¿Microplásticos en el agua? Sí, y son más de los que se pensaba

¿Microplásticos en el agua? Sí, y son más de los que se pensaba
Fotos: Jonathan Chng / Unsplash

*Esta nota fue realizada por Pie de Página, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.


Un estudio científico publicado el lunes reveló que todas las botellas de agua que se venden en el mundo pueden tener entre 10 y 100 veces más microplásticos de lo que se creía. El estudio analizó el agua de 259 botellas de 11 marcas distintas y en 9 países diferentes, México incluido

Texto: Arturo Contreras Camero

Fotos: Jonathan Chng / Unsplash

CIUDAD DE MÉXICO. – Nueve científicos de diferentes disciplinas como la Química, la Salud y la Bioestadística, todos de la Universidad de Columbia, publicaron un estudio en la revista PNAS (Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias, por sus siglas en inglés) en el que se detectaron unas 25 mil partículas de plástico minúsculas flotando en cada litro de agua embotellada que analizaron. De esas partículas, 90 por ciento eran de plástico.

Gracias a la ciencia ya sabíamos que los microplásticos (trozos de plástico que son mil veces más pequeños que un cabello humano) flotan en el mar, se cuelan en nuestros alimentos y llegan hasta las placentas de mujeres embarazadas. Pero ahora, este grupo de científicos descubrió que el agua embotellada tiene de 10 a 100 veces más microplásticos de lo que se creía.

“Existe una brecha de conocimiento fundamental alrededor, debido a la falta de técnicas de análisis efectivas. Este estudio desarrolla una técnica de sistemas ópticos para el análisis de microplásticos con una sensibilidad y especificidad sin precedentes”, dice parte de las justificaciones del estudio.

Los microplásticos son partículas que miden entre 5 milímetros a un micrómetro (una millonésima de metro), mientras que los nanoplásticos son menores a un micrómetro. Ambos son tan pequeños que pueden migrar a través de los tejidos del cuerpo y llegar a todos sus rincones soltando sustancias sintéticas, potencialmente dañinas.

La preocupación por estos pedacititos de plástico ha comenzado a levantar alertas a nivel mundial por sus efectos en la salud. Hasta el momento, la Organización Mundial de la Salud no ha determinado que sean dañinos. Sin embargo, esto no significa necesariamente que sean inofensivos, sino que hace falta información confiable sobre su comportamiento.

A diferencia de lo que se cree, los materiales plásticos, como los seres orgánicos, constantemente están desprendiendo trozos minúsculos al romperse, como cuando giramos una taparrosca o abrimos un paquete de lechugas refrigeradas.

Lo novedoso del estudio

Los microplásticos ya habían sido detectados en botellas de agua en 2018, sin embargo, en ese entonces no había forma de analizar partículas tan pequeñas. Sam Mason, una de las autoras de ese estudio dijo a CNN que estas partículas depositan sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como bisfenoles, ftalatos, retardantes de llama, sustancias perfluoradas y polifluoradas y metales pesados.

“Todos esos químicos se utilizan en la fabricación de plástico, por lo que si un plástico llega a nosotros, lleva esos químicos consigo. Y debido a que la temperatura del cuerpo es más alta que la del exterior, esos químicos migrarán fuera de ese plástico y terminarán en nuestro cuerpo”, explicó Mason.

«Las sustancias químicas pueden llegar al hígado, al riñón y al cerebro e incluso atravesar el límite placentario y terminar en el feto”.

Cada año, el mundo produce aproximadamente 400 millones de toneladas métricas de plástico. Eso equivale a unos 50 kilogramos de plásticos, o 110 libras, por cada persona en el planeta. La cantidad anual de plásticos producidos en la actualidad podría sin duda aumentar.

El nuevo estudio utiliza una técnica llamada microscopía de dispersión Raman estimulada, inventada por uno de sus autores, Wei Min, un biofísico de Columbia. Esto implica sondear muestras con dos láseres simultáneos sintonizados para hacer resonar moléculas específicas que después son analizadas por un algoritmo que compara esas moléculas con las de los siete plásticos más comunes en el mundo y después, identificarlos.

El estudio analizó el agua de 259 botellas de 11 marcas distintas y en 9 países diferentes, México incluido.

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