Detrás de los decretos del agua, hay intereses económicos y no sociales: Investigador

Jesús Carmona de la Torre

Jesús Carmona de la Torre investigador en el área de laboratorios institucional del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) en su participación en el conversatorio realizado por Otros Mundos/Amigos de la Tierra  declaró que los 10 decretos sobre el agua, se ha generado más desconfianza en un sector cada vez con mayor número de población  y que detrás de ellos, hay intereses solamente económicos que buscan generar riqueza a costa de lo que sea.

Carmona fue invitado al conservatorio titulado «Los decretos de agua: impactos sobre los ríos, pueblos y mujeres en Chiapas»  realizado el pasado 17 de julio en el Foro Cultural Kinoki de San Cristóbal de las Casas.  

El investigador afirma que el agua ha sido y sigue siendo uno de los grandes problemas en nuestro país, una de las principales problemáticas ha sido los niveles poco salubres del agua en Chiapas:

Solo en las ciudades más grandes e importantes del país el agua se podría denominar como ‘potable’ porque tienen realmente la infraestructura para potabilizar el agua. Sin embargo, la carencia en términos de saneamiento es mucha y Chiapas está lejos de alcanzar los niveles nacionales promedios. La planta llamada ‘Ciudad del agua’ en Tuxtla Gutiérrez quiso potabilizar el agua, no obstante, sabemos que ésta no es potable. El resto es agua entubada.

Carmona asegura que los principales problemas que se presentan en la calidad del agua son de carácter microbiológicos, debido a la falta de servicios sanitarios para dividir los desechos humanos y de los animales que llegan a terminar en ríos y arroyos. De la misma forma, el agua de los ecosistemas está contaminada de manera particular en el sector agrícola:

El uso indiscriminado de agroquímicos es terrible. Se hacen verdaderas bombas: se mezcla un producto con otro para controlar una plaga o la vegetación en los cultivos o monocultivos, y también hay un uso exagerado de fertilizantes sin conocimiento real de la fertilidad de las tierras.

 

La amenaza del fracking

Durante el conversatorio, Carmona mencionó que los 10 decretos sobre el agua promulgados el 6 de julio por el presidente de la república Enrique Peña Nieto, trajeron el levantamiento de las vedas, es decir, permisos por parte del Estado a empresas que puedan acceder a fuentes de agua en determinado territorio, por lo que, podría ser un elemento vital para el desarrollo de la técnica por fracturación hidráulica o fracking:

Con el fracking, en un pozo pequeño de extracción de petróleo o de gas natural, tenemos una inversión de agua de entre 4,000 y 9,000 m3 de agua para el proceso extractivo. Podemos tener hasta 29,000 m3 de agua en un pozo más grande. Para perforar varios kilómetros de capas de tierra, tienen que utilizar sustancias químicas, maquinaria pesada y energía, además de agua.

Actualmente la legislación no prohíbe a las empresas extractivas usar sustancias, ni tampoco las invita a dar información sobre las que se utilizan en la perforación. Pero es sabido que para realizar el fracking se necesitan metales pesados para romper capas de suelo que se mezclan con el agua; algunos de ellos con materiales radiactivos, informa el académico.

La fracturación hidráulica contamina mantos acuíferos y ríos. Se mezclan con la lluvia y es ahí cuando es difícil contener la contaminación. No hay experiencias muy exitosas en donde las industrias extractivas puedan contener la contaminación. De hecho, siempre hay lagunas y depósitos importantes de materiales mezclados con agua, asociados a los lugares donde estas empresas extraen, y estos hacen indisponible el agua.

Finalmente, Carmona recuerda que en 2012 junto a otros colegas integrantes del Comité de Cuenca del Jovel propusieron un monitoreo de la calidad de agua, sin embargo, los precio elevados de los estudios junto a la poca voluntad del Gobierno para investigar lo hicieron una tarea compleja.

La contaminación por los agroquímicos todavía no está documentada. Nos falta mucho para tener bases de datos confiables. No son procesos baratos: a veces hacer una determinación de un solo metal pesado nos puede costar 1,500 pesos y eso hace imposible que podamos monitorear toda una cuenca, pero debemos ser capaces de proponer métodos para hacer al menos algunos monitores que nos den indicios del nivel de contaminación en la cuenca.

 

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