Rully Mendoza: El mundial a través de la memoria y las letras; breve esbozo del deporte globalizado
Por Rully Mendoza Flores/ Con la transición hacia modelos de sociedades industrializadas y la instauración del imperialismo como política de dominio económico y militar inspirada en intereses comerciales de las potencias hacia otras naciones, el mundo vivió y ha de presenciar diversos cambios sociales.
Por ello, antes de remontarme a la fecha histórica del primer Mundial de Fútbol en los inicios del siglo XX, es importante regresar un momento en la historia del mundo y el deporte. En contexto, los años finales del siglo XIX se esbozan con la Independencia Mexicana concluida en 1920, así como la fase de guerras entre países mayormente europeos llamada: Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Durante estos procesos históricos de profundas transformaciones, la llegada de las ciudades industriales que impulsó el auge de la burguesía (dueña de los medios de producción como lo denominó Marx) y la demarcación de la clase obrera (fuerza de producción) no sólo trajo consigo el negativo impacto ambiental o transformación de espacios rurales a semiurbanos y urbanos, sino también la puesta en escena del deporte.
En este sentido, el México pos revolucionario reformó su constitución en 1917 y en materia laboral incluyó horarios laborales, instauración de salario mínimo y rango de edades para la inclusión al sector productivo; por su parte, al otro lado del charco atlántico el establecimiento de horarios de trabajo asociados a la vida moderna permitió la aparición del tiempo libre, y dentro de las prácticas ocupacionales apareció el deporte como una ingeniería de cuidado del cuerpo.
En este orden de ideas, expongo que el deporte adquiere importancia mundial en esas épocas con ayuda de campos científicos como la medicina, entre otros, que impulsaban a la gente a ejercitarse todos los días. Así pues, se especula que la tradición del fútbol inglés puede remontarse a finales del siglo XIX con escuadras como el New Castle y Bradford City.
En efecto, la popularización del deporte marcó un tiempo histórico con la aparición de los primeros clubes de atletas; la instauración de las reglas del juego como el fútbol, béisbol y baloncesto; y la construcción de los primeros espacios de convivencia y disfrute del espectáculo deportivo, llamados estadios.
Con este breve recorrido a través de la memoria y las letras, llega una fecha de gran importancia que marca la transición a otra época de la historia universal, como lo fueron los pensadores de la modernidad; sí, me refiero al primer encuentro mundial de fútbol vivido en 1930 en Uruguay.
Este acontecimiento de talla mundial, no sólo ha mostrado una de las tantas caras del modelo de organización global; sino que ha sido tomado como mecanismo de mediación política de gobiernos en tensión y conflicto.
Así pues, dentro de las reflexiones que marcan el contexto del primer mundial, se puede ver a un Estados Unidos y su sobrevivencia a la crisis económica de 1929, que supuso la caída de la bolsa de Wall Street en Nueva York; y a México con la fundación del Partido Nacional Revolucionario, posteriormente transformado al PRI.
Por otro lado, también debo acotar la suspensión del magno encuentro mundial en tiempos delicados en las que el mundo giró la mirada a personajes y modelos políticos como Adolfo Hitler y su Nazismo en Alemania, Stalin y la continuación del Socialismo en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Mussolini con el Fascismo en Italia, tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
En fin, en este 2018 ante un panorama mundial no menos cargado de conflictos y tensiones entre naciones poderosas por la lucha del control global, viviremos un mundial sin un Estados Unidos y sin una Italia que no pudo llevar a un Bufón a su quinta participación.
Pero sí, con un Donald Trump enfurecido que no necesita acaparar el reflector de las cámaras televisivas del mundo, cuando sólo tiene que twittear para que los demás volteen a ver; con un momento latinoamericano de sucesiones políticas que a todas fuerzas intentan suministrar una dosis del derechismo; con latinos repatriados y sufridos por los fenómenos impredecibles de la naturaleza.
Finalmente estimado lector o lectora, puedo resumir entonces que este evento de trascendencia mundial no sólo sirve para analizar estadísticas de la posición del seleccionado mexicano en el rango FIFA, sino para su estudio social, político y cultural a nivel macro y micro. Sin embargo, hasta ahora algunos no saben que México cuenta con una “tercia maldita” (como lo enunció el bronco) y que no necesariamente son el Chicharito, Vela ni Oribe o Chuki, Giménez y tecatito; y de los tendrán que elegir quien será su capitán el próximo sexenio y para el próximo mundial. Ahora sí, ¡Bienvenido Mundial de Rusia 2018, allá vámos!
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