Fundación Tecuichpo apuesta por el arte como herramienta para construir infancias libres de violencia
*Este trabajo fue publicado originalmente en Zona Docs que forma parte de Territorial Alianza de Medios. Aquí puedes consultar su publicación.
En México, la prevención y atención de la violencia infantil sigue siendo una tarea pendiente y los esfuerzos institucionales parecen ser limitados para el creciente aumentó de distintos tipos de violencia, como la física, sexual psicológica o el ciberacoso.
Es frente a este panorama que la Fundación Tecuichpo A.C. trabaja con un enfoque de arte, cultura y la educación en la implementación de talleres como medios para prevenir las violencias y promover entornos seguros para niñas niños.
Por: Alondra Angel Rodriguez / @AlondraAngelRo
La fundación surge en 2025 como una extensión de la Confederación de Asociaciones de Jóvenes, Lectores y Escritores, una agrupación en el Estado de Hidalgo, que trabaja desde hace más de 10 años en temas educativos y culturales. Ixchel Alejandra López y Eduardo Gutierrez Cruz decidieron crear una iniciativa enfocada en la atención integral de las infancias por medio del arte y la cultura: Fundación Tecuichpo A.C.
Ixchel menciona qué el nombre de la fundación viene de la última hija de Moctezuma, quien también fue violentada de diversas maneras y consideran que llamar a la fundación así resignifica estas figuras históricas y ayuda a que las infancias tengan un acercamiento con su descendencia indígena:
“Nos enfocamos en lo que es la atención y la prevención de la violencia a través del arte y la cultura y también dando pie a la orientación a las infancias, que es nuestro pues es nuestro motor del de la fundación”, expresa Ixchel, presidenta de la Fundación.
Desde la fundación se han creado talleres y actividades culturales que buscan fortalecer la expresión, la identidad y la convivencia entre niñas y niños:
“la definición de nuestro proyecto es ser la primera organización que como tal atiende la violencia infantil en los ámbitos verbal, físico, sexual, psicológico, de exclusión social, de daño y ciberbullying mediante los ámbitos recreativo, artístico y cultural”, expresa Eduardo.
Entre los talleres más representativos se encuentran los demás que las tradicionales y alebrijes de plastilina inspirados en expresiones culturales de distintas regiones del país, donde se combina el trabajo manual, con la reflexión sobre el entorno social.
El enfoque de estos talleres, parte del principio de qué el arte puede ayudar a canalizar las emociones, fueron la comunicación y fomentar la empatía:
“La intención es que los niños puedan distinguir entre un ente que los defiende y un ente que puede representar la vulnerabilidad, el miedo y en base a eso poder ir indicando conceptos muy básicos. Lo mismo con los alebrijes, lo que para la cultura popular representa una expresión folclórica, nosotros lo redirigimos a que estas criaturas sean para los niños una especie de defensores contra quien ellos consideren vulnera su existencia”, expresa Eduardo.
Los talleres se imparten en el Instituto de Investigadores Dr. José María Luis Mora, además de trabajar en escuelas públicas de Ciudad de México, especialmente en la escuela primaria, Efraín Núñez Mata ubicada en Tlalpan, zona donde convergen infancias migrantes, provenientes de Guerrero de Morelos.
El trabajo también se extiende a Tabasco, donde recientemente se conformó el segundo consejo directivo estatal y otros espacios en el centro histórico de Ciudad de México. En el corto plazo planean llevar sus talleres a delegaciones con Nezahualcóyotl y Chalco, considerados zonas prioritarias por sus altos índices de violencia infantil: “El objetivo es favorecer a la descentralización de la cultura, encontrando escuelas de incidencia estratégica. Esa es la principal cuestión a resaltar”, expresa Eduardo.
Además de las actividades en las aulas y los talleres en el Instituto de investigadores, la fundación realizó foros de divulgación y conferencias en los que se abordan temas como la relación entre el arte, ciencia y salud emocional, estas iniciativas se acompañan de la creación de materiales, pedagógicos y estrategias de orientación para docentes y cuidadores
“Nos ayudan a describir (foros y conferencias) de qué manera el arte nos puede ayudar a canalizar emociones, de cómo podemos utilizar la ciencia en pro de nuestra causa en las infancias y los talleres diseñados complementarios de arte con ejes lúdicos, en este caso eh de ciencias naturales, ciencias exactas y eh de complementación a las artes”, expresa Ixchel.
