Jacivi, mujer que crea puentes para otras mujeres

Jacivi Gómez Tipacamú, originaria de Chiapa de Corzo es abogada por convicción, defensora de los derechos humanos y activista social.

Jacivi Gómez Tipacamú, originaria de Chiapa de Corzo es abogada por convicción, defensora de los derechos humanos y activista social.

Hay voces en silencio. Las mujeres alejadas de la sociedad. Las que tienen por residencia paredes frías y barrotes herméticos como puertas, raras veces abiertas. Mujeres que habitan edificios enclaustrados dejándose habitar por todos sus fantasmas, de golpe, donde no pueden gozar de momentos de soledad porque siempre son observadas (carceleras, familiares, sociedad, su propia conciencia).

De quienes, los que estamos afuera, pocas veces nos acordamos sino conocemos alguien ahí dentro. Para fortuna de ellas, y de nosotros, hay una mujer que decidió ver más allá de las apariencias, del escrutinio, para ser un puente de luz para las mujeres del Cereso Femenil El Amate, ubicado en Cintalapa, Chiapas, donde 220 mujeres purgan una condena, en algunas ocasiones injusta.

Jacivi Gómez Tipacamú, abogada joven de apariencia menuda, es quien inició la campaña Unidas por la sangre, con la finalidad de reunir y entregar artículos de higiene para la mujeres en la cárcel y también, para sus hijos quienes están con ellas hasta cumplir los cuatro años.

DAMARIS UNO

Lo que motivó a iniciarla fue «Descubrir y concientizar que ellas también tienen las mismas necesidades físicas que nosotras, con la diferencia que algunas nos encontramos en libertad, sin embargo ellas al encontrarse privadas de su libertad se tienen que ingeniar para poder solventar esas necesidades básicas como son las toallas sanitarias, para sus periodos menstruales y por escasez económica o de visitas familiares tienen que sustituir estas necesidades por otro material, como pedazos de telas o papel y no precisamente papel higiénico, sólo alguien del mismo género puede entender esas situaciones».

Pero estas mujeres encerradas entres sus recuerdos y su incierto porvenir también son madres, «se les ha vuelto común escuchar llantos de bebés y risas de infantes en este cautiverio al que para ingresar se deben pasar por filtros sólo para llegar al patio central, en donde se encuentra un auditorio que sirve de escenario para las presentaciones y festejos que se hacen para las internas.

«Aunque el derecho de las y los niños a estar con su madre los primeros años de su vida se cumple, éste y el resto de sus garantías son vulnerados por las condiciones y reglas que existen. Los niños cantan, bailan, acuden a la escuela y se divierten pero siempre dentro de esta construcción cuya arquitectura es de tipo fría y en donde todas son vigiladas por custodias que en su mayoría son mal encaradas.

«Los pequeños comen pero con limitantes, ya que por seguridad no todos los alimentos se permiten en el reclusorio. Duermen tranquilos porque lo hacen con su mamá, pero las camas están diseñadas para una sola persona. Caminan y corren, pero no por cualquier lugar pues no todos son aptos o seguros para ellos.

«Considero que la peor sentencia que puede recibir una madre presa es tener que separarse de un hijo, luego de haber permanecido con él casi cuatro años».

En el Amate existe un aproximado de 10 a 15 niños viviendo con ellas de entre los 0 a 4 años de edad. Mujeres embarazadas, hasta diciembre había aproximadamente tres (mes cuando se entregó lo recaudado de la segunda campaña).

En San Cristóbal de Las Casas, aproximadamente de 5 a 8 niños ( de una población de 56 mujeres), mujeres embarazadas de 2 a 3 casos. En esta prisión las mujeres sufren violencia muchas veces por no contar con un traductor sumando que son vulneradas por la condición de ser indigenas.

En Tapachula (con una población de 160 internas), considero pertinente que las madres extranjeras deberían ser extraditadas a sus lugares de origen para tener cerca a sus familias y mayores posibilidades de ayuda.

Para la mujer que crea «puentes y no muros para otras mujeres» no es fácil asistir a la entrega de lo reunido, necesita dejar en la entrada, junto a sus cosas personales, también sus deseos de llorar.

Ayudar no es fácil. Quién no quisiera pensar que más allá de nuestras cómodas casas no existen seres que sufren por no salir de un pequeño espacio o ver el cielo a determinadas horas.

Precisamente, uno de los casos que más le han conmovido es el «de una joven de 18 años recién cumplidos. Ingresada por el delito de trata de persona, una historia muy conmovedora, ya que esta joven creció con su madre en la misma prisión hasta las cuatro años, pero al salir ella deseaba que Dios la escuchara para volver a estar con su madre, me contó que sufría mucho por no tenerla sobre todo en la edad de la adolescencia; así que decidió retomar el oficio de su mama y fue detenida por el delito de trata de personas y hoy en día se encuentran juntas recluidas y bajo esas condiciones».

Aunque esta campaña intenta solventar un poco lo que las instituciones gubernamentales no apoyan de una manera integral, como los artículos de limpieza, las mujeres internas también tienen necesidades emocionales, sin duda, más difíciles de cubrir, para ello es necesario «desde mi perspectiva, concientizar a estas mujeres con talleres de empoderamiento, ofrecerles un abanico de posibilidades para su autoestima, para que una vez que vuelvan a ser reinsertadas a la sociedad, tengan una mejor calidad de vida para ellas mismas y las de sus hijos y familias, es urgente profesionalizar y actualizar las terapias emocionales dentro de las cárceles» .

A pesar de haber encontrado personas carentes de sensibilidad, que la impulsó a emprender la campaña, también ha encontrado en la sociedad civil «una ayuda sorprendente y maravillosa».

Iniciativas feministas y Libertad para Crecer han sido dos asociaciones solidarias para Unidas por la Sangre.

Tal vez el frío del edificio que percibe Jacivi, no es en sí la construcción, tal vez se deba a la actitud que tiene la mayoría del personal que labora ahí, «no es nada agradable el trato que dan a las visitas de las internas, sin embargo el personal administrativo, nos ha apoyado con mucho para que podamos acceder al área».

Espera que dentro de un año se pueda expandir «la cultura de poder ayudar a otro, estoy buscando no solo alianzas estatales, también nacionales y por qué no internacionales como fundaciones, ong’s y asociaciones civiles».

Para Jacivi, su mayor satisfacción de la campaña es «un compromiso muy personal primordialmente con mi dador de vida, poder compartir y crear una red de amigos en esta vida y saber que donar produce una ley divina, la de la siembra y la cosecha, esa es la que practico y me satisface».

Puedes sumarte a Unidas por la sangre, donando artículos de higiene personal como toallas sanitarias, papel de baño, champú, desodorante, pañales para bebés.

Tienes hasta el 15 de marzo para participar en la tercer campaña, los centros de acopio son: Motosierras Husvarna 1ra. av. sur ote 843 de 8a.m. a 1p.m; Isver Manualidades, Av. 20 de Noviembre no. 614 entre calle Morelos y 15 de Mayo col. Bienestar social; Caleidoscopio Galería Taller, 6ta poniente entre 2da y 3era sur y Galería Rodolfo Disner, 4 nte. pte. 342, en horario de 11 a.m. a 8 p.m. Pie de fotos: Jacivi Gómez Tipacamú, originaria de Chiapa de Corzo es abogada por convicción, defensora de los derechos humanos y activista social.

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