Agroecología en el sureste, un camino hacia la sostenibilidad

Comunidades mayas de Chiapas denuncian que la palma de aceite les arrebata el agua y las tierras

*Ávila Romero especificó que, la agroecología se ha posicionado a nivel mundial y en los debates sociales globales, debido a su potencial para ayudar a la humanidad en su camino a la sostenibilidad.


León Enrique Ávila Romero, doctor en sociología rural y profesor en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) dio a conocer que, el capitalismo controla varios de los actores y procesos del sureste, que van desde la siembra intensiva del aceite, donde se dan procesos de lavado de dinero, a la gente se le obliga a los procesos de extorción, compra de mercancía, y la existencia de la palma de aceite en tiendas de raya.

Marcha ZODEVITE en Chapultenango en el marco del 37 aniversario de la erupción del Volcán Chichonal. Cortesía: Chiapas Paralelo

A pesar de ello, mencionó que hay procesos de resistencia, en específico la manifestación es más palpable en Chiapas, donde existen movimientos que defienden la madre tierra y el territorio ante las fracciones brutales de despojo.

Entre estos sobre sale el Movimiento de Defensa de la Madre Tierra y el Territorio, que abarca los Altos, Selva, Norte, aunque también tiene fortificaciones hacia la Sierra Madre de Chiapas y la zona fronteriza.

Aunado a ello, el Movimiento Indígena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y el Territorio (ZODEVITE), y su lucha contra la explotación petrolera en todas las comunidades costeras y zonas declaradas libres de minería.

Es uno de los Estados que siempre he dicho que se logró frenar parte de las reformas de Enrique Peña Nieto, la reforma educativa (…) los estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá, que son reprimidos y censurados solo por pedir un examen presencial cuando el internet en el Estado es muy inestable, dijo el sociólogo.

Agregó que, la segunda reforma que se paro fue la petrolera y los diversos intentos de minería extractiva, además la Pastoral de la tierra y Pastoral social han dado lucha, un ejemplo de ello es el Padre Marcelo Pérez Pérez en Simojovel en contra de la violencia generada por el narcotráfico, donde también se extrae ámbar y se exporta no solo a México, sino a varios lugares del mundo.

Amenazas ponen en riesgo al Padre Marcelo, su equipo pastoral y a la población.

Por otro lado, dijo que otro de los grandes movimientos han sido las obras de infraestructura una de las principales son las carreteras, que tratan de cortar distancia, donde se sacrifican poblaciones y las Áreas Naturales Protegidas (ANP).

Señaló que existen dos proyectos emblemáticos e impuestos en uno solo, una carretera de Pijijiapan hasta Palenque, que pasa en la Reserva de la Biosfera de El Triunfo, icono de biodiversidad en México, donde hay especies significativas como el quetzal y pavón.

Otra obra es el Tren Maya, comentó que investigadores alemanes de cinco universidades realizaron en el 2017, un mapa que demuestra en donde está la presencia humana en el mundo, en México, el último lugar sin presencia humana es la Reserva de la Biósfera de Calakmul y justo en sus cercanías piensan hacer el trazo.

Lo más sabio era suspender ese pedazo que va a Tulum por sus altos impactos ambientales, el cambio de las lagunas, el Bacalar no aguanta más presión humana, más descarga de drenaje al agua, por eso está cambiando de color y están matando a los estromatolitos que son microorganismos milenarios, dijo el sociólogo.

Aunado a ello, está la falta de aforo, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, los estudios decían que este megaproyecto no era factible porque no habrá personas que viajen, ahora con la pandemia y las crisis que se están generando en el turismo mucho menos.

Ávila Romero enfatizó que, en la Península de Yucatán desde los últimos cinco años hay deforestación por la soya transgénica, esta junto a la palma de aceite ponen en riesgo las superficies forestales del sureste de México.

Tren Maya como nueva infraestructura de articulación de los capitales agroindustriales y turístico-inmobiliarios en la península. Cortesía: Gasparello y Quintana.

Procesos de lucha indígena

El investigador mencionó que, las juntas de buen gobierno son un ejemplo de cambio social que, junto al buen vivir mesoamericano, resultan una alternativa en el sentido que, desde la cosmovisión de los pueblos indígenas, el respeto, dialogo con la naturaleza, y comunicación hay un plan de vida.

Es decir, el cómo vivir genera alternativas, dijo que está demostrado que en muchas comunidades indígenas es posible conservar lo poco que les queda de selva o bosque, y tener un plan de manejo comunitario independiente de si es de una institución, pues permite a largo plazo procesos de sostenibilidad.

Acentuó que, estos no tienen que ser masivos, sino transmitir algo, porque a las y los jóvenes se les están arrebatando las esperanzas y la posibilidad de soñar en un cambio que lleve al reconocimiento múltiple.

Uno de los aspectos fundamentales son los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y lingüísticos de la cuarta generación de derechos humanos que, de repente se nos olvidan en un horizonte de devastación que se vive en el sureste, expuso el profesor.

La agroecología como alternativa

El sociólogo citó a Víctor Manuel Toledo, académico y biólogo mexicano, quien plantea que para la construcción de una alternativa se requieren ubicar cinco grandes temas, por un lado, una crisis de civilización que requiere el cambio del modo de vida.

El segundo, analizar la destrucción de la naturaleza, seguido por la crisis ambiental que amenaza el equilibrio del planeta donde hay claves de salida basadas en la construcción del poder social junto a las prácticas y saberes indígenas, y una conciencia de especie y planetaria.

Ávila Romero indicó que las alternativas son las políticas como los derechos a la naturaleza y el buen vivir, que trastoca la forma en cómo se relaciona el ser humano y la naturaleza, en el que la propuesta agroecológica se convierte en una estrategia de defensa territorial, y la posibilidad de la custodia colectiva del patrimonio biocultural de los pueblos.

Mencionó que el paradigma agroecológico se convierte en el inicio de una alternativa que propicia la reconstrucción del tejido social, en un motor de cambio en el campo, que favorece la seguridad y soberanía alimentaria, se estrechen lazos sociales y cooperativos que permiten incorporar la noción de la sustentabilidad en el medio rural.

En la actualidad, dijo que la comprensión de su eficiencia es tal que, la Evaluación Internacional del Conocimiento Agrícola de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (IAASTD), lo ha reconocido como uno de los paradigmas agrícolas que ayudaran a la eliminación de la pobreza rural y el hambre en todo el mundo.

La agroecología contribuye al desarrollo del campo y a la lucha contra la pobreza porque garantiza un medio de vida seguro, sano y económicamente viable. Cortesía: Green Peace

Además, desde los 70 comenzó a configurarse como una respuesta teórica, metodológica y practica a la crisis ecológica y social de la modernización e industrialización alimentaria general en las zonas rurales.

Como practica propone el diseño y manejo sostenible de los agroecosistemas con criterios ecológicos, pues no solo garantiza la alimentación de la población del medio rural, sino que favorece al ambiente, al significar un ahorro en insumos externos, y emplear tecnologías amigables.

Por último, la agroecología fortalece los procesos de organización comunitaria, ya que se opone a la introducción o presencia de tecnologías de fuera, que vendrían a romper las lógicas de producción comunitaria.

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