Desinformación y prohibición de anticonceptivos en los Altos; dan paso al embarazo no deseado, enfermedades de transmisión sexual y matrimonios forzados
*El informe presenta el diagnóstico realizado por Asesoría Capacitación y Asistencia en Salud A. C. (ACAS A. C.), en particular la percepción de los adolescentes y los jóvenes, en el ejercicio del Derecho a la salud sexual y reproductiva (DSR), en los municipios de San Juan Cancuc, Santiago El Pinar, Aldama y Tenejapa, en el Estado de Chiapas; con una numerosa población indígena.
*Diagnóstico de las percepciones de los jóvenes, los padres de familia y otros actores comunitarios, del ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en comunidades indígenas de cuatro municipios del estado de Chiapas.
Mario Enrique Gómez Guillén, Maura Girón Gómez, Juan Gabriel Sántiz Gómez y Ana María Gómez Serna, son los autores de un trabajo de campo, investigación y análisis, sobre la percepción de los adolescentes, jóvenes, padres de familia y otros actores comunitarios, en el ejercicio del derecho a la salud sexual y reproductiva en cuatro municipios de Chiapas.
El objetivo del trabajo fue el de analizar el estado del conocimiento, la práctica y la percepción comunitaria del Derecho a la salud sexual y reproductiva (DSR), de los adolescentes y los jóvenes indígenas, su relación con la salud sexual y materna en los municipios de Aldama, Santiago El Pinar, San Juan Cancuc y Tenejapa.
Gómez Guillén expone el tema de los Derechos Humanos y el DSR dentro de las comunidades, menciona que, en el contexto indígena, el concepto de derecho no tiene una definición precisa. Se relaciona con expresiones como Ich’el ta muk, que significa “tomarnos en cuenta”, la palabra derecho se ha adaptado a las lenguas tsotsil y tseltal como derechoetik, pero tampoco tiene una definición clara.
Asimismo, en la percepción de los derechos en los contextos indígenas, encontró que, por lo general, solo los hombres pueden ejercer de manera libre sus derechos y pueden aplicar conforme a su conveniencia. Por ser jefe de familia, puede mandar a sus hijos y esposa, con lo que consideran bueno, dentro en las comunidades indígenas, conforme al derecho consuetudinario, que no siempre es favorable para todos.
Desde la niñez, inculcan a hombres y mujeres a realizar tareas y actividades según su sexo, estas varían según la construcción social, pero por lo general a las mujeres se les enseña a ser sumisas, obedecer, a no levantar la voz, no dar su opinión ni participar, a cuidar el hogar y a la familia. A los hombres se les pide lo contrario, creen que tienen una mayor capacidad y fuerza física.
A la mayoría de los y las jóvenes y mujeres indígenas, se les limitan sus derechos, en particular a la participación comunitaria, toma de decisiones y libre elección. Sus derechos son vulnerados por falta de información sobre lo que son en realidad; las religiones, cristianas, católicas y tradicionalistas, también limitan los derechos, cuya moral aún permanece a las comunidades indígenas, otras religiones han contribuido a que los derechos, sobre todo al participar y la igualdad de las mujeres se tomen en cuenta.
Además, en las comunidades perduran tabúes y prohibiciones que se inculcan a los niños desde temprana edad. Por ejemplo, a las niñas no se les permite relacionarse con los niños en ningún espacio; se prohíben las relaciones interpersonales tales como el noviazgo; a las mujeres no se les permite salir a pasear o reunirse con sus amigas.
También, cuando una mujer se embaraza o tiene un hijo, no le permiten seguir estudiando, demostrar el afecto que le tiene a sus hijos y viceversa, porque consideran que se ve mal o que es inmoral. Les prohíben heredar bienes, en algunas comunidades tampoco se les permite ejercer cargos públicos, sociales o religiosos.
Por lo general, tampoco se conoce el DSR, la información que hay enfoca solo la reproducción y planificación familiar. Los derechos sexuales son vulnerados porque la sexualidad no se considera importante, las mujeres no pueden demostrar deseos sexuales o tener una vida sexual activa por su propia voluntad; solo los hombres pueden hacerlo y solo ellos pueden buscar satisfacerse.
