La estirpe turca de los Sabines en Chiapas

La historia romántica  del mayor Julio Sabines y Luz Gutiérrez Moguel, tejida en el 1920 contrarrevolucionario chiapaneco, no engendró glorias ni laureles,  sino acunó los huevos de la serpiente de la corrupción y la impunidad, grotescamente coronados en el sexenio  de su nieto Juan Sabines Guerrero.

El escándalo político y las acusaciones judiciales que persiguen a Juan, el joven,  frenaron por el momento, las ambiciones políticas de la tercera generación del mayor Sabines, encarnada en su bisnieto Juan Pablo Sabines Aguilera, un adolescente, a quien  ya se le preparaba ya para que continuara la herencia de esta estirpe de beduinos , camelleros y datileros.

Los afanes del  militar del   Constitucionalismo desmerecieron en su propio clan, desde su primera generación: su hijo,  Juan, el viejo, sintetizó  la mezquindad de su origen histórico libanés, en las rocas y arenas del desierto, en un afán, casi persecutorio  del dinero, el sibaritismo, el lujo, el derroche y la corrupción.

Doña Englantina Grajales,  La Chiapaneca, contaba a sus descendientes,  las penurias y  adversidades de la familia Sabines Gutiérrez, con el mayor Sabines preso  en la cárcel  municipal de Chiapa de Corzo, en aquellos años convulsos.

En la culminación de la lucha encabezada por  Venustiano de Carranza,  Sabines ascendido a mayor  en  batallas, enfrentaba la zozobra del encierro, la desazón de no estar con su familia.

La Chiapaneca, marchante, mujer de comercio en la ruta de Chiapa de Corzo a  Tuxtla Gutiérrez, fue durante la prisión de Julio Sabines, el correo, la mensajera de amor del militar y su mujer Luz.

La amistad de doña Englantina con la madre del extinto  ex gobernador Juan Sabines Gutiérrez,  del poeta Jaime y  el comerciante Jorge, se  enlazó  entre  mercaderías y conversaciones, en la entonces casa campirana del barrio La Lomita, en  el  poniente tuxtleco.

Así nació la mediación con la madre y abuela de los dos  ex gobernadores consanguíneos, considerados los más rapaces,  a partir  de  los años 80 y la primera década de 2000.

De  aquellas pláticas, casi clandestinas  surgieron  los  favores, los recados del mayor ( cartas de amor nostálgico para la mujer), por igual peticiones de dinero de la mujer para el sustento familiar.

El ingenio y la sagacidad de la marchante franquearon las barricadas de la guardia; La Chiapaneca iba y volvía en ambos lados, comercializando sus productos tradicionales y  cumpliendo las encomiendas de la enamorada pareja.

“Las enaguas de  mi abuela  fueron el mejor refugio para el traslado clandestino: algunas monedas de oro que don Julio enviaba  para la comida de su mujer y sus hijos”

“Iban  también en el redondel de la ropa de mi abuela, el dinero que el militar guardaba y enviaba a los suyos”, relató uno de los nietos de  La Chiapaneca.

“ Desspués de aquellos tiempos  de hambre y necesidad surgieron Los Sabines,   que probaron suerte en el comercio y la política, con los dos juanes” resumió el descendente de aquella entonces  solícita y valiente joven.

La Chiapaneca nunca  imaginó  que su ayuda desinteresada quedaría sepultada  por el paso de las  décadas, que 60 años después empollaron los huevos de la serpiente de la corrupción y la impunidad del Sabinismo.

Aquella mujer tampoco supuso que, a  86 años de su gesto  con el militar y  su familia caída en  desgracia por los vaivenes de la política y la Revolución, no alcanzaría la menor honra.

Aquellos hechos solidarios y leales  son  mancillados  y aplastados una vez más por los señalamientos de corrupción e impunidad que rodean  al ex gobernador Juan Sabines Guerrero,  el segundo cachorro del linaje  Sabines en Chiapas.

