Denuncian artesanas de Chiapa de Corzo hostigamiento del gobierno municipal

Foto: Damaris Disner/ Chiapas PARALELO.

Chiapa de Corzo.- A la mente de Cecilia vienen los recuerdos de cuando tenía ocho años. Sus abuelos le inculcaron el bordado de petatillo, el embollado, el trabajo en tul en los vestidos que realizaba a sus muñecas.

“Jugando nos enseñaban a ser mujer. Mi abuelo me regaló una Maruncha que él mismo hizo porque esculpía la madera. Me iba a los lavaderos, cada mujer de la casa tenía uno, y ahí lavaba con mi Maruncha en la espalda, sostenida con un rebozo como si fuera realmente una bebé”, comenta Cecilia Mundo Rincón.

A los trece años, junto con otras adolescentes, bordaba mantillas para la logía masónica. “Los gringos llegaban a traerlas, yo no sabía para quiénes eran, sólo las entregábamos”.

Tal vez esos primeros contactos hicieron de Mundo Rincón una mujer que sabe trabajar en equipo, principalmente para lograr una vida digna a otras mujeres, en su mayoría pilares de familia.

Por eso, no es extraño que haya dedicado veinte años de su vida al trabajo social en brigadas rurales. Era el año de 1974 cuando viajó a Villahermosa, Tabasco. Ahí desarrolló trabajo en las comunidades a través del DIF Nacional. Pero el acoso sexual de su jefe hizo que renunciara al trabajo para regresarse a Chiapas.

Recuerda que a su retorno fue “vendedora ambulante”, ya que vendía de todo para sostener a su hija, “viví momentos de pobreza, de mucha necesidad”. Reconoce con tristeza que a diferencia de Tabasco “El chiapaneco no está acostumbrado a trabajar en equipo”.

Decidida a conformar una agrupación de mujeres para ayudarse mutuamente, fundó Matohue S.C. de R.L. de C.V. Al preguntársele el significado del nombre, comenta con orgullo “Matohue es el dios de la fertilidad de los Chiapanecas”, con el cual ha logrado obtener recursos a través del Fonart (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías).

En el 2005 queda constituida el acta de la asociación que reúne a más de 80 mujeres de ocho comunidades de Chiapa de Corzo: El Palmarcito, Linda Vista, La Concepción, Juan del Grijalva, La Amatal, Monte Rico, Palestina y Nuevo Porvenir, así también las que son de la cabecera municipal.

La satisfacción de Cecilia es mayor al reconocer que esta sociedad cooperativa logra que las mujeres puedan mantener a sus familias, además de ser dignas representantes de las artesanas, al realizar espléndidos trajes de Chiapaneca y Chuntá que engalanan la Feria grande de Chiapa, la cual es reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Además de estos trajes que fomentan las tradiciones, realizan otros que las promueven al incorporar los bordados en vestidos de novia, quince años, así también de los estilizados, contribuyendo al fortalecimiento de la identidad Chiapaneca.

Han recibido el reconocimiento de artistas como Verónica Castro, Yuri y del certamen Nuestra Belleza. “Me preguntaron qué gané con vestir a las aspirantes, yo les contesté que un vidrio. Y así es, me dieron un reconocimiento, no gané dinero pero sí la satisfacción que les gustara el trabajo de Matohue”.

Reconocida por el pueblo, vejada por la autoridad municipal

Foto: Damaris Disner/ Chiapas PARALELO.

Pero los reconocimientos que ha recibido de propios y extraños parecen incomodar a la autoridad municipal de Chiapa de Corzo, ya que el 7 de noviembre de este año, sin presentar ninguna orden que justificara tal acto, un comando especial interrumpió en el local 11 ubicado en la calle que desemboca al malecón.

Integrado por policías municipales, el director del Jurídico del Ayuntamiento Chiapacorceño, trabajadores de Obras Públicas apiñaron todos los artículos exhibidos a venta en un rincón del local e inmediatamente levantaron un muro dejando encerradas las pertenencias de Matohue.

Incluidos vestidos que demoran las artesanas en hacer durante seis meses, tuvieron que bordarlos en 22 días, en apoyo a Cecilia que ya no sabía si se le subía o bajaba la presión por la inquietud de fallarle, por ejemplo a Frida, la novia que estuvo a punto de quedarse sin su ajuar.

“Esa era mi mayor preocupación fallar a la gente que ha creído en mí. Yo diseño los vestidos y las mujeres que están en la Sociedad los confeccionan. Solidarias me ayudaron a sacar el compromiso y lo entregué en la fecha acordada”.

Visiblemente afectada, Cecilia Mundo comenta que ya no desea volver a llorar por esa situación, tiene fe que la demanda que interpuso ante la Procuraduría de Justicia del estado se haga valer. La concesión del local vence hasta el 2024 porque le fue renovada el año pasado.

Incluso ya fue notificado el Jurídico del Ayuntamiento ante un notario y dos abogados, pero con arrogancia al no reconocer a las autoridades estatales se negó a recibir el oficio. En cuanto se identificaron como tales, afirmó que la señora Cecilia podía sacar sus cosas por una ventana ubicada ahí.

Pero a Cecilia le mueve su dignidad, la injusticia que cometieron contra el grupo que representa, la afrenta de tratarla como una criminal. Espera la justicia, que se reabra su local de manera respetuosa. El improperio ya está hecho, nada lo puede borrar, pero sí aboga por una restitución lo más posible de los daños.

Y así como ideó el vestido de Chiapaneca con diseño de pétalos “cuando la novia o quinceañera se sienta, viera lo hermoso que se ve, parece una flor” y el bordado rellenado que no deja un pedazo de tul sin coser, tiene la certeza que Matohue no desaparecerá porque ella y las 80 mujeres que lo conforman, lucharán para continuar entretejiendo sus sueños.

La artesana con parte del vestido de novia. Foto: Damaris Disner/ Chiapas PARALELO.