¿”Accidente casero” o feminicidio encubierto?: El caso de la maestra Yarit Espinosa

La periodista y activista, Patricia Chandomi durante la marcha en contra de los feminicidios. Foto. Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

La periodista y activista, Patricia Chandomi durante la marcha en contra de los feminicidios. Foto. Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

La niña de 7 años cuenta que su mamá pasó a una gasolinera el día que fue quemada a ponerle gasolina a su coche, sin embargo, la versión de Moisés, es que ese día, Yarith se quedó sin gasolina y le solicitó a éste, ponerle, ya en su casa de Jiquipilas.

Supuestamente Moisés sostenía una garrafa de gasolina de 4 litros y una manguera, mientras en la otra mano tenía un cigarro, un adulto de casi 40 años, manipulando gasolina con su cigarrillo sin el más mínimo cuidado, en este intercambio, no se explica, como Yarit agarró fuego.

Aún cuando Moisés era quien tenia la garrafa éste no se flamó, ni la anfora, ni la maguera, ni el coche sólo el cuerpo de Yarit; a pesar de la gravedad de las quemaduras, los vecinos no escucharon grito alguno de auxilio.

Moisés todavía cambió de ropa a Yarit y sin avisar a ningún familiar, pese a que los hermanos de la joven viven a dos cuadras pidió a un desconocido que la trasladara a la clinica particular Roma en Cintalapa, en este lugar no la quisieron recibir por la gravedad de sus lesiones, sólo le suministraron un medicamento para disminuir el fuerte dolor que le provocaban las quemaduras.

A las tres de la mañana la maestra fue trasladada al Hospital Vida Mejor de Tuxtla Gutiérrez en una ambulancia sin la compañía de familiar alguno, 9 horas después, Moisés pide a una familiar suya que notifique a la familia de Yarit sobre el “accidente casero” que acababa de sufrir, sin comentar que le habían dicho que estaba en peligro la vida de su esposa.

Yarit tenía quemaduras de primer, segundo y tercer grado, tenia quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, su pronóstico de vida era de un diez por ciento.

El día 1 de julio uno de los hermanos de la maestra de telesecundaria adscrita al municipio de Las Margaritas acudió a la Fiscalia del Ministerio Público de Jiquipilas para levantar un acta administrativa con número 158/CE2013 con el fin de que se realizara una investigación para saber si efectivamente Yarit se debatía entre la vida y la muerte a causa de un “accidente casero”.

Moisés de oficio carnicero propietario de la carnicería “La Guadalupana” ubicada en Jiquipilas es el principal sospechoso de infringirle esos daños a Yarit, en primera porque los vecinos y familiares sabían de las golpizas que le propinaba a Yarit, quien llegaba a Jiquipilas cada fin de semana, procedente de Las Margaritas, en segunda porque enseguida se amparó y en tercera, porque ya tenía antecedentes de intentar quemar a una de sus ex parejas.

“Era frecuente ver a Yarit con uno de los ojos morados y decía: es que sin querer mi hija me aventó el control, pero luego cambiaba la versión con otros familiares y decía me golpié con la ventana”.

Una de las causas de las golpizas, es que Yarit le había dado una niña, “yo soy hombre doy puro niño decía, las niñas no sirven para nada”, la hija mayor de la maestra, la que tiene 7 años, nació de una relación anterior, la niña con inocencia ha platicado que su tío, tal como llama a Moisés, le pegaba de manera frecuente a su mamá.

Moisés quien tenía muy claro que era sospechoso del “accidente” lejos de presentarse al Ministerio Público de Jiquipilas para dar su declaración, acudió cun una vecina suya, de nombre Claudia Pimentel en Chiapa de Corzo para ampararse.

El sospechoso había quemado antes el seno de una de sus ex parejas

Alejandra Hernández Esquinca, ex esposa de Moisés y con quien contrajo dos hijos, tiene un seno quemado debido a lesiones infringidas por su ex compañero, quien le puso alcohol en todo su cuerpo y le quemo un seno. La golpeaba de forma frecuente, en una ocasión la dejó encerrada bajo llave tres días, en otra la dejó amarrada, Alejandra decidió dejarlo e incluso le cambió los apellidos a sus hijos para no tener nada que ver con este agresor.

Alejandra vive en otro municipio horrorizada de la tortura a la que la sometía Moisés.

Le hablaba al oído para amenazarla mientras convalecía

Durante su estancia en el Hospital Moisés subia a ver a Yarit y le hablaba al oído; en cuanto podía hablar Yarit lo primero que decía era “No culpen a Moisés fue un accidente”; era claro, señalan personas cercanas a la víctima, que la tenía amenazada, sobre todo porque prefería hablar de la inocencia de Moisés que preguntar sobre sus hijas.

Supuestamente Moisés tenia prohíbido el acceso al cuarto de Yarit, sin embargo, con el pretexto de que le llevaba los medicamentos y las pomadas para las quemaduras, entraba acompañado de algún familiar de la maestra.

A pesar de que tenía prohíbida la entrada, un día antes de la declaración ministerial de la maestra, éste entró sólo, según consta en el registro de entradas del Instituto de Seguridad Social para los Trabajores del Estado de Chiapas , donde estuvo también internada la maestra.

Moisés insistió en el traslado de su esposa, así es que luego de dos semanas de permanecer en Tuxtla Gutiérrez sin mejoría alguna, la trasladaron a la ciudad de México a un Hospital especializado, donde falleció finalmente el 1 de agosto.

Una anécdota que cuentan los allegados a la víctima es que dos días antes de que muriera Yarit, Moisés puso puertas, ventanas, lámparas nuevas a la casa que estaban arreglando con la maestra, “si usted tiene un enfermo de gravedad, de vida o muerte no andaría arreglando su casa, eso es en lo último que se piensa, cuando en realidad hay dolor” cuentan.

Moisés regresó con el cuerpo de Yarit sin presentar el documento de la autopsia. Los familiares andan de duelo, organizando los rezos para que descanse en paz el alma de la maestra violentada y de la cual se desconoce si murió de un sospechoso “accidente casero” o engrosando la larga lista de feminicidios en Chiapas.

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