Gómez Guillén comenta que, hasta el sexenio pasado, las mujeres recibían del personal de las instituciones de salud o de promotoras de programas, información que promovía el uso de métodos de planificación familiar y los cuidados de la salud materna, como el control prenatal. Sus maridos no se oponían, debido a que el apoyo económico que recibían estaba condicionado a que participaran y se informaran.
En cuanto a la información dirigida a los jóvenes sobre la sexualidad, se prohíbe porque se considera impropia para su edad, inmoral o pecaminosa. De acuerdo con los padres de familia y las autoridades comunitarias, hablar del tema con los jóvenes los perturba o los pervierte.
Sin embargo, en la juventud, los hombres y las mujeres sufren diversos cambios físicos y de conducta, despierta la curiosidad por su sexualidad y las relaciones sexuales. Entre los cambios está el interés por tener nuevas experiencias, al carecer de información puede desencadenar múltiples problemas y exponerlos a riesgos para su sexualidad y su salud.
Por ejemplo, no usan ningún método de protección en sus encuentros sexuales, tales encuentros ocurren en espacios abiertos, por mencionar algunos están los cafetales, la milpa o el monte. Entre los problemas de la desinformación están las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no planeados, que en ocasiones desenlazan en uniones forzadas o matrimonios a temprana edad.
Gómez Serna, Gómez Guillén y Girón Gómez, exponen sobre la percepción que tienen las comunidades de la consejería anticonceptiva y la educación sexual que se ofrece en las unidades médicas y se imparte en las escuelas, así como los obstáculos que enfrenta el personal de estas instituciones para comunicarse con los jóvenes.
La consejería anticonceptiva y la educación sobre la sexualidad son temas que causan controversia en los actores comunitarios que participaron en el diagnóstico. La percepción más común se trata de información útil para la planificación familiar, es bueno que los métodos anticonceptivos se conozcan para prevenir tener más hijos de los que se puede mantener, los jóvenes deben conocerlos para evitar un embarazo no deseado y prevenir infecciones de transmisión sexual.
En la mayoría de las comunidades indígenas, los jóvenes no le dan importancia al cuidado de la Salud Sexual y Reproductivo, pues no es bien visto que se informen al respecto. Para la población indígena, hablar de estos temas es pecaminoso o inmoral.
Por otro parte, algunos actores comunitarios, en especial personal médico y de la educación, promotoras de la salud, mujeres y parteras han participado en procesos de concientización en el tema de salud, dando pie, a que cada vez hay una mayor apertura ante estos temas, dado mayor acceso al internet, a las redes sociales en los teléfonos móviles, sobre todo en las cabeceras municipales, lo consideran positivo.
Gómez Serna, Gómez Guillén y Girón Gómez, añaden que, también predomina la idea de que la anticoncepción debe conocerse una vez que la pareja se ha unido, de otro modo no debe informarse a los jóvenes al respecto. Algunos hombres que tienen autoridad o cargo consideran que es necesario mantener esta información lejos de los jóvenes que no se han casado para evitar el riesgo de que conocerla los lleve a tener relaciones sexuales antes del matrimonio.
Hay otra percepción negativa del uso de métodos anticonceptivos por mujeres jóvenes, creen que esto podría dañar su salud reproductiva e incluso su fertilidad. Algunas figuras comunitarias sostienen que está bien que los hombres reciban esta información, pero no las mujeres, ellas deben recibirla de sus maridos.
En algunas de las opiniones sobre el tema, expresaron que la información debe darse a los jóvenes, hombres y mujeres por igual, pero a partir de los 18 años.
El personal de salud reporta afrontar obstáculos para brindar consejería o dar de manera abierta información sobre los métodos anticonceptivos a los jóvenes. Las mismas autoridades comunitarias les piden que no aborden los temas relativos a las relaciones sexuales con jóvenes que no estén unidos.
“El comité de padres de familia comenta que ellos sí lo ven mal que vengan pláticas. Y sí me han pedido que la gente que venga a dar pláticas relacionadas con sexo o prácticas sexuales revise bien el contenido porque tienen experiencias no muy gratas. En cuestión de que lo toman como una invitación, si se les reparte preservativos, condones, por ejemplo, ellos ya es como una invitación a que lo uses”, señala un médico comunitario.
Entre los jóvenes entrevistados de la consejería en SSR y del uso de los métodos anticonceptivos, piensan que el uso de métodos anticonceptivos debe restringirse a los adultos.