Respecto al recibimiento que han tenido las actividades de la fundación Eduardo menciona que ha sido bastante positiva, los talleres generan entusiasmo, ya que parten de elementos culturales cercanos a las infancias y permiten que los temas relacionados con la violencia se abordan de una manera accesible. El enfoque lúdico y el uso de referentes locales propician que las y los participantes se sientan identificados y participan de manera activa. Según el equipo, esta metodología no sólo despierta el interés de las infancias, sino que también contribuye a que puedan hablar abiertamente de situaciones que antes de resultan difíciles de mencionar.
“Ellas (las infancias) encuentran en las actividades una mirada al pasado que les entusiasma, les despierta a los niños mucha emoción el saber de nuestras actividades porque no son ajenas a su entorno, sino que ellos tienen un aprendizaje respecto a la tierra de sus abuelos de tal forma que mientras aprenden de su raíz cultural, también aprenden de un tema tan grave como es la violencia en sus respectivos rangos de edades”, expresa el director ejecutivo.
Uno de los principales cambios que los miembros de la fundación han identificado en las niñas y niños que participan en sus actividades, es que han perdido el miedo hablar sobre la violencia y ahora pueden expresar con mayor libertad, sus emociones y preocupaciones. Los talleres han contribuido a normalizar el diálogo sobre estos temas dentro de las aulas, favoreciendo que los estudiantes busquen el apoyo de compañeros y docentes, cuando se enfrentan a situaciones de este tipo.
“Ellos ya no tienen miedo de abordar estas cuestiones con sus docentes, ellos pueden hablar con sus compañeros de lo que antes consideraban como algo distante o algo que ciertamente era muy muy complejo de abordar. Ahora ya referencian a la dinámica que les fue planteada por esta combinación cultura”, expresa Eduardo.
La combinación de elementos culturales e históricos no sólo tiene un valor simbólico, sino también pedagógico, a través del rescate de personajes, tradiciones y relatos del pasado es que la fundación busca fortalecer la identidad de las infancias y fomentar la construcción de una memoria colectiva desde una edad temprana. Eduardo menciona que este enfoque permite que los talleres no se limitan sólo a la expresión artística, sino que se convierten en espacios, donde niñas y niños comprenden su entorno y reconocen su papel dentro de una historia común. Además, reivindicar figuras históricas y prácticas culturales tradicionales hace que las infancias se reconozcan como parte de una comunidad con raíces y valores compartidos.
Por su parte Ixchel destaca que el uso de la memoria histórica dentro de actividades es una estrategia para que las infancias comprendan el origen de los problemas sociales que los rodean y es necesario analizar el contexto de la violencia dentro de una historia más amplia que ayude a niñas y niños a identificar las causas estructurales y que aprendan que los conflictos no son inevitables, sino el resultado de condiciones que pueden transformarse.
A pesar de los logros alcanzados los integrantes de la fundación reconocen que se enfrentan a grandes retos estructurales, donde señalan la falta de visibilidad política, el poco respaldo institucional y la ausencia de espacios académicos que aborden la violencia infantil desde la perspectiva del arte cultura. Eduardo menciona que el tema sigue siendo discriminado en foros públicos y que las universidades han abandonado la investigación sobre infancias, limitando el desarrollo de estrategias sostenibles
Ahora buscan un fortalecer y ampliar su alcance territorial y pedagógico y entre sus principales objetivos, se encuentra consolidar su trabajo con casas hogar y sucesiones que atiendan a infancias en situación de calle. Además, pretenden impulsar la reedición de obras literarias sobre la prevención de la violencia infantil, con el propósito de ponerlos nuevamente en circulación y convertirlos en materiales de acceso público, lo que busca garantizar que la cultura y el arte llegan a comunidades que históricamente han sido marginadas de las políticas actuales:
Fundación Tecuichpo considera que el trabajo por las infancias libres de violencia, no debe de depender sólo de organizaciones civiles o una buena voluntad, por lo que hacen un llamado abierto a la sociedad a sumarse desde diferentes ámbitos: escuela colectivos artísticos, instituciones culturales y ciudadanía en general, ya que la colaboración puede realizarse mediante invitaciones, eventos, ponencias, ferias del libro, así como donaciones económicas que faciliten la continuidad de los talleres.
“La importancia que debe resonar entre nosotros como sociedad, como cuidadores, como personas cercanas a las infancias. Debemos de tener estos conocimientos para podernos acercar a transmitirlos a hacia ellos. Nuestro propósito es poder hacer que llegue a más infancias para que puedan aprovecharlo de la mejor manera y que puedan aprender a transmitir a través del arte y la cultura de sus contextos sociales, históricos, políticos y sobre todo que puedan tener una infancia libre de violencia”, concluye Ixchel.

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