Dulce amargo
Indudablemente, ni usted ni yo deseamos pagar más impuestos. Y no porque con dolo queremos evadir impuestos, sino porque vemos con impotencia el derroche y robo de nuestras contribuciones.
No hay transparencia en el destino de lo recaudado, solo informes maquillados a conveniencia por el gobierno; además, quienes más ganan y acumulan riquezas emplean una verdadera ingeniería para evadir impuestos recayendo, entonces, la carga tributaria en la clase media.
Ahora, la industria refresquera a través del gerente de operaciones de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas AC (Anprac), Daniel Arenas Quintero, protesta: ¡NO MÁS IMPUESTOS AL REFRESCO! en un desplegado publicado en varios diarios de la ciudad de México y dirigido a Luis Videgaray Secretario de Hacienda.
Textualmente se lee en la inserción pagada “Los trabajadores de la Industria Refresquera Mexicana manifestamos nuestro rechazo al impuesto del refresco y otras bebidas saborizadas porque: Pone en riesgo las fuentes de trabajo y el sustento de nuestra familia. Atenta contra nuestro salario y capacidad adquisitiva. La justificación de salud para la pretensión no tiene fundamento”.
¡Qué contradicción con el subrayado que ellos mismos realizan en el mensaje! porque en el documento El camino hacia un estilo de vida saludable. Conócete Equilíbrate Actívate, editado por la propia Anprac, en el cuarto párrafo de la introducción a la letra observa:
Todos somos corresponsables de esta problemática, (subrayado mío) por lo que resulta importante sensibilizar al grupo de padres de familia y docentes para permitirles promover valores y generar cambios en sus propias vidas y en las de niños y adolescentes para cuidar su salud (p. 2).
Correcto, aceptan su corresponsabilidad; pero como el gobierno federal quiere disminuir el gasto en salud pública que representa para México ser el deshonroso primer lugar mundial en obesidad[1], las empresas que verán afectadas sus ganancias por el abuso de azúcares en sus productos, se han dado a la tarea de manifestar su inconformidad.
Sin embargo, pese a los argumentos y el cabildeo iniciado por las empresas refresqueras entre los diputados y senadores, esta decisión está avalada por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), “Consideramos que para que el impuesto sea realmente efectivo y logre el impacto deseado en términos de disminución de la demanda y disminución de los problemas de sobrepeso, obesidad y diabetes, es necesario que este sea establecido en al menos $2 pesos por litro o como mínimo el 20% del precio de venta”[2], indicó el representante de ese organismo, Carlos Gómez Espinosa.
Por si aun no le queda claro a la industria refresquera, la OMS asegura “que está comprobado científicamente que el aumento en el consumo de bebidas azucaradas, incluyendo los refrescos, está relacionado con el aumento en la incidencia del síndrome metabólico ligado al sobrepeso y la obesidad, así como a la resistencia a la insulina causando diabetes”[3]
Los consumidores están conscientes de las afectaciones causadas por el consumo de refrescos y bebidas azucaradas. Al menos eso manifestaron durante la segunda entrega de la Encuesta Nacional sobre Obesidad: “79% de la población mexicana consume refresco u otras bebidas azucaradas embotelladas. 70% manifiesta estar de acuerdo en que se ponga un impuesto al refresco del 20% (aproximadamente $1.50 pesos). 71% estaría de acuerdo con el impuesto al refresco, si el dinero recolectado estuviera destinado exclusivamente a la instalación de bebederos de agua potable en escuelas y espacios públicos”[4].
Mas no debe ser la única medida para detener la obesidad. Hay que exigir transparencia en el etiquetado de los productos que se venden en cada punto de venta en nuestro país. Por ejemplo, la misma cerveza contiene azúcares y nada de ello dicen las etiquetas.
De la mercadotecnia muchos productos hacen mal uso de ella para posicionarse. Sin embargo organismos ciudadanos como El Poder del Consumidor (www.elpoderdelconsumidor.org) y la Profeco, llevan a cabo acciones para detener confusiones mediáticas, como la campaña “149 calorías” de Coca Cola, la cual fue retirada por confundir al público. Y en Panamá donde BIMBO no tiene la impunidad que aquí sí han logrado sus dueños, la corte penal obligó a la empresa del osito a dejar de engañar a los consumidores con eso de que sus panes son “100% integral”.
Recuerde que el programa “estrella” de este sexenio es la cruzada nacional Sin Hambre, pero el colmo fue que en Chiapas, donde vinieron a tomarse la foto, a los asistentes les dieron sopas Nissin y Frutsis, para “calmar su hambre”. Ambos productos contienen ingredientes nocivos para la salud. Y peor fue cuando
Hay que quejarnos de la falta de aplicación de las diversas legislaciones será como obligaremos a las empresas a dejar de mentirnos. Y ya con la verdadera información en las etiquetas, la decisión para consumir los productos quedaré en cada uno de nosotros.
Vea el siguiente video de la campaña 12 cucharadas, promovido por la Alianza por la Salud Alimentaria:
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Mkyl2CLPSuI#t=27
[1] FAO: The State of Food and Agriculture 2013
[2] http://alianzasalud.org.mx/2013/09/avala-oms-gravar-las-bebidas-azucaradas/
[3] Ibídem
[4] http://www.elpoderdelconsumidor.org/saludnutricional/encuesta-nacional-sobre-obesidad-2a-entrega/
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