“A éstos en vez de nacerle colas,  les salieron garras y colmillos para destruir, arrebatar y  llevarse el patrimonio de los chiapanecos, embelesados  como estuvieron por la demagogia y lo poquito que le compartían del botín”

Don Rafael    recuerda también el lejano 1970 con las apetencias y ambiciones políticas de Juan Sabines Gutiérrez  el comerciante, en su primera incursión política al lado del entonces precandidato presidencial del PRI, Luis Echeverría Álvarez.

“Yo era un muchacho universitario en la ciudad de México, donde un día topé con don Juan en las inmediaciones de la secretaría de Gobernación, donde el aún titular Echeverría Álvarez recibía el apoyo de un grupo de chiapanecos  priistas , que Sabines había trasladado en respaldo a quien después sería  candidato y presidente de la República”

“Dejó la tienda de telas del mercado y se enroló en las complicidades de la política, como senador y diputado federal”.

A finales de los 70 le llegó la gubernatura de Chiapas.

La sustitución del anciano gobernante Salomón  González Blanco dejó en  Sabines el sello histórico  de la traición, la persecución y el rencor del hijo de quien relevó, el también ex gobernador Patrocinio González Garrido.

Gobierno demagógico y derrochador  que tenía “ la maquinita  de hacer dinero” con el apoyo de José López Portillo”,  refirió un allegado del extinto  ex mandatario.

Fondos públicos que corrompieron. “ Se daban las reuniones en el antiguo hotel Bonampak, portafolios y portafolios de dinero para desactivar y  callar las protestas antigubernamentales”.

“ Un Juan Sabines  con aires de galán que salía del Palacio de Gobierno,  sin vigilancia, en su Mustang clásico, a visitar  a una su muchachita que tenía por Chiapa de Corzo,  ahí observaba y le pedían obras públicas, que luego ordenaba se realizarán”

“Puros estímulos emocionales, como cuando ordenó construir la escuela Belisario Domínguez, el teatro de la ciudad y el Palacio de Gobierno, cuya estructura debía reflejar en perspectiva la S de Sabines”.

“ En el festín también estuvo el poeta, que aunque artista comió también en la mesa de los reyes y príncipes de la política, cuando fue legislador federal y primer consejero de su hermano Juan Gobernador”.

“ Lo han querido deslindar de la política y hacerlo aparecer como poeta-poeta; pero,  en la Cámara de Diputados avaló y aprobó como diputado del PRI, las  políticas del   Presidente de la República en turno”.

“ Lo mismo hizo Jorge, quien no terminó la educación primaria, aunque escribía los discursos políticos del gobernador, que después revisaba el poeta”

En abril pasado, la Procuraduría General de la República  recibió la querella contra Sabines Guerrero y cincuenta ex colaboradores suyos, a quienes se les imputa el endeudamiento y desfalco “ de 40 mil millones de pesos” en agravio del patrimonio  de los chiapanecos.

El recurso legal promovido por el abogado Horacio Culebro Borrayas fue integrado por una comisión de, al menos, veinte delitos penales, tales como asociación delictuosa, delincuencia organizada , enriquecimiento ilícito, delitos cometidos por servidores públicos, tortura e incomunicación.

Culebro pidió que como medida cautelar y garantía para  la reparación de daños, La Procuraduría, ordene “congelar “ las cuentas bancarias de Sabines, su esposa, su hijo y familiares más cercanos, y que se le embargue bienes inmuebles, que garanticen el desfalco cometido por el ex gobernador.

Esta querella ha sido ratificada y ampliada por Horacio Culebro, con nuevos elementos de prueba que lo vinculan  con recientes presuntos delitos penales.

Los  Juanes  pisotearon por igual el ilustre apellido Gutiérrez, que por línea ancestral materna  les heredó el héroe epónimo de la ciudad capital de Chiiapas, el general Joaquín Miguel Gutiérrez Canales, liberal, periodista y también gobernante.

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