Gobernador de Veracruz provoca que migrantes crucen zona de riesgo

Estaban tratando de salir de la comunidad de Isla, en el sur de Veracruz, como fuera. Foto: Javier García

La Caravana Migrante quedó atrapada en Isla, Ciudad Alemán y Loma Bonita, municipios de desapariciones y secuestros, después de la promesa de autobuses que hizo Yunes Linares. Hombres, mujeres y niños intentaron desesperadamente salir de esa región, a pie, de raid o en solitario, lo que los expone a mayores riesgos en el camino.

Texto: Rodrigo Soberanes
Fotos: Javier García

ISLA, VERACRUZ. -La lucha para entrar en los dos remolques de un tráiler fue violenta. Mujeres y hombres se comportaron como si entrar o no, fuera cosa de vida o muerte y se fueron acomodando hasta que no cabía nada ni nadie, y quedaron encerrados en un calor extremo que en minutos comenzó a causar estragos.

Estaban tratando de salir de la comunidad de Isla, en el sur de Veracruz, como fuera. Miles llegaron ahí tras recorrer más de 70 kilómetros desde Sayula de Alemán y sólo tardaron minutos en darse cuenta de que nunca tuvieron que haber pisado esa comunidad, y de que fueron conducidos hasta ahí engañados por el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares.

Las decenas de personas que llenaron los dos remolques del tráiler comenzaron a desesperarse y dar muestras de pánico a medida que sufrían los estragos del sol del medio día encerrados hombro con hombro en esos cajones, con poco aire y constantes empujones de los que insistían en entrar, incluyendo niñas y niños que eran cargados y metidos a la muchedumbre encerrada.

La situación se salió de control. Comenzaron los gritos para que dejaran salir a las personas encerradas. En ese momento, el chofer anunció que se habían averiado los frenos y que el tráiler no haría ningún viaje. Fue una mentira que pudo haber evitado una tragedia. Más tarde ese mismo vehículo fue visto circulando con normalidad.

La Caravana Migrante llegó a Veracruz este viernes con un contingente de cerca de 5 mil personas, al municipio de Sayula de Alemán. Durante el día, el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, anunció que enviaría 155 autobuses para trasladar el contingente este sábado a la Ciudad de México a partir de las 05.00 horas.

Sin embargo, cambió de decisión. Dijo que por los cortes de agua potable registrados en la capital del país, y pese a la insistencia de la Caravana para que “cumpla” su ofrecimiento, ningún autobús llegó al mercado de Sayula y de inmediato la multitud comenzó a caminar hacia Isla, donde les habían prometido alojo temporal.

Al medio día, había un revuelo en esa comunidad. Eran miles de personas arrebatándose sitios en camiones, tráilers y camionetas. Estaba un joven hondureño con el pómulo roto producto de una riña, bebés asustados, mamás desesperadas y hombres gritando. Se generalizaban los reclamos por el “engaño” de Miguel Ángel Yunes Linares.

Corrían versiones sobre la peligrosidad de la zona a la que personas con altavoces -identificadas como integrantes de la organización Pueblos sin Fronteras- llamaba “punto rojo”. Abundaban personas pidiendo dinero (“botando”) para pagar los 100 pesos que costaba el traslado a Puebla en camiones de redilas. “¡A Puebla, a Puebla!” se escuchaba entre la multitud.

En Isla, Veracruz, el tren de carga donde solían transportarse miles de migrantes se cambió por tráilers y camiones. Las acrobacias utilizadas por los viajeros para subir, eran similares. La misma temeridad, las mismas prisas, riesgos similares.

Allá iban las mamás con sus niños que esperaron los autobuses prometidos por el mandatario Veracruzano, que nunca llegaron.

También iban caminando los que simplemente decidieron avanzar más allá de Isla, en la llamada “carretera de la muerte” (es el tramo entre Isla y Tierra Blanca), donde les dijeron que pasarían al lado de fosas clandestinas, donde podrían ser asaltados y secuestrados.

Eran personas a las que ya no les importó estar bajo el resguardo de la gran caravana y quedaron expuestas a cualquier incidente en la carretera mientras avanzaba la tarde, en la segunda larga caminata de su día.

En el trayecto, como desde el inicio de la Caravana Migrante en México, se encontraron con la población campesina que salió de sus casas a alimentarlos y darles agua, como la familia Benavides, en un caserío de unos 20 hogares llamado El Crucero, del municipio de Villa Azueta.

Ahí desde muy temprano se juntaron las familias para reunir dinero y comprar arroz, frijoles, café y pan, y no pararon de repartir comida hasta entrada la noche. “Lo poco que teníamos, lo juntamos entre todos”, dijo, exhausta y sonriente, Irma Rodríguez, vecina del lugar. “No sé cómo explicarlo. ¡Venían muchos, muchos niños! “, exclamó Julieta Benavides.

La llamada “carretera de la muerte” se convirtió en un corredor de solidaridad que llegó hasta Amatlán y Córdoba, pasando por Tierra Blanca, donde se espera la llegada este domingo numerosos contingentes que hasta el viernes eran parte de la más numerosa caravana de migrantes centroamericanos que ha registrado.

Fue así que el fenómeno conocido como Éxodo Migrante salió de la “trampa” de Veracruz, se dispersó y se estiró hasta que comenzaron a llegar noticias de contingentes que fueron vistos en la Ciudad de México, sin los autobuses de Yunes Linares

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