Pide disculpa pública estudiante guatemalteca discriminada y denuncia mal generalizado en comercios de San Cristóbal de Las Casas

Quiero dar por cerrado este caso, que en lo personal me desgasta y me ofende. Espero que la disculpa pública solicitada, no se demore en llegar.:  Rosa Xiap Riscajche

Quiero dar por cerrado este caso, que en lo personal me desgasta y me ofende. Espero que la disculpa pública solicitada, no se demore en llegar.: Rosa Xiap Riscajche

La joven indígena guatemalteca de la etnia maya-k’iche’ de Guatemala y estudiante de posgrado en San Cristóbal de Las Casas dio por cerrado el caso de discriminación del que fue víctima en una pastelería francesa en esa ciudad colonial, no sin antes exigir que sigue esperando la disculpa pública de sus propietarios y denuncia que la discriminación es un problema generalizado en los establecimientos comerciales de esa ciudad.

Rosa Liberta Xiap Riscajche (Ali Roxox),  recordó que el pasado martes 12 de noviembre vivió una experiencia de racismo y discriminación, al haber sido expulsada de la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa” en San Cristóbal de Las Casas, luego de que se le impidiera ingresar al lugar como consumidora y expresó su indignación ante tales acontecimientos

Reseñó que en compañía de Monserrat Balcorta, compañera de estudios, se dirigió a tomar un café en la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa’, ubicada en la calle Miguel Hidalgo de esta ciudad, lugar en el que aproximadamente a las 17:40 horas se disponía a ingresar. Pero, al momento, una empleada, a gritos, dirigidos hacia su persona, le ordenaba no ingresar a vender.

Según ella, la empleada  prejuzgó su vestimenta tradicional, originaria del municipio de Almolonga, Quetzaltenango, Guatemala, “y que con mucho orgullo” ha portado siempre en esa ciudad; y por lo cual ha sufrido una situación de permanente hostigamiento en los espacios públicos y comerciales.

Explicó que inmediatamente después de la agresión, se retiraron del lugar y acudió a otra sucursal de esta cafetería, que atiende su dueño, para indicarle lo sucedido. Su primera reacción fue de incredulidad, afirmando que tal cosa era imposible que ocurriera, ya que ellos todos los días  “regalan pan a los niños de la calle”.

“Este agravio fue denunciado en las redes sociales de Internet; recibiendo de inmediato rechazo a tal acto de racismo, así como pronunciamientos y acciones de solidaridad. En lo personal agradezco a todas esas personas; muchas de ellas amigas y colegas, y muchos otros más que no conozco; pero que seguramente son hombres y mujeres que luchan por las causas dignas de la justicia y de la erradicación de la violencia; la discriminación y el racismo”, dijo la estudiante.

Dijo que instancias como la Quinta Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México; a la Comisión Presidencial contra el Racismo y la Discriminación (CODISRA) de Guatemala, y el Consulado de Guatemala en Comitán, de inmediato han dado seguimiento a este agravio.

“En todos los casos, he reiterado mi interés en cerrar este asunto que me ofende y daña mi integridad. No tengo interés en el protagonismo, ni me interesa estar en el centro del debate. Lo único que estoy esperando para cerrar este desagradable acontecimiento, es una disculpa pública de parte de la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa’”, dijo Rosa Liberta Xiap Riscajche.

Añadió que recibir una disculpa pública hacia su persona, es también la exigencia de la Universidad (CESMECA-UNICACH), tanto de parte de su director, como de su rector; quienes así se han pronunciado, mediante sendos comunicados oficiales. “Disculpa que, si bien ciertamente, no alcanzará a resarcir el daño moral y la ofensa causada; ésta, sin embargo, es necesaria”.

Mencionó que la gerencia de la empresa se limitó a un “comunicado”, publicado en su página Web que se circunscribe a comentar el hecho, y lo justifica aduciendo un “malentendido”; argumentando que “es de humanos aclararlo”. Además que, aduce; que tal acto -en caso que efectivamente se hubiera presentado-, es responsabilidad de la empleada del café, y no de la empresa.

