La nueva ruralidad en Andalucía, España: experiencia de desarrollo rural en Europa

Paisaje vinicola en Montilla, España y el autor.

Paisaje vinicola en Montilla, España y el autor.

La nueva ruralidad en Andalucía, España:

experiencia de desarrollo rural en Europa

Fermín Ledesma Domínguez[1]

Universidad Autónoma Chapingo, sede Chiapas.

 

La nueva ruralidad

En el actual contexto se comienza a observar y explorar al medio rural como algo multifuncional, como alternativa económica que vea más allá de lo agrícola, que a su vez, permita generar  bienestar económico tanto de quien lo habita como de la población urbana, pues es sabido de la aparición de actividades e ingresos no agrícolas en espacios tradicionalmente rurales.

El concepto de multifuncionalidad se utilizó por primera vez en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992 (Cumbre de Río). En el caso de la UE se asumió la multifuncionalidad rural como bandera de su reforma de la Política Agrícola Común (PAC) en 1992, concepto que se consolida y difunde con la Declaración de Cork en 1996 y con la denominada Agenda 2000 llevada a cabo en 1997, en las cuales se estableció las bases económico-financieras de la UE para el periodo 2000-2006.

Desde la óptica europea, el paradigma de la multifuncionalidad del medio rural es dejar atrás la vieja imagen de “un campo atrasado y pobre” que no sólo debe cumplir la función básica de producir alimentos, sino que puede y debe asumir de manera simultánea la función ambiental (conservación del medio ambiente y del paisaje rural), como también promover una función social, contribuyendo a la viabilidad de áreas naturales, el turismo rural, mejora de la calidad de vida, es decir, un desarrollo territorial equilibrado, aunque este no suponga el abandono del enfoque competitivo que exige actualmente el mercado mundial de la agricultura.

Así, esta nueva ruralidad pretende explicar las nuevas relaciones y realidades que ocurren en el medio rural, pero sobre todo, apunta a la diversificación de las actividades y los ingresos no agrícolas teniendo como eje central al territorio y el potencial de los actores locales para lograr su plena incorporación a los bienes que el mercado demanda y de paso resolver los viejos problemas pendientes.  En el DTR el territorio es el elemento central y detonante para alcanzar un pleno desarrollo rural.

 

El enfoque territorial del medio rural español

La transformación del actual paisaje agrario español no puede entenderse sin la incorporación de España a la Comunidad Europea en 1985. Los cambios y los ajustes en la mejora económica que experimentó el país a partir de su integración a las políticas de cohesión y social europea han sido notorios en la agricultura y en la infraestructura pública sobre todo en la ferroviaria, aeroportuaria e hidráulica.

En el sector agrario, a partir de la integración comunitaria, ocurrieron ajustes estructurales que se reflejaron en las altas tasas de desaparición de explotaciones agrícolas que impactaron en el despoblamiento de zonas rurales pese a la implementación de políticas y programas para fijar a la población en el campo.

Tan sólo en el decenio 1989-1999, desaparecieron 500,000 explotaciones, casi tantas veces como en los 27 años precedentes, mientras que la superficie media por explotación aumentó un 25.4%, es decir, un proceso de concentración de tierras que se expresó en el incremento de explotaciones, sobre todo en superficies mayores a 50 y 100 hectáreas que representaban el 67.7% de las explotaciones españolas y por otro lado, provocó una alta expansión del arrendamiento de tierras, según estudios de Heladio Arnalte (2006).

En ese contexto, sólo algunas explotaciones agrícolas se revitalizaron como el cultivo del olivar en la región de Andalucía, que en los últimos años ha experimentado la ampliación de la superficie sembrada, gracias a la política de subvención hacia a los agricultores.

Paralelamente a estas transformaciones, en la España moderna ocurre un proceso de envejecimiento de la población rural o bien próxima a jubilarse, sin que los jóvenes muestren interés por convertirse en agricultores; el poco interés se deba a que, desde un par de generaciones atrás, la ciudad y el Estado ha otorgado un estado de bienestar óptimo a la población.

