La reforma política y el caudillismo a la Chiapaneca

 

“Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse”

Francisco Pi y Margall

 

Desde la educación básica a los mexicanos nos han enseñado que una de las conquistas más importantes de la revolución mexicana fue la no reelección porque una de sus causas fue la larga dictadura de Porfirio Díaz.

De hecho en México se permitía la reelección y fue hasta que en 1933 se legisla prohibiéndola. Madero enarbola su causa, Carranza también y finalmente se plasma en la Constitución de 1917. Pero la pugna Obregón – Calles la reaviva culminando con la muerte del manco de Celaya y el “maximato” durante tres periodos de Calles. En el caso de gobernadores, diputados, senadores y alcaldes esta no se ha permitido, porque no se considera como reelección el pasar de una cámara a otra (los llamados saltimbanquis) o dejar pasar un periodo para repetir en el cargo.

El solo concepto de Sufragio Efectivo: No Reelección se convirtió entonces en un principio de la vida política nacional y de la democracia. Para darle la vuelta, los caudillos a la vez que pacificaron el país fomentaron la creación del PRI, la maquinaria electoral que conciliaba, disciplinaba o lanzaba al ostracismo a los grupos perdedores que solo esperaban los cambios en los tiempos políticos para esperar de nuevo una oportunidad de volver al poder político.

Quien mejor definió esta maquinaria fue Mario Vargas Llosa cuando la llama “la dictadura perfecta”. Se dice que por lo menos Luis Echeverría y Carlos Salinas de Gortari coquetearon con la idea de la reelección, sino inmediata al menos un periodo después del que les tocó encabezar.

Pero es evidente que el país ha cambiado desde las épocas de antes y después de la revolución; del modelo de sustitución de importaciones pasamos a uno neoliberal y en lo político a una democracia representativa y de competencias entre partidos. Por lo menos productividad y competencia definen al nuevo orden mundial en el que se encuentra inserto nuestro país.

Por eso desde la implementación de ese sistema económico se ha buscado que los partidos políticos compitan verdaderamente y que los votantes tengan más poder que el simple hecho de sufragar, en ese sentido se ha pedido que sea posible lograr –como sucede en muchos países- los siguientes elementos que definen a las democracias modernas:

 

  1. La segunda vuelta electoral
  2. La figura del referéndum
  3. Las candidaturas independientes
  4. La reelección.

Específicamente en el cuarto punto, -que es lo que nos ocupa en este artículo- al no existir legalmente, provoca los saltimbanquis y la reelección escalonada, esto da poder a los partidos políticos que imponen candidatos por la vía plurinominal, pero no toma en cuenta al elector.

Dos efectos claros de este aspecto son Manlio Fabio Beltrones o Emilio Gamboa del PRI que van del senado a la cámara de diputados o viceversa, o los políticos perredistas que pasan del Senado, a la diputación o a la asamblea del DF. Eso en cuanto a nombres, en cuanto al tipo de políticos que fomentan esto son aquellos que se someten a los intereses de los grupos políticos y no de los votantes.

Por ese motivo la clase política nacional -al menos en apariencia- buscó hacer realidad la reelección legislativa, buscando la profesionalización de la clase política nacional y que esta deje de responder a intereses de partidos o de grupos políticos, regresándole el poder al votante.

Para ello se aprobó a finales del año pasado una reforma política que contempló entre otros puntos los siguientes:

1.- Reelección de diputados y senadores (hasta cuatro periodos para diputados a partir de 2015 y hasta dos para senadores a partir de 2018).

2.- Reelección para diputados locales y alcaldes. Los congresos locales quedan obligados a legislar para introducir esta figura en sus leyes estatales.

3.- Se crea el Instituto Nacional Electoral, que sustituirá al Instituto Federal Electoral. El INE no organizará todas las elecciones, sino que se encargará principalmente de las federales y se coordinará con los órganos estatales para las locales.

4.- Se establece la anulación de una elección cuando haya rebase de tope de gastos de campaña o compra de propaganda en medios, siempre y cuando se determine que la falta fue «sistemática» y «determinante» para el resultado, esto es, que entre el primero y segundo lugar haya una diferencia menor al 5% de los votos.

5.- Las candidaturas a la Cámara de Diputados y al Senado deberán ser 50% para hombres y mujeres por igual.

 

Los riesgos de la reforma política

Con la reforma política se ponen fin a los 80 años de Sufragio Efectivo. No Reelección y con ello se alienta en aras de la modernización, la aparición del fantasma que este lema combatió: la inestabilidad política.

De entrada en detrimento de otras generaciones los senadores y diputados federales podrán elegirse hasta completar 12 años en una Cámara, y de ahí cual saltimbanquis actuales podrán saltar a la otra y competir por otros 12 años, y así de manera sucesiva, sencillamente porque no se anula la regla de que los legisladores pueden cambiar de una a otra Cámara. Se contempla que los estados tienen que establecer la elección consecutiva para el mismo cargo de presidentes municipales, regidores y síndicos, por un periodo adicional.

