¡Viva Jhonyyy! ¡Vivan los Pérez!, consignan en el entierro

El entierro de Jhony. Foto: Fredy Martín Pérez

El entierro de Jhony. Foto: Fredy Martín Pérez

Un caballo tobiano tirado por un joven, encabezó la cabalgata en la que participaron 13 hombres y una jovencita, para acompañar a Jhony Pérez, el jinete número 15 que yacía en el féretro de madera de cedro rumbo a su «última morada».

El cielo uniforme de un blanco profundo con tonos grises parecía cobijar al cortejo, que minutos antes de las 16:00 horas, dejó la funeraria, para enfilarse hacia el panteón municipal, acompañado de un mariachi que con sus notas acrecentaba aun más la tristeza de los deudos y amigos de Jhony.

El trovador con una botella de tequila al lado de los mariachis vestidos ad hoc, de negro absoluto, cantaba El Columpio, que hicieron famosa Los Rieleros del Norte: «Piensa lo que dices/ No ves que la vida/ Es como un columpio».

La camioneta que transportaba el féretro avanzaba a poco más de cinco kilómetros por hora y en ambos extremos del cortejo viajaban agentes de Vialidad Municipal, para detener el paso de los vehículos que circulaban por las avenidas, pero también iban elementos de la Policía Estatal Preventiva y Policía Ministerial en vehículos y a pie tierra, mezclados entre los deudos.

Sobre toda la 13 Sur, hombres y mujeres dejaban sus actividades en talleres mecánicos, tiendas y otros negocios, para salir a observar el paso de los jinetes y la carroza que llevaba el cuerpo de Jhony rodeado de arreglos de flores rojas, blancas y amarillas.

El Rey, El Hijo Desobediente, eran los temas recurrentes, pero cuando el cortejo alcanzó la puerta del lado oriente del panteón, entonces la camioneta blanca se detuvo y a los amigos y deudos se les pidió que no traspasaran la verja de hierro, pues El Chaco, un caballo del color del carbón bailaría frente al féretro, pero justo cuando el vehículo pasó hasta el territorio donde Jhony sería inhumando, un gorrión cruzó sobre las cabezas de las personas, para luego la pequeña ave posarse en un pilar de la barda, donde se detuvo unos momentos y retomar el vuelo inmediatamente.

¡Viva Jhonyyy!, ¡Vivan los Pérez!, lanzaron los espontáneos y segundos después, nueve hombres tomaran el féretro, caminaron con dificultad hacia la parte más oriental del cementerio, donde Jhony volvería a reunirse con su padre. En ese momento, el mariachi cantaba La cruz de madera: «Cuando al panteón ya me lleven/no quiero llanto de nadie/solo que me estén cantando/la canción que más me agrade». Un jinete que se había adelantado se colocó entre las capillas, para inmediatamente despojarse de su sombrero y vociferar cuando el cortejo pasó frente a él y su caballo: ¡Viva Jhonyyyy Pérezzzz!.

Vendrían Las golondrinas, de nuevo El rey, El hijo desobediente y otras canciones, hasta que Henry Pérez, el hermano de la víctima pidió que cesaran momentáneamente los guitarrones y las trompetas, para agradecer a los asistentes su acompañamiento y luego decir: «Se va un gran hermano, un gran padre. ¡No saben qué corazón tenía!, bueno ustedes que están aquí lo conocían», para luego se le quebrara la voz y fue cuando uno de los asistentes gritó: «Animo» y otras personas secundaron: ¡Viva Jhonyyyy Pérezzzzz!, ¡Viva Enrique Pérez!, ¡Viva la familia Pérez!.

Finalmente Henry explicaría que en el lugar donde descansarían los restos de su hermano, se encontraban los de su padre y otro hermano. «Muchas gracias a todos», agregó.

Doña Conchita Pérez, tía de Henry y Jhony, también agradeció a nombre de la familia Pérez Muñoz, la presencia de los asistentes que llegaron a darle el «último adiós» a Jhony, pero entonces el mariachi volvió a cantar El rey y cuando el féretro era depositado en esa tierra de color ocre, los asistentes empezaron a lanzar rosas y pétalos de crisantemos blancos.

El féretro con los restos de Jhony era cubierto con una plancha de cemento en su «última morada», junto a tres árboles de roble, hacia las 17:20 horas. Empezaba a oscurecer y los asistentes abandonaban el recinto.

3 Comentarios en “¡Viva Jhonyyy! ¡Vivan los Pérez!, consignan en el entierro”

  1. yamilet
    17 noviembre, 2013 at 13:05 #

    pobre

  2. Carlos
    16 noviembre, 2013 at 12:19 #

    Ya lo cambiaron (y)

  3. Carlos
    16 noviembre, 2013 at 12:18 #

    6 párrafo creo que al que escribió lo traiciono el subconsciente:

    verja s. f.
    1 Enrejado que limita un espacio abierto: alrededor del parque hay una verja.
    2 Reja que se pone en puertas y ventanas para seguridad o como adorno.

    Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

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