Laguna Bélgica y la vida

Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

Helechos prehistóricos que cubren como inmensos paraguas, árboles llenos de musgos, lianas, bromelias, flores que semejan labios, nidos con cientos de pájaros de cantos diversos que envuelven los primeros rayos de sol, y van abriéndose paso entre la neblina.

El suelo cubierto por millones de hojas que vuelven a dar vida a la tierra; hongos rosados, blancos, grises, cafés, naranjas; insectos, ciempiés, lagartijas, serpientes, grillos… y cuando cae la noche, el ruido ensordecedor de miles de ranas de belleza indescriptible, que dejan posar sobre si las miradas, en actitud tranquila y generosa.

Caminar los senderos de la reserva ecológica Laguna Bélgica transporta al encuentro con la inmensidad de la naturaleza, provoca cerrar los ojos hasta dejar que el espíritu propio se integre con el resto de los seres de este lugar.

Caminar sus senderos acompañada con nuestras propias querencias, es un regalo de vida.

Es un regalo de vida porque las 42 hectáreas de tierra que componen estos bosques de montaña, son un reducto en medio de la inmensidad de tierra que cada día van perdiendo espacios fértiles.

Apenas en febrero de este año, el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), hizo un nuevo llamado a las naciones para atajar de aquí a 2025, la llamada “triple c”: la crisis climática, la crisis de la polución y la crisis de la pérdida de biodiversidad.

La crisis ambiental tiene en jaque la sobrevivencia de la humanidad. Reservas como Laguna Bélgica, ubicada a sólo 50 kilómetros de la capital de Chiapas, dentro de la Biósfera El Ocote en el municipio de Ocozocuautla, hacen mantener la esperanza de que es posible lograrlo.

Conservarla y extender las zonas de conservación es un reto que requiere, por una parte, cambios en las políticas de gobierno -quien sigue promoviendo el uso de agroquímicos, la ganadería extensiva, la siembra de monocultivos, la minería-.

En este reto de la humanidad por sobrevivir, a cada persona toca dar un paso hacia la conservación. Un respetuoso paseo por los senderos de avistamiento de aves, de observación de especies en Laguna Bélgica, es una oportunidad de conectar con la vida que aún podemos conservar.

Suelos fértiles que reintegran la vida. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Bromelias, recipientes naturales de agua. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Agalychnis callidryas, Ninfa del Bosque. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

El Flirt, Russula vesca, Russulaceae. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Alsophila firma, helecho mesófilo arborecente. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Cienpies. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Las querencias. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Hongo. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Psychotria elata, la flor del beso. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Cuidadorxs del bosque. Reserva ecológica Laguna Bélgica, Chiapas/Foto: Ángeles Mariscal

 

Un comentario en “Laguna Bélgica y la vida”

  1. Hervin Barrios
    19 junio, 2021 at 20:11 #

    Excelente redaccion. Me encanta esta historia. :)

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