En ese sentido, la agricultura española ha comenzado a ser relegada como actividad preponderante, lo cual se refleja en la escasa aportación al producto interno bruto (PIB) del país, es decir, no tiene una posición relevante como factor de crecimiento económico.

En este contexto de cambios y ajustes estructurales que experimenta la ruralidad española, surgió el programa LEADER, como iniciativa comunitaria de la Unión Europea (políticas bottom up), que entre otras cosas, busca “revitalizar las zonas rurales y apoyar al medio rural con medidas diseñadas para fomentar la diversificación desde una perspectiva territorial integral ante la necesidad de instrumentar nuevos mecanismos que generen crecimiento económico.

Los programas LEADER´s, en sus distintas versiones y etapas (LEADER 1, LEADER 2, LEADER+)  ha tenido la cualidad de que se organizan mediante los Grupos de Acción Local (GAL) como órgano participativo a nivel territorial o comarcal en las que están representados asociaciones, organizaciones, universidades, mujeres, jóvenes, iniciativa privada y pública, etc, quienes formulan los planes de ordenamientos enfocados primordialmente al desarrollo rural y no necesariamente agrícola. El órgano operativo son los Grupos de Desarrollo Rural (GDR), responsables de ejecutar las directrices locales.

La intervención expresa de la UE en el ámbito rural, ha dado como consecuencia una nueva ruralidad en España, que se expresa en la incorporación de actividades propiamente no agrícolas, como la recuperación de espacios arquitectónicos agrarios y pesqueros en los corrales marinos de la costa atlántica; reacondicionamiento de grandes cortijos de secano, haciendas, molinos rústicos, casas de viña, pueblos y castillos abandonados, con el fin de promover el turismo rural y el patrimonio cultural que incentiven el desarrollo rural territorial.

En la parte socioambiental se promueven  programas de biodiversidad y ecosustentabilidad, para la conservación del suelo, de los paisajes agrarios, la revalorización del potencial productivo agrario y forestal, según afirma Carmen Pérez del Río, del GDR de la Subbética en la región de Andalucía.

En la parte institucional se han realizado diversos esfuerzos por alcanzar una cohesión social, ejemplo de ello, es el fortalecimiento de las sociedades cooperativas, así como un marco normativo para la incorporación de la participación ciudadana que permita formar una “masa crítica” que proponga alternativa de su territorio.

Una de estas agroindustrias es la Almazaras de la Subbética creada en 1948, bajo el nombre de Sociedad Cooperativa Agrícola Virgen del Castillo, ubicado en la localidad de Carcabuey, en la que ocurren prácticas de multifuncionalidad, integración territorial y economía social.

La Almazaras de la Subbética cuenta con más de 3,500 socios, entre productores de aceite de olivo y ganaderos, donde se producen aderezo, membrillo, leche y otros servicios como la maquila de envase de productos locales.  En la actualidad cuenta con dos grandes instalaciones, la primera de ellas, está ubicado en el municipio de Carcabuey, con más de 350.000 metros cuadrados y otro más en el vecino municipio de  Priego de Córdoba.

En las instalaciones de Carcabuey cada campaña de producción recibe hasta 37 millones kilos de olivo, del cual, un promedio del 20% se convierte en aceite es decir, más de 7 millones de litros que se comercializan en la UE, capacidad que en algunas campañas han sido superados.

Más allá del olivo, las instalaciones de la SCA Vírgen del Castillo es multifuncional, pues sirve de envasadora de diversos productos locales como papas fritas de la marca San Nicasio, aceite extra virgen y aceituna de mesa para empresas nacionales.

La Almazaras de la Subbética opera bajo dos figuras asociativas, por un lado como Sociedad Cooperativa Agrícola (SCA) enfocada únicamente a la producción de aceite y por otro, como Sociedad Limitada (SL) destinada al envase y a la comercialización de los productos.