Para la estudiante guatemalteca, estas respuestas le parecen inaceptables e insuficientes, ya que la cafetería “Oh La La Pastelería Francesa”, trata de evadir su responsabilidad como una empresa socialmente responsable, que debe de cumplir con los ordenamientos legales del país anfitrión, en donde ha establecido su negocio.

Denunció que en los tres años que tiene viviendo en San Cristóbal de Las Casas, no es la primera vez que ocurre una situación semejante: que niegan mi ingreso en algunos negocios comerciales a ejercer su derecho de consumidora, por motivo del estigma asu identidad étnica, manifestada en su vestido propio, que la distingue como parte de un pueblo originario Maya-K’iche’, de Guatemala.

“Esta situación de racismo y discriminación, la vivimos en lo general en las calles, en la vida cotidiana; las mujeres, niñas y niños indígenas. Y, una manifestación de ella, es el rechazo que sufrimos de parte de las casas comerciales, cuando con violencia verbal y física, nos impiden ingresar a los mismos. Desgraciadamente, este tipo de violencia está normalizada en la sociedad, y peor aún en las cámaras comerciales, las autoridades municipales, estatales y nacionales; quienes, observo, son omisos en reaccionar frente a estas flagrantes violaciones a los Derechos Humanos”, agregó.

Señaló que lo acontecido no debe volver a repetirse y que si bien la acción de la agresión racista fue realizada por una trabajadora de la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa”; ella lo hizo cumpliendo órdenes; respondiendo a las políticas de la empresa, por lo que el dueño de la pastelería, no puede ignorar su responsabilidad en este evento, cuando la empleada, a gritos, impidió que ella ingresara al lugar. Y que sería doblemente agraviante, que ahora esta trabajadora sea despedida por cumplir con fidelidad las órdenes de su patrón.

“Quiero dar por cerrado este caso, que en lo personal me desgasta y me ofende. Espero que la disculpa pública solicitada, no se demore en llegar.  Mi deseo es que este caso se convierta en un precedente, para dar origen a una nueva relación, a un cambio de políticas públicas, que se sustenten en el respeto a las mujeres indígenas que luchan día a día, de una manera honesta, y que el sistema neoliberal las ha arrojado al comercio informal. Ellas no son responsables de tener a la calle como su único espacio de sobrevivencia”, concluyó Rosa Xiap Riscajche, conocida en las redes sociales como Ali Roxox.

CÁRTA ÍNTEGRA:

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 20 de noviembre de 2013.

 

 

A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

A LA OPINIÓN PÚBLICA EN GENERAL

 

Soy Rosa Liberta Xiap Riscajche (Ali Roxox), mujer Maya-K’iche’ de Guatemala, que en días pasados, el 12 de noviembre de 2013, he vivido una experiencia de racismo y discriminación, al haber sido expulsada de la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa” en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; al impedírseme ingresar al lugar como consumidora. Expreso de manera firme y contundente mi indignación ante tales acontecimientos, por lo que me siento obligada a posicionarme frente a este lamentable hecho.

El 12 de noviembre, en compañía de Monserrat Balcorta, compañera de estudios, nos dirigimos a tomar un café en la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa’, ubicada en la calle Miguel Hidalgo de esta ciudad, lugar en el que aproximadamente a las 17:40 horas nos disponíamos a ingresar. Pero, al momento, una empleada, a gritos, dirigidos hacia mi persona, me ordenaba no ingresar a vender. Lo anterior, debido a que prejuzgó mi vestimenta tradicional, originaria del municipio de Almolonga, Quetzaltenango, Guatemala, y que con mucho orgullo he portado siempre en esta ciudad; pese a que por ello he sufrido una situación de permanente hostigamiento en los espacios públicos y comerciales.