“Hay algunos que dicen que está bien utilizarlo, pero para mí no es bueno utilizarlo porque nos podemos enfermar si utilizamos esas medicinas. Para los que lo quieren utilizar esas medicinas o para el que quiera tener su marido y utiliza esas medicinas, se puede enfriar el cuerpo y después ya no podrán embarazarse”, testimonio de un joven.
En algunos testimonios de grupos de adultos, mencionan que, deben utilizar los métodos anticonceptivos después de haber tenido el primer hijo. Respondiendo a la creencia de que su uso puede esterilizar a la mujer.
La mayoría de los y las jóvenes desconocen del tema, señalan que han recibido poca consejería o pláticas al respecto. Dicen no recordarla bien, aunque consideran que sí es importante tener esta información.
Entre los métodos que más personas indicaron conocer están las pastillas, inyecciones y el condón. Sobre este último, uno de los participantes mencionó que su uso es complicado y que solo deben usarlo los que saben.
A su vez, los autores también abordaron el tema del noviazgo y cómo repercute en la vida de los jóvenes, mencionan que, la opinión más abierta entre los participantes es que el noviazgo se oculta o empieza sin el conocimiento de los padres. Se identifica como una práctica no permitida, que implica sanciones, por parte de las autoridades comunitarias, aunque cada vez son menos comunes, la más común es la unión o matrimonio forzado.
“En las comunidades indígenas donde trabajamos, el noviazgo está prohibido. Los jóvenes se encuentran sobre todo en los espacios escolares o en lugares escondidos en sus comunidades, como montes, cafetales o milpas”, exponen los autores.
Las opiniones de los distintos actores evidencian que el conflicto entre el noviazgo y los valores comunitarios es fuerte. La percepción tanto los jóvenes, como autoridades y padres de familia, es que el noviazgo es una práctica peligrosa, porque hay una relación directa entre este tipo de vínculo y tener relaciones sexuales, lo que deriva en el embarazo.
Por ello, los jóvenes, sobre todo los varones, ven en el noviazgo la oportunidad de tener actos íntimos, condicionan o engañan a su pareja. Las relaciones sexuales suelen ser desinformadas y desprotegidas, dando paso a embarazos no planeados y sanciones.
Respecto a que la obligación de unirse o casarse, algunos de los participantes expresaron desacuerdo, porque si son muy jóvenes la relación no será duradera. El hombre abandona a la mujer con hijos, sufre violencia, además los problemas que ya tiene aumentan, como es el caso de la pobreza, no basta con prohibir el noviazgo para que los jóvenes dejen de relacionarse, pues aumenta la posibilidad de que lo vivan de manera clandestina.
Los jóvenes, autoridades y padres de familia comentaron que, si el noviazgo fuera permitido, los jóvenes no tendrían miedo ni se verían a escondidas. Opinan que los jóvenes deberían poder tener relaciones de noviazgo con el conocimiento y la vigilancia de sus padres, no deberían tener relaciones sexuales para evitar embarazarse o el abandono sus estudios.
Gómez Serna, Gómez Guillén y Girón Gómez, investigaron sobre la unión tradicional o matrimonio, cuál es la mejor edad para contraer matrimonio y si se permite elegir a la pareja. En las comunidades indígenas, la unión en pareja se da a edades tempranas, aunque, la unión no se puede considerar como matrimonio si no cumple con los requisitos legales.
En las comunidades, la unión tradicional es una práctica común que se formaliza conforme a costumbres ancestrales. En la antigüedad era sagrada, seguía un protocolo que culmina con la aceptación, casi siempre de manera obligada, de la pareja y su unión, por lo general, no pedían la opinión de la mujer; los padres eran quienes tomaban la decisión.
En las poblaciones incluidas en el diagnóstico, cuando la unión es tradicional, los padres de ambos jóvenes participan en la decisión. Los jóvenes tienen poco contacto antes a la unión, pero dan su consentimiento, en ocasiones, ellos mismos toman la decisión sin consultarlo con los padres.
