“ Liberen a Patishtán”
Perfilas la mirada debajo del puente y te llega de golpe la serpenteante procesión de cruces de madera negra, sostenidas por los incansables patishtaneros que de tanto caminar y alzar la voz parecen espejismos de sus realidades.
En el medio día tuxtleco, la muchedumbre flota en el chisporroteante colorido de atuendos indígenas, mezclados con ropajes desgarbados y anárquicos de sus acompañantes solidarios europeos y mestizos, que después de las proclamas, enmudecen en estrategia de lucha ancestral y resguardadora.
El grito unánime, profundo y estridente en México y el mundo, desde hace 13 años, desgaja el sopor: “ Liberen a Patishtán”.
Casi tres lustros en medio de barrotes, Alberto Patishtán encierra zozobra, desconsuelo, angustia, aunque también utopía, ese sendero de puentes quebradizos, donde la esperanza coquetea transitar, a riesgo del despeñadero.
Las penurias del preso tzotzil de 42 años duele no sólo a sus congéneres de raza.
Lacera en magnitud semejante al bebedor de mate de Tierra del Fuego, al cazador de los bosques del Canadá, o al joven músico callejero de Hamburgo, como lo testimonian copiosos recados de internet.
Desde 1994 y su rebeldía indígena armada, con sus reos empotrados en los muros de Cerro Hueco y Acteal en sus muertos y vivos liberados, no se tenía caso alguno como el de Patishtán, que concitara tanto la mirada del mundo.
Desde hace meses, días, el dolor y la indignación por Patishtán es más agudo, también es más semillero echado a los cuatro y tantos vientos globalizados.
El gobierno liberó a la francesa Florence Cassez, al narcotraficante Rafael Caro Quintero, y, con seguridad lo hará con Sandra Ávila Beltrán, “ La Reina del Pacífico”, por falta de debido proceso.
La voz de María Gabriela, la hija mayor de Alberto, va de la acusación al tinte de la lamentación.
Afirma que su padre debía estar fuera, desde los primeros meses de su arresto, por ausencia de debido proceso.
Las pruebas iniciales -sostiene la estudiante del sexto semestre de la licenciatura de derecho- confirmaron siempre que el día del homicidio de los siete policías en el municipio de El Bosque, mi padre estaba en la dirección de su escuela.
Así obra en autos testimoniales de lugareños, maestros y padres de familia, asegura.
Paso firme y seguro, Gabriela se reintegra a la protesta. Su hija Génesis ( principio) en brazos, de dos meses, podría simbolizar el inició de la esperanza transformada en libertad para su abuelo.
En la protesta, indígenas y activistas demandaron este martes, que Patishtán sea puesto fuera de las rejas.
Los manifestantes pidieron que el gobernador Manuel Velasco Coello intervenga ante el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que el incidente de reconocimiento de inocencia se resuelva apegado a derecho.
Los inconformes que se concentraron a la entrada de la sede del Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, que resolverá el reconocimiento de inocencia, interpuesto por la defensa legal, una vez más pidieron que los magistrados liberen al preso indígena, en huelga de hambre hace tres días en el centro de reinserción social de San Cristóbal de las Casas.
El Movimiento del Pueblo de El Bosque destacó que la decisión de dejar libre o en la cárcel a Patishtán, dependerá al final del Tribunal Federal
“ La decisión está en la mesa de los magistrados: la libertad o la muerte, el regreso a casa o el inicio de otra etapa de sufrimiento hasta morir en la cárcel por la libertad de Alberto”, advirtió a través de un comunicado leído frente a la sede la Judicatura Federal, planteó el vocero Martín Ramírez.
En un documento alterno, el pueblo creyente de la diócesis de San Cristóbal de las Casas pidió al gobernador Velasco Coello que medie para liberar a Alberto Patishtán.
Le expusieron que de acuerdo a su investidura de gobernador, pida el ministro presidente de la SCJN, Silva Meza, “ para que junto con los magistrados, que integran el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, que la resolución del incidente de reconocimiento de inocencia 4/ 2012, se resuelva según la norma jurídica, la Constitución General de la República y los tratados internacionales en materia del derecho pro persona.
Es decir, que los magistrados procedan con “independencia, imparcialidad, objetividad, transparencia, profesionalismo, “ humanismo”, y “ compromiso social”, luego de que el juicio al profesor indígena estuvo viciado desde el inicio, y vulneró el debido proceso del sentenciado.
La Organización de la Sociedad Civil “Las Abejas” acusó a las autoridades jurisdiccionales de actuar injusta e ilegalmente.
“ Estos trece años de encarcelamiento injusto que han hecho contra el profesor Alberto Patishtán, los han convertido en inhumanos , si realmente son responsables de aplicar justicia, no es posible que les llevaría trece años liberar a nuestros hermanos inocentes”, cuestionaron.
Patishtán fue arrestado en junio de 2000, acusado de participar en una emboscada en el municipio El Bosque, de donde es originario, donde murieron 7 policías y fueron heridas 2 personas más. Está sentenciado a 60 años de prisión en el centro penitenciario de San Cristóbal de las Casas.
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