La Trata de Personas no sólo se combate con leyes

 

Mujeres indígenas de medios rurales fueron capacitadas para prevenir la trata de personas y la explotación sexual. Foto: Chiapas PARALELO

Mujeres indígenas de medios rurales fueron capacitadas para prevenir la trata de personas y la explotación sexual. Foto: Chiapas PARALELO

 

Por Adolfo Gutiérrez

El Congreso del Estado de Chiapas hizo reformas para evitar los giros negros, si bien no se explica si va en contra de los ya existentes o sólo se evitará la apertura de nuevos establecimientos, en la práctica hemos visto que éste tipo de medidas sólo traen simulación y una mayor corrupción en las autoridades encargadas de atender estos negocios.

Las reformas por si solas no cambian en nada, ni modifican los objetivos para las cuales fueron creadas, estas tienen que ir acompañadas de un firme propósito de cambio, en donde se trastoque a las estructuras de los organismos que participan en las mismas.

Por ejemplo, en Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, por citar dos ciudades, la prostitución se ejerce de manera pública en el primer cuadro de la ciudad y las casas de masajes o de citas que tan rimbombantemente han clausurado siguen trabajando de manera normal. Sin embargo las instituciones de gobierno señalan en sus informes que se han clausurado en distintas ocasiones y se les ha procesado por el delito de trata a los que regenteaban esos lugares.

Si bien la prostitución es un trabajo reconocido como tal en México su ejercicio trae como lastre graves delitos como el lenocinio y la trata, este último se considera a nivel mundial que es el tercer negocio no lícito más lucrativo. En primer lugar está el narcotráfico y le sigue el tráfico de armas.

La trata es considerada la esclavitud moderna y como definición según la ONU es: La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.

Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos

Hace pocos días en Tuxtla Gutiérrez, nos dice una nota de la revista Proceso, una camioneta tipo Van de color azul secuestró a una muchacha de 28 años y se la llevó a Cancún, en donde la chica se pudo liberar gracias a la ayuda de unas monjas. En su declaración dijo que en la camioneta iban otras muchachas que las fueron repartiendo en el camino y que sabía que serían utilizadas para ejercer la prostitución.

Sí bien se podría decir que es un hecho aislado no lo es tanto, si consultamos las páginas de personas desaparecidas veremos que en su mayoría son jóvenes en edad reproductiva y son principalmente mujeres.

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