Sentencia por el feminicidio de Tania Verónica Luna, precedente de justicia en Puebla

Sentencia por el feminicidio de Tania Verónica Luna, precedente de justicia en Puebla

Por Ámbar Barrera de Lado B

Tania Nadshely Verónica Luna fue asesinada el 28 de septiembre de 2016. Casi tres años después, Luis Humberto Ortega Sánchez fue declarado culpable y se le imputó una pena de 50 años en prisión y la obligación de pagar la reparación integral del daño a las víctimas indirectas.

Esta sentencia, de acuerdo con Esmeralda Lecxiur Ferreira, abogada de la familia de Tania, marca un precedente en el estado de Puebla, pues es la primera vez que durante el proceso penal se aplican todos los protocolos de feminicidio disponibles.

—Una parte importante del fallo fue que el Tribunal Unitario reconoció que, en el caso de Tania, el Estado incumplió con protegerla y eso creemos que es un mensaje importante y poderoso —dijo la abogada—. Regularmente pensamos que cuando una persona priva de la vida a una mujer, por el simple hecho de serlo, únicamente impacta a esa mujer, y eso no es así. Cuando eso sucede, el mensaje que mandan es que el Estado no está siendo capaz de proteger a las mujeres.

Un proceso judicial con perspectiva de género

—Este caso es simbólico y creemos que puede ayudar a otras familias, precisamente por la calidad y el estándar con el que se llevó a cabo —dijo Esmeralda Lecxiur durante una rueda de prensa el 13 de mayo a la que asistieron los padres de Tania, la abogada del caso y dos peritos especializados —. Es el primer caso en Puebla con una sentencia en el que se aplican todos los protocolos que existen en materia de feminicidios, incluido el Protocolo Latinoamericano de Muertes Violentas contra Mujeres por Razones de Género. Metodología que ha servido como modelo para que los protocolos como los de Puebla, y otros en otras entidades federativas, puedan a su vez reformarse y hacer investigaciones más eficaces.

Durante el proceso judicial, además de los peritajes que son obligatorios por el tipo de delitos, se incluyeron otros medios periciales: la autopsia psicológica, en el que una psicóloga describe un perfil completo de la víctima para descartar, sustentadamente, que ella no se suicidó, ya que ese fue uno de los argumentos que quiso usar la defensa; y un peritaje sobre el entorno psicosocial, que describió todo lo que implicó para la familia, su entorno de amistades, maestros y amigos el feminicidio de Tania.

Otro de los peritajes fundamentales en el proceso fue el realizado desde la antropología social, que ayudó a conocer el motivo o el móvil del asesinato, mediante la reconstrucción del escenario antes, durante y después del crimen para saber por qué ocurrió y los factores que influyeron. Esta parte es algo que no se había hecho en Puebla en ningún caso.

Oscar Montiel, el perito en antropología social con perspectiva de género que acompañó a la familia durante el proceso como consultor externo, explicó que este tipo de peritaje permite “armar el rompecabezas” de la violencia que ejerció el feminicida para ser tomado en cuenta por los administradores de justicia.

Esta metodología se hace a través del análisis del expediente y de entrevistas a testigos y amigos de la víctima.

—El planteamiento que resolví es cómo la privación de la vida resulta de la violación sistemática de Derechos Humanos en un contexto generalizado de violencia, discriminación y desigualdad ante su victimario; toda vez que también existieron factores sociales y culturales que determinaron la vulnerabilidad de Tania frente a su agresor.

El antropólogo compartió también que hubo episodios de violencia por parte de Humberto que fueron escalando hasta llegar al feminicidio. En esta metodología del análisis de los hombres violentos logró identificar cómo a partir de la relación entre Tania y Humberto, había elementos de control de poder que ejercía él sobre ella y cuando los perdía decidía ejercer violencia.

Por otro lado, Ixchel Iglesias, también perito en antropología social con perspectiva de género, trabajó de la mano con la abogada como un consultora. Ella se encargó de dar asesoría y material de estudio a los funcionarios públicos que llevaron el caso de Tania.

—En los casos de violencia contra las mujeres es importante que se cuide cada momento del proceso porque, generalmente, se parte de mirar la violencia como un hecho aislado pero en un caso de feminicidio lo primero que hay que entender es que es un continuum de violencia que se da desde antes y después del feminicidio —puntualizó.