Es bajo estas figuras que diversifica sus ingresos como en la generación de energía solar de 200 kilovatios que obtiene de las placas ecológicas instaladas en el techo del centro de almacenamiento del membrillo, que luego comercializa al Estado central para el servicio público, una tienda local en la que se expenden productos locales como el queso puro y la recolección de leña de olivo, refiere Nuria Yañez, socia de la cooperativa.

La Almazaras de la Subbética ha tenido un fuerte apoyo por parte de la Unión Europea a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), sobre todo en la modernización del envasado de aceite, lo que ha permitido una mejora sustancial de sus instalaciones, así como en el tratamiento de los residuos del aceite, que redundan en la reducción en el impacto al medio ambiente.

El crecimiento y la diversificación de la Almazaras de la Subbética se explica por la fuerte intervención de la Unión Europea, a través de sus fondos de ayudas y su política de desarrollo rural, lo cual, ha mejorado la infraestructura para la consolidación de las empresas locales, la integración de servicios no agrícolas, el desarrollo humano como capital social y la revalorización de actividades que convergen en torno a un territorio determinado.

Un elemento más que evidencia la multifuncionalidad del campo en este centro territorial de Andalucía es la integración del paisaje como elemento generador del desarrollo rural, dejando a un lado la visión conservacionista de la naturaleza, para integrarlo a los espacios del turismo rural.

La declaratoria de geoparque de las Sierras Subbéticas, en las que se conservan rasgos geológicos de la formación del planeta como patrimonio mundial, ha generado la aparición de actividades de concientización sobre el medio ambiente a través de los centros de educación ambiental como la Granja-Escuela La Subbética o el complejo de Cortijo de Frías, ubicados en el municipio de Cabra, donde a la par se realizan actividades de turismo rural, para diversificar el ingreso del territorio.

Quizá el inconveniente de todo ello es que está ocurriendo un ajuste estructural como la des-agrarización del medio rural, en consecuencia, el despoblamiento de vastas áreas rurales y la concentración de la tierra mediante contrato de arrendamientos de parcelas o explotaciones pequeñas, aunque por otro lado la apuesta también ha sido el repoblamiento rural a través de la incipiente aparición de los neorurales como actores también del desarrollo rural, en un contexto de despoblamiento del campo como lo ocurrido en España en los últimos años.

El concepto y fenómeno de los neorurales no es más que el retorno de los habitantes “urbanitas” en busca de nuevas condiciones y mejora de su calidad de vida en el medio rural, donde pasan a formar parte de una nuevo segmento de la ruralidad española.

 

Lecciones desde el sur español.

Finalmente, la multifuncionalidad del medio rural en Andalucía, España es una realidad, la cual, ha ocurrido tras un largo proceso de integración e intervención de un gobierno supranacional como la Unión Europea, en la que los viejos problemas estructurales del campo han sido superados en gran medida, a costa de la pérdida de importancia de la agricultura en la economía nacional.

Un factor clave de la experiencia de desarrollo rural en esta región, particularmente en la provincia de Córdoba ha sido la integración de España a la UE, pues a partir de ahí, no sólo se ha mejorado la infraestructura y la producción agrícola mediante subvenciones, sino se han establecido reglas claras o marcos comunes para el desarrollo rural, el fortalecimiento de las instituciones públicas y creado espacios de participación ciudadana a través de los Grupos de Desarrollo Rural y los programas comunitarios LEADER que suponen un enfoque ascendente de las política públicas, que inciden en la gobernanza rural.

Desde luego, esta multifuncionalidad rural se desarrolla en contextos y en regiones como Andalucía, donde la estructura rural, el paisaje homogéneo, los problemas de tenencia de la tierra y otros conflictos han sido debidamente superados y donde el Estado juega un papel importante como órgano regulador y protector de las decisiones locales y de la política rural.


[1] Estudiante de la maestría en ciencias en desarrollo rural regional de la Universidad Autónoma Chapingo, sede San Cristóbal de las Casas, Chiapas.  Este texto es un resumen de un trabajo amplio sobre la nueva ruralidad realizado en Andalucía, España.

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