La presencia de la ausencia que camina por las calles

*Este trabajo fue publicado originalmente en  Zona Docs que forma parte de Territorial Alianza de Medios. Aquí puedes consultar su publicación.


Las piernas se sienten pesadas y no por el camino recorrido, sino porque no deberían de estar ahí, nadie debería de recorres este camino. Ninguno de los participantes de la marcha del 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, deberían de pasar la mañana de un sábado recorriendo las calles de Guadalajara para exigir que el Estado busque a sus amores desaparecidos.

Por Sofía Arana Velasco / @sofia.aranaa (IG)

Humberto Gerardo Rubio Méndez fue desaparecido el 19 de abril de 2024 en Zapopan, Jalisco. Fue visto por última vez aquel viernes por la noche cuando salió de fiesta con uno de sus amigos. Eso es todo lo que su familia sabe hasta el momento.

Localizarlo es la única razón por la que la familia Rubio Méndez están presentes en la marcha en que cientos de familias marchan para exigir que el Estado, específicamente, el Gobierno de Jalisco, haga su trabajo y localice a sus familiares que han sido desaparecidos.

Para no buscar de manera solitaria, esta familia decidió sumarse al Colectivo Luz de Esperanza, agrupación que -desde hace cuatro años- decidió llenar decenas de espacios públicos con las fichas de búsqueda de las más de 15 mil personas que han hecho de Jalisco, el estado con más desapariciones en todo el país.

La estrategia, de la familia y su colectivo, era clara: marchar y alzar la voz por las personas que hoy no están. Por todas ellas, marcharon tratando de mantener un mismo paso para alargar el contingente, y para dar el tiempo y espacio para que se pudieran ver el rostro de todas las personas desaparecidas que estaban en lonas, pancartas o camisetas.

La carpeta de Humberto sigue abierta, pero hasta el día de hoy su familia no saben de avances significativos sobre el caso.

“Para nosotros lo que más ha cambiado es la falta de tranquilidad. Saber que alguien de nosotros está fuera, sin saber si está bien o no, estar con la preocupación de saber si te van a dar alguna noticia”, expresa Paola Rubio, hermana de Humberto.
A sus 25 años, ella ha tenido que movilizar a su familia para no abandonar la búsqueda. El unirse a Luz de Esperanza les ha permitido recibir apoyo, acompañamiento y guía para continuar con el proceso de localización de Humberto, toso más allá de las aparente acciones que la autoridad dice que hace, pero que no arrojan ningún resultado.
Buscar a Humberto y a todas las personas desaparecidas le ha dado una nueva rutina de vida, pues integrada el Colectivo dedicó dedicar su tiempo a pegar fichas de búsqueda o a participar en diversas acciones de búsqueda. Todo esto lo hace a la par de la crianza de sus dos hijos, quienes también forman parte de la marcha.
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Durante todo el recorrido, las familias lanzaron diversas consignas, una de las más escuchadas, fue: “No somos uno, no somos cien. Pinche gobierno cuéntenos bien”. A los niños Rubio Méndez, les parece gracioso que su abuelo Humberto diga groserías, y es que realmente a qué niño no le causa gracia escuchar a los adultos decir cosas que se suponen que no deben decirse, pero hoy la causa justifica cualquier cosa.

.A las consignas también se le suma un ensordecedor pase de lista, acción de memoria con la cual se menciona el nombre de cada persona desaparecida que es buscada por el Colectivo. Después de cada uno de los nombres sólo se escucha: “PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE”.

Esta acción no es igual para todos, pues mientras la mayoría desearía no tener que escuchar los nombres de tantos hermanos, hijos, madres, esposos… los niños de la Familia Rubio esperan con ansias gritar el nombre de Humberto Gerardo, pues desean que todos escuchen… y, por ello, preguntan si falta mucho para que digan: Humberto Gerardo Rubio Méndez. Y cuando por fin se escucha, gritan con fuerza: “PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE”.

Nadie debería estar expuesto al dolor que genera tener a un familiar desaparecido, pero en especial, los niños, nunca deberían de preguntarse dónde están sus seres queridos.

La voz de Humberto Rubio Pérez, padre de Humberto Gerardo, resonó entre las pancartas y las consignas cuando la marcha que salió de la Glorieta de las y los Desaparecidos de Jalisco llegó a las puertas de Palacio de Gobierno: “Soy Humberto Rubio Pérez y busco a mi hijo”, expresó con firmeza y al hacerlo denunció la indiferencia de las autoridades y la fragilidad de las investigaciones que, en lugar de avanzar, retroceden.
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“De momento nos hacen caso y después se olvidan de todo lo que están haciendo relacionado a nuestro caso; por ello, pidió a la sociedad que no normalicen la ausencia de ninguna persona que ha sido desaparecida: “Si dejamos de buscar a nuestros desaparecidos, el gobierno se va a hacer sordo”.
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Su mensaje fue claro: la fuerza de las familias está en mantenerse unidas y visibles porque sólo así la búsqueda seguirá viva y la memoria no se borrará.
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En Jalisco hay más de 15 mil casos en el Registro Estatal de Personas Desaparecidas y No Localizadas, esto hasta julio de 2025, pero más que eso… lo que hay son miles de vidas interrumpidas por la violencia y la impunidad. 
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Las familias presentes en la marcha del 30 de agosto de 2025, no deberían de estar ahí, no deberían padecer lo que padece la Familia Rubio, pues no le están pidiendo al Estado un favor, solamente exigen que cumplan con la responsabilidad que tienen de localizar a todas las personas que han sido desaparecidas, entre ellas a Humberto Gerardo Rubio Méndez, del que no se sabe nada desde 19 de abril de 2024.
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