“Se conservan algunas costumbres, como que la familia del hombre ofrezca víveres o regalos a la familia de la mujer en la petición de mano y otros momentos del acuerdo matrimonial. Estos víveres suelen ser refrescos, pan, carne, maíz, frijol, azúcar y galletas. Puede haber una aportación de dinero en efectivo, que suele ir de cinco hasta veinte mil pesos, dependiendo de las posibilidades económicas de la familia del hombre, de la posición de la familia de la mujer y de las costumbres de la comunidad”, exponen los autores.
Lo anterior, también depende de la forma en que la mujer se una a su pareja, ya sea si la piden, huye o si la descubren en una relación de noviazgo. Desde el punto de vista de algunos participantes, el pedir dinero por la mujer se asocia a asegurar la unión y a su bienestar, los padres consideran que, al pedir dinero por su hija, el hombre la va a valorar más, no la maltratará, abandonará o cambiará por otra mujer.
En ocasiones no piden dinero, pero la aportación de víveres sigue siendo obligatoria, tanto en la pedida de mano como en la ceremonia de unión. En esta deben estar presentes los familiares de ambos, sobre todo de la mujer, empezando por los más cercanos, hasta los más lejanos, para que convivan y constaten la unión, en un futuro si se presenta algún problema en la pareja, los familiares que estuvieron presentes pueden intervenir y apoyar en su solución.
Los autores mencionan que, la unión forzada es, una solución para las familias a la que pueden llegar mediante un acuerdo. Además de que las normas comunitarias establecen la sanción del matrimonio para los jóvenes que son sorprendidos en una relación de noviazgo, sin derecho a objeción, es decir, aun cuando ellos no deseen unirse.
La unión forzada se da, entre adolescentes que están cursando la educación básica, principal los de secundaria, desencadena una serie de consecuencias para su vida y para la comunidad en general. Entre las más señaladas están la violencia familiar, separaciones, embarazo no deseado y los riesgos a la salud de la mujer, que se embaraza muy joven.
Con base a lo anterior, Maura Girón Gómez, investiga sobre la opinión del embarazo a temprana edad y de sus consecuencias, debido a la costumbre de unirse a edad temprana y tener hijos muy pronto. En las comunidades, la mujer suele embarazarse muy joven, aunque no se embarazan por decisión propia, muchas veces lo hace por la presión familiar, sobre todo la del hombre y de la misma comunidad.
Desde el punto de vista de los participantes, toda pareja casada debe tener hijos; es así como el hombre demuestra su virilidad y la mujer su feminidad. Cuando una pareja recién unida decide planificar por un tiempo, la familia y la sociedad los presionan para que procreen.
“Si la mujer no se embaraza pronto, puede sufrir violencia; la familia del hombre puede declarar que no tiene valor, y el hombre puede optar por conseguir otra mujer. Para la población, esta situación es normal”, expone Girón Gómez.
Para las personas mayores, la mujer está para casarse, procrear, atender el hogar y la familia. Estas ideas son ancestrales; se han heredado y reproducido de generación en generación.
Asimismo, entre las principales causas del embarazo a temprana edad son la falta de orientación e información adecuada en las escuelas, que genere conciencia y propicie reflexionar sobre la etapa por la que atraviesan.
También, la falta de comunicación, por lo tanto, de orientación entre padres e hijos, ya que en las comunidades indígenas los padres no suelen hablar de la sexualidad o el matrimonio; de aquí que los adolescentes tomen sus decisiones sin ninguna orientación y, la pobreza y la violencia doméstica, entre otros problemas, orillan a las niñas y a las jóvenes a buscar refugio en la pareja, por lo que establecen relaciones desprotegidas.
Derivado de lo anterior, el embarazo a temprana edad puede tener consecuencias, puede ser de alto riesgo, tener complicaciones en el parto e incluso una muerte materna o muerte neonatal, la deserción escolar, pues ya no pueden continuar con sus estudios, la depresión postparto, seguida de violencia, separación o divorcio y abandono.
Por último, los participantes consideraron que el aborto no es muy común en las comunidades indígenas porque es delito. Quienes llegan a abortar lo hacen de manera clandestina, las comunidades tienen sus propias reglas y sanciones, quien no las respete es sancionado.
De llegar a darse un aborto, es sobre todo porque el padre no asume su responsabilidad, el embarazo no fue planeado, la mujer no tiene el apoyo de sus padres o familiares y, los padres del hombre no aceptan a la mujer.
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