“Andrómaco” la voz de una comunidad ante la transformación urbana

*Este trabajo fue publicado originalmente en Zona Docs que forma parte de Territorial Alianza de Medios. Aquí puedes consultar su publicación.


El documental “Andrómaco” retrata la vida de una comunidad de la Ciudad de México que, por más de tres generaciones, ha resistido la transformación de la cerrada del mismo nombre  frente al desarrollo inmobiliario y la gentrificación. Dirigido por Vania Ramírez del Pozo, el proyecto nació por los cambios urbanos y de su vínculo con la zona.

Seleccionado para la Rodada y Caminata del festival DOCUMENTA 2025, Andrómaco invita a reflexionar sobre el valor del espacio habitado más allá de lo económico, cuestionando la manera en que se concibe la vivienda en un sistema que prioriza el beneficio material.

Por Vanessa Briseño / @nevervb

En el centro de la Ciudad de México, la comunidad que habita la cerrada de Andrómaco continúa resistiendo desde hace más de tres generaciones a la drástica transformación de su entorno ante la continua construcción de torres de departamentos y centros comerciales. Alrededor de 68 casas permanecen en su barrio original, hoy convertido en una de las zonas de mayor plusvalía de la Ciudad de México.

El documental del mismo nombre, muestra cómo esta comunidad se ha adaptado y hace frente al avance de la gentrificación. En su edición número 13, Andrómaco formó parte de la selección oficial del festival DOQUMENTA 2025, dentro de la sección Rodada y Caminata, donde se proyectó junto a otras producciones que reflexionan sobre el uso y el significado del espacio público.

En conversación con ZonaDocs la directora del documental, Vania Ramirez del Pozo, explicó que la idea de “Andrómaco” surgió de su interés por los procesos de urbanización y gentrificación, inquietud que comenzó a desarrollar al vivir en el centro de la Ciudad de México, una zona que ha experimentado transformaciones aceleradas.

Conoció la Cerrada de Andrómaco hace alrededor de 15 años, gracias su amiga Brenda (quien también participa en el documental) y, desde entonces, fue testigo de cambios radicales en el área: en pocos años, la construcción de plazas comerciales y torres habitacionales en el entorno se hicieron cada vez más notables.

La motivación también se fortaleció a partir de sus conversaciones con su amiga sobre la manera en que los medios retrataban a la comunidad, con narrativas externas que no les permitían contar su propia historia y que, en ocasiones, caían en enfoques amarillistas. Estas experiencias personales, junto con la observación directa del cambio urbano y la necesidad de visibilizar la voz de lxs habitantes, fueron el punto de partida para el proyecto.

En consecuencia, el primer acceso a la Cerrada de Andrómaco fue a través de Brenda. Vania comentó que a partir de ahí, el acercamiento con lxs habitantes consistió en tocar puertas y explicarles el proyecto mientras realizaban las primeras exploraciones fotográficas y de grabación del lugar. Algunas personas reaccionaron con curiosidad y otras con desconfianza, pero estas interacciones permitieron entablar diálogo e invitarles a participar.

Aunque varias se negaron, otras aceptaron, y el equipo regresó en repetidas ocasiones para seguir grabando y, con ello, generar confianza. Vania destacó que este proceso fue importante para diferenciarse de la forma en que los medios solían trabajar en la zona, ya que muchas veces llegaban, registraban y se iban sin que la comunidad supiera qué se había hecho con el material. Bajo esa situación en la mira, procuraron mantener la comunicación constante y mostrarles los avances, como parte de un vínculo más transparente.

Vania reconoció como uno de los principales retos, a nivel personal, desmontar sus propios preceptos para realizar una pieza clara y honesta, “(era importante) conocer el tema, los sesgos, juicios y prejuicios que uno tiene”, mencionó. Aunque tenía una idea previa sobre la gentrificación, la investigación y el trabajo documental le permitieron aprender más y cuestionar su propio pensamiento.

Otro reto importante surgió cuando descubrieron que la situación en la cerrada de Andrómaco no coincidía con su idea inicial “de que las personas estaban amenazadas y serían desalojadas”. No existía una amenaza directa, lo que implicó replantear la historia y la construcción de un antagonista. Con el avance del proyecto, entendieron que la gentrificación también es un proceso cultural que genera choques y diferencias de clase.

A nivel técnico, destacó el aprendizaje colectivo del equipo de trabajo, desde el manejo de cámaras y sonido hasta la consolidación de un crew sólido, aunado a las implicaciones técnicas de realizar el montaje. Describió el proceso como algo “muy bonito”, donde “todos empezamos a aprender a trabajar juntos”.

Sobre su recorrido hasta la edición de DOQUMENTA 2025, comentó que participar fue muy significativo, ya que considera importante que existan espacios donde el cine llegue directamente a la gente. Destacó que la programación de Andrómaco se dio en el marco de Rodada y Caminata, una actividad dedicada a ocupar el espacio, junto a otros dos cortometrajes sobre el espacio público, lo que consideró muy acertado.

Comentó que se llenó de satisfacción al ver a las personas atentas, riendo o haciendo preguntas sobre el documental:

“Más allá de que vean tu nombre, que tú lo hiciste… que se queden con algo, es lo más importante”.

Para ella, la experiencia conectó con la idea de que todos tenemos un “Andrómaco” propio o cercano, y que verlo representado en pantalla invita a reflexionar. Igualmente, resaltó que se trata de su primera película, lo que añade un valor especial a la vivencia.

En ese sentido, Vania expresó que espera que las personas después de ver el documental, reflexionen sobre su forma de percibir el espacio que habitan. Puntualizó que “vivimos en un sistema muy rapaz y muy voraz… en el que siempre más es sinónimo de estar bien”, y que esta lógica no solo se aplica a la vivienda, sino a muchos otros aspectos de la vida.

Para ella, lo importante es que lxs espectadorxs se pregunten qué representan los lugares que habitan, más allá de su valor económico o del costo de la renta, y que deje de concebir la vivienda únicamente como una mercancía. Vania finalizó subrayando la relevancia de pensar en el significado personal y simbólico de ese espacio, en el que se duerme, sueña, llora y vive, y de reconocerlo como algo que trasciende las implicaciones monetarias.

“Andrómaco” estará disponible en la plataforma de Nuestro Cine hasta el 17 de agosto. Si deseas conocer más acerca de del documental, así como su ruta de participación en próximos festivales, puedes visitar su perfil de Instagram @andromacofilm

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