, de aproximadamente 5 mil millones de dólares al término de 10 años, pero según diversos estudios realizados por investigadores de la zona, podría poner en riesgo el humedal Santa María-Topolobampo-Ohuira.

Este humedal, en medio de los pueblos de Ohuira, Muellecitos, Paredones, Lázaro Cárdenas, Campo Nuevo, San Carlos y Topolobampo, alberga aves playeras, es un hábitat crítico del delfín nariz de botella y es también zona de cría y alimentación de las tortugas prieta y carey, así como de peces y crustáceos de importancia comercial, de acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

El amoniaco se utiliza principalmente como fertilizante en la agricultura tradicional. Una planta como esta significa contar con un proyecto que produciría anualmente casi cuatro veces más de lo que produce la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) en Cosoleacaque, Veracruz, de acuerdo a un reporte sobre producción de petroquímicos elaborado en 2021 por la dependencia.

A su vez, podría significar una posible disminución en los precios del agroquímico necesario para el campo mexicano, pues estimaciones de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) establecen que para cumplir con la demanda nacional de fertilizantes se deben hacer importaciones desde Rusia y China.

La planta es ahora una mole de 26 hectáreas, el equivalente a cinco veces el Zócalo de la Ciudad de México, pero en el proyecto de GPO se prevé que la afectación sea sobre 126 hectáreas, es decir, apenas se ha construido una quinta parte.

La empresa calculó en su solicitud de permisos ante Semarnat que necesitará 2 millones de litros de agua de mar por hora durante los 365 días del año —es decir, usará 17 mil 520 millones de litros al año— para mantener frío el amoniaco y así evitar que se evapore. El agua tendría que ser sustraída de la bahía, y luego se descargaría con una temperatura distinta, entre 1 y 3 grados más y con sustancias químicas, pues parte de esa agua se debe convertir en agua dulce.

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