Inmediatamente después de la agresión, nos retiramos del lugar y acudimos a otra sucursal de esta cafetería, que atiende su dueño, para indicarle lo sucedido. Su primera reacción fue de incredulidad, afirmando que tal cosa era imposible que ocurriera, ya que ellos todos los días  “regalamos pan a los niños de la calle”; según nos dijo.

Este agravio fue denunciado en las redes sociales de Internet; recibiendo de inmediato rechazo a tal acto de racismo, así como pronunciamientos y acciones de solidaridad. En lo personal agradezco a todas esas personas; muchas de ellas amigas y colegas, y muchos otros más que no conozco; pero que seguramente son hombres y mujeres que luchan por las causas dignas de la justicia y de la erradicación de la violencia; la discriminación y el racismo. Igualmente, agradezco a las instituciones como la Quinta Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México; a la Comisión Presidencial contra el Racismo y la Discriminación (CODISRA) de Guatemala, y el Consulado de Guatemala en Comitán, quienes de inmediato han dado seguimiento a este agravio.

En todos los casos, he reiterado mi interés en cerrar este asunto que me ofende y daña mi integridad. No tengo interés en el protagonismo, ni me interesa estar en el centro del debate. Lo único que estoy esperando para cerrar este desagradable acontecimiento, es una disculpa pública de parte de la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa’. Recibir una disculpa pública a mi persona, es también la exigencia de la Universidad (CESMECA-UNICACH), tanto de parte de su director, como de su rector; quienes así se han pronunciado, mediante sendos comunicados oficiales. Disculpa que, si bien ciertamente, no alcanzará a resarcir el daño moral y la ofensa causada; ésta, sin embargo, es necesaria.

Desafortunadamente, después de que varios días han transcurrido, y el tema se debate en las redes sociales; esta disculpa pública aún no se ha presentado. La gerencia de la empresa se limitó a un “comunicado”, publicado en su página Web (https://www.facebook.com/pages/Oh-La-La-Pasteleria-Francesa/292474181338) que se circunscribe a comentar el hecho, y lo justifica aduciendo un “malentendido”; argumentando que “es de humanos aclararlo”. Además que, aduce; que tal acto -en caso que efectivamente se hubiera presentado-, es responsabilidad de la empleada del café, y no de la empresa.

Estas respuestas me parecen inaceptables e insuficientes, y la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa”, trata de evadir su responsabilidad como una empresa socialmente responsable, que debe de cumplir con los ordenamientos legales del país anfitrión, en donde ha establecido su negocio. Violentando, entre otros, el artículo primero de la Constitución Política de la República de los Estados Unidos Mexicanos (que prohíbe toda discriminación motivada por origen étnico, nacional, de género, edad, religión y condición social); así como de la legislación estatal  (Ley que Previene y Combate la Discriminación en el Estado de Chiapas) e internacional en la materia (Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial adoptado por la Organización de Naciones Unidas en 1965 y que fue ratificada por México en 1975); que previenen y combaten la discriminación, entre otros ordenamientos; y que esta empresa ha ignorado. Ya que aun cuando sus propietarios sean de origen francés, están obligados a cumplir dicho ordenamiento, ya que su negocio se sitúa en territorio mexicano, y debe de ajustarse a su normativa.

Cumplir la ley y emitir una disculpa pública a la situación de racismo y discriminación que yo sufrí al momento de ingresar a la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa”, es mi exigencia. Además de un reclamo no sólo mío, sino de la sociedad civil que se ha pronunciado al respecto, y de la comunidad universitaria de la que formo parte. Así como de las autoridades académicas de la Universidad en las que actualmente estoy cursando un Doctorado en Ciencias Sociales y Humanísticas (Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, de la UNICACH).