No obstante, -y eso nadie puede negarlo- hay un riesgo real que las reelecciones formen nuevos cacicazgos. Que los recursos públicos sean utilizados por legisladores y alcaldes para comprar elecciones y reelegirse ellos mismos, no como ahora que usan los recursos para otras personas afines a su proyecto político.

Otro riesgo es que se conviertan en profesionales del “diezmo” perpetuando esta práctica que se detectó ocurre en el Congreso nacional y en muchas legislaturas locales.

 

Chiapas 2015, la madre de todas las batallas políticas

Claramente todos los mexicanos entendemos que embarcarse en una aventura electoral debes tener aseguradas tres cosas: dinero-compadrazgo-dinero. Cuando un candidato se lanza solamente con el apoyo popular este no le alcanza y seguramente perderá las elecciones.

Es cierto que México ha cambiado y que la política, como muchas otras cosas de la vida nacional necesitan modernizarse, pero contra la reelección y la reforma política conjugan muchas cosas que nos llevan a pensar que la reforma solo beneficiará a la clase política nacional y de pilón a la estatal.

De entrada atenta contra la formación de nuevos cuadros políticos y regenera carreras políticas ya muertas. En Chiapas cuantas veces hemos visto que un político se pelea con el gobernador en turno, es perseguido -incluso encarcelado- y al sexenio siguiente es reivindicado.

Por otro lado, la reforma política revitalizará los cacicazgos chiapanecos atentando contra la formación de cuadros en un estado donde la juventud es casi las dos terceras partes de la población total.

Como decía Michel de Montaigne cuando hablaba de la condición humana: no existe una representación universal del hombre, sino tan solo seres humanos concretos. La reforma revitalizará el interés personal por la política, avivará a los grupos políticos, fortalecerá a los grupos de interés más influyentes y en pocas palabras; revivirá y perpetuará al modo chiapaneco de ver la política: los cacicazgos. Esa es nuestra condición real, una política de cacicazgos.

Unos cacicazgos a la chiapaneca donde históricamente se ha confundido la función pública con la privada; Max Weber diría que nuestro sistema político descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad. Algo así como que “el señor manda o así son las cosas porque Dios lo quiere”.

En Chiapas convive pues la forma tradicional de ejercer el poder y la modernidad política que llegó con el PRI. ¿Acaso en este estado se ha podido ganar una elección sin el PRI o sin provocar un cisma al interior del Revolucionario Institucional?, siempre han sido los mismos con otras siglas. Es como si fuéramos la viva imagen del autoritarismo modernizante.

Pierre Bourdieu diría que el cacicazgo es una práctica cotidiana en Chiapas y que tiene que ver con un intercambio económico desigual que reproduce precisamente relaciones de poder desiguales. Que promueve y se sostiene además en una “violencia simbólica” que parece “racional” porque quien domina no lo hace con violencia directa y quien es dominado no se da cuenta de lo que sucede, pero es cómplice de la “violencia” a la que está sometido.

Pero como cada quien protege su “capital”, busca acrecentar su influencia política y por tanto se crean jerarquías; según Bourdieu, el conflicto también es inevitable.

Un efecto de este autoritarismo modernizante que ha cambiado muchas veces de cara es que los servidores públicos difícilmente son institucionales -aunque quisieran-, puesto que le deben fidelidad absoluta al jefe máximo. En Chiapas eres Sabinista, Pablista, Robledista o Alborista, por mencionar los casos más recientes.

Ahora bien, ¿quiénes son los servidores públicos? Pues son los parientes del cacique en turno, sus amigos, los que representan sus más cercanos intereses y los que están dispuestos a obedecerle ciegamente. Nunca los bien preparados y este defecto de los cacicazgos tiene efectos negativos en todos los órdenes de gobierno porque las órdenes son cualquier cosa, menos un asunto racional ya que no buscan el bien común sino el bien de un grupo político compacto.

Favoritismo y otros efectos negativos se enseñorean entonces de la administración pública. Además como estamos muy alejados del centro de la república y nuestra orografía aleja a nuestros municipios, siempre se han dado no solo cacicazgos estatales en Chiapas, también municipales, regionales o por sector productivo. Dicho en otras palabras; la autoridad federal es chica frente a la local que se engrandece y decide todo, porque no es vigilada y al centro le vende la supuesta “estabilidad” y el control social.

Paradójicamente en Chiapas con la modernización política se perpetuarán en el poder varios grupos políticos que conviven armónicamente porque nada o nadie afectan sus intereses y porque nada ha roto los equilibrios hasta el momento; y ahora con la reforma política tienen la oportunidad de regenerarse otra vez en aras de la modernidad.

Algunos de estos grupos que darán la pelea en las elecciones intermedias de este 2015 -con el apoyo o en contra del gobierno en turno- están contenidos en el siguiente cuadro, seguramente faltarán algunos, otros no solo abarcan una clasificación, pero en las futuras elecciones algunos estarán presentes intentando perpetuar su poder otros doce años.

 

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Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

Un comentario en “La reforma política y el caudillismo a la Chiapaneca”

  1. MASTER CHIEF
    5 febrero, 2014 at 12:28 #

    LES FALTÓ GUTIERREZ ALVAREZ (EL DUEÑO DEL HILTON Y DE CEPROG, ANTERIORMENTE DE UVG)

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