De acuerdo con la antropóloga, esta violencia no sólo la sigue recibiendo la víctima sino también la familia, a través de la revictimización, estigmatización y criminalización, y no es visible porque hay mandatos culturales que normalizan estas percepciones.

Esto quiere decir que se hacen muchos juicios para discutir, ya sea desde medios de comunicación como dentro del mismo proceso penal, si la víctima merecía o no ser violentada.

—Esta pregunta debe ser considerada intolerable, pues atenta contra la vida y la dignidad de las mujeres. Esto es parte no sólo de un hecho sino de una realidad social, por lo que abogadas, abogados, jueces, peritos y demás no están exentos a estos mandatos sociales de género.

Iglesias se dedicó a analizar los discursos de testigos y funcionarios para determinar si había estigmatización, y proceder a visibilizar y compartir material para sensibilizarlos; para que pudieran “tomar las pruebas y argumentos como son, sin esas etiquetas que están dados por hecho y ni siquiera lo notan”.

—En un feminicidio, al contrario de un homicidio, están entre los bienes jurídicos afectados el hecho de que a ella se le violó el derecho a tener una vida libre de violencia, el derecho a la igualdad, a tener una vida digna y plena en el que ser mujer no representara ningún peligro.

Finalmente, la experta recomendó que en otros casos, es importante que las familias se apoyen de todos los recursos posibles para, en el proceso, ir sensibilizando sobre esos mandatos sociales y para que se hagan visibles estas formas de violencia contra las mujeres.

La abogada, Esmeralda Lecxiur, también remarcó que las víctimas y sus familias tienen derecho a exigir los mejores jueces. En su caso, partieron de cero. Exigieron a la Fiscalía no sólo a los mejores jueces y peritos, sino que también tuviera perspectiva de género. Ante la respuesta de la Fiscalía de no contar con funcionarios capacitados desde ese tema, la estrategia fue trabajar codo a codo con ellos y proporcionarles a los expertos que pudieran capacitar a los funcionarios durante el proceso.

Foto tomada por Marlene Martínez

Clínica de litigio estratégico

Catalina Aguilar, directora de la organización Cihuautla, donde se llevó a cabo la rueda de prensa, comentó que es necesario defender los derechos de las mujeres no sólo para la reducción de las brechas de género sino también desde el acceso a la justicia. Por lo que, en su organización se instalará una Clínica de litigio estratégico en materia de feminicidios en el que las familias de las víctimas puedan tener acceso a estos mismos recursos a los que recurrió la familia Verónica Luna.

—Puebla tiene un protocolo muy completo en materia de feminicidios, son más de 100 indicadores que tiene que completar la Fiscalía para poder descartar motivos por razones de género; sin embargo, no tenemos certeza de que este protocolo se ha implementado en la práctica.

Aguilar hizo un llamado a abogadas litigantes para sumarse al proyecto y así ayudar desde la sociedad civil.

—También tenemos que estar atentas a cómo se va a desarrollar la Ley Orgánica de la Fiscalía donde se determinarán cómo tienen que quedar las áreas especializadas y así institucionalizar que haya peritos y peritas especializadas en perspectiva de género.

El mensaje de la familia Verónica Luna

Gladys Luna y Ramón Verónica, padres de Tania, compartieron parte de la cronología de hechos descubierta en el proceso judicial, como una forma simbólica de devolver la dignidad a Tania ahora que ya no hay presunción de inocencia.

Tania conoció a Humberto en abril de 2016. En junio decidió alejarse de él ya que tuvo comportamientos violentos con ella. En septiembre de ese mismo año, Humberto volvió a buscarla e insistió en verla ocupando distintas formas de presión hasta que Tania accedió a citarlo en su casa.

El 28 de septiembre a las 8:09 pm los padres tuvieron la que sería la última llamada por teléfono con su hija. En la siguiente media hora Humberto la asesinó.

Para simular un robo, se llevó la televisión y el celular de Tania, desde el cual al otro día envió mensajes fingiendo un secuestro y pidiendo recompensa por Tania.

A lo largo del proceso judicial se estableció cómo la violencia fue escalando hasta segar la vida de Tania.

A partir de este suceso, los padres de Tania han observado que los feminicidios escalan las cifras y por eso también decidieron compartir la información del caso y su resultado: “como una forma de decir (a las familias de otras mujeres víctimas de feminicidio) que no están solas”.

—Tania, escucha, tu familia está en la lucha. Tania, escucha: te amo con todo mi ser —finalizó Gladys Luna.

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