Es necesario mencionar que en los tres años que tengo viviendo en San Cristóbal de Las Casas, no es la primera vez que ocurre una situación semejante: que niegan mi ingreso en algunos negocios comerciales a ejercer mi derecho de consumidora, por motivo del estigma a mi identidad étnica, manifestada en mi vestido propio, que me distingue como parte de un pueblo originario Maya-K’iche’, de Guatemala. Esta situación de racismo y discriminación, la vivimos en lo general en las calles, en la vida cotidiana; las mujeres, niñas y niños indígenas. Y, una manifestación de ella, es el rechazo que sufrimos de parte de las casas comerciales, cuando con violencia verbal y física, nos impiden ingresar a los mismos. Desgraciadamente, este tipo de violencia está normalizada en la sociedad, y peor aún en las cámaras comerciales, las autoridades municipales, estatales y nacionales; quienes, observo, son omisos en reaccionar frente a estas flagrantes violaciones a los Derechos Humanos.

La inconformidad que aquí manifiesto en contra del trato que he sufrido, la formulo como mujer indígena, a nombre de todas las mujeres y todos los niños y niñas indígenas discriminadas y maltratadas en esta ciudad; independientemente de su escolaridad. Considero que la condena que se ha suscitado alrededor de mi caso, no debe responder al hecho que yo soy una estudiante de posgrado; sino a la discriminación misma. Y que el enojo y el rechazo social a este lamentable acontecimiento, no deben limitarse y ser circunstancial, sino que debe dar lugar a una vigilancia social cotidiana, y que el Estado mexicano y sus instituciones, actúen de oficio, mediante políticas públicas interculturales, para efectivamente prevenir y erradicar la discriminación y el racismo, como lo ordena el derecho nacional e internacional.

Lo acontecido no debe volver a repetirse. Si bien la acción de la agresión racista fue realizada por una trabajadora de la cafetería “Oh La La. Pastelería Francesa”; ella lo hizo cumpliendo órdenes; respondiendo a las políticas de la empresa. Por lo que el dueño de la pastelería, no puede ignorar su responsabilidad en este evento, cuando la empleada, a gritos, impidió que yo ingresara al lugar. Y sería doblemente agraviante, que ahora esta trabajadora sea despedida por cumplir con fidelidad las órdenes de su patrón.

Esto no debe volver a ocurrir. Pero, para que así sea, es necesario que tanto las autoridades municipales, estatales, nacionales; las cámaras de comercio y servicios turísticos, y las y los empresarios mismos, deben estar dispuestos a establecer nuevas relaciones de respeto con el comercio informal; capacitando y concientizando a sus trabajadores, hombres y mujeres, en todos los niveles: el vendedor o vendedora de mostrador; hasta las y los gerentes.

Erradicar el racismo y la discriminación nos involucra a todos los actores sociales, porque ésta es resultado de una construcción histórica, de una relación colonial, que no se ha superado. Por lo que muchos de los retos para superar el racismo y la discriminación, están en cada uno de nosotros, que hacemos a la sociedad misma. Pero, ciertamente, la responsabilidad de prevenirla y erradicarla, corresponde al Estado, sus instituciones, mediante políticas públicas contundentes. Sería deseable que el gobierno municipal inicie y desarrolle, con seriedad en el propósito, “Campaña de cero tolerancia al racismo y la discriminación” en las calles; espacios públicos y comerciales, en San Cristóbal de Las Casas. Lugar que, por cierto, se precia ser “la cuna de la cultura” en Chiapas, y también espacio de concentración de numerosas universidades y centros de investigación.

Quiero dar por cerrado este caso, que en lo personal me desgasta y me ofende. Espero que la disculpa pública solicitada, no se demore en llegar.  Mi deseo es que este caso se convierta en un precedente, para dar origen a una nueva relación, a un cambio de políticas públicas, que se sustenten en el respeto a las mujeres indígenas que luchan día a día, de una manera honesta, y que el sistema neoliberal las ha arrojado al comercio informal. Ellas no son responsables de tener a la calle como su único espacio de sobrevivencia.

ATENTAMENTE,

Rosa Xiap Riscajche (Ali Roxox)

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