Los fastuosos viajes del ex gobernador

 Ex gobernador Juan Sabines. Foto: Icoso

Ex gobernador Juan Sabines. Foto: Icoso

 

El derroche y la fastuosidad caracterizaron los viajes al extranjero del ex gobernador  Juan Sabines Guerrero,  que en compañía de su familia y colaboradores  se afanaba, en su delirio enfermizo,  por difundir la idea de un gobierno internacionalista, humanitario y garante   de los derechos humanos de propios y extraños.

Se movía como si buscara proyectar la  catadura de un jefe Estado ante las organizaciones defensoras de los derechos humanos en Estados Unidos, o de trascender la esfera local, empujado por la idea  y las palabras zalameras de quienes le chasqueaban a la oreja que podía ser candidato a la Presidencia de la República.

Las ciudades de Nueva York, Los Ángeles, Washington, Houston, Miami, San Francisco en Estados Unidos; Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, en Centroamérica, supieron de  los excesivos y persistentes derroches de viaje de Sabines.

Hoteles, restaurantes y tiendes de grandes lujos registraron  los  gastos recurrentes del ex gobernador y acompañantes.

Los viajes de Sabines al extranjero fueron  para  encuentros y banquetes regios, al lado de embajadores y miembros del servicio  diplomático de los países visitados.

La bitácora de itinerarios pone en relieve la fastuosidad y los oropeles que rodeaban  el   protocolo yshopping de Sabines.

Los hospedajes de  la comitiva oficial se realizaron  en los hoteles y restaurantes más caros de  Estados Unidos: la cadena  Fourd Season, el Hotel Washington- cuyas estancias nocturnas diarias  ascendían a más de 700 dólares- , lo mismo  que en otros  complejos hoteleros de Nueva
York.

Los  funcionarios se trasladaba en aeronaves comerciales, pero el grupo cercano al ex gobernador lo realizaba en  los aviones oficiales  El Chamula  y  El Yaxchilán, éste , en algunas ocasiones  iba  repleto  de regalos: paquetes de libros, artesanías y cajas de coñac para directivos de una televisión comercial  nacional.

El avión bacía escala en la ciudad de México para entregar los presentes a los aliados de Sabines, luego proseguía el vuelo a la Unión Americana.

Hubo circunstancias en  que  los aviones del gobierno chiapaneco realizaban más de un viaje, en ocasiones  con  sólo uno o dos pasajeros, a solicitud de Sabines o su cónyuge.

Incluso, iban exposiciones gastronómicas chiapanecas para presentarse ante funcionarios y concurrentes, pero  se  perdían  por cancelación del acto o cualquier otro imprevisto.

Al extranjero viajaron sistemáticamente con Sabines, su esposa  Isabel Aguilera y sus hijos,  el responsable de la Oficina de Gubernatura, Mauricio Perkins Cardoso, su esposa; el  actual procurador  de justicia, Raciel López Salazar; el ex secretario estatal de Hacienda, Carlos Jair Jiménez Bolaños  Cacho.

Engrosaron también las comitivas, el ex secretario de  la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, mayor Rogelio Hernández de la Mata; la  ex secretaria para el Desarrollo de la Frontera Sur y enlace para la Cooperación Internacional, Andrea Hernández Fitzner, el subsecretario de  esta dependencia  gubernamental, Jorge Vázquez Salazar y el exdirector de Comunicación Social Jacobo Elnecabé Luthman.

Rentaban costosos  vehículos para trasladarse de los hoteles a los sitios donde se desarrollaban los encuentros  con representantes de derechos humanos, de la Organización de Naciones Unidades y chiapanecos residentes  en Estados Unidos.

Mientras la agenda se desarrollaba,  las esposas y  el séquito de invitados iban de  shopping en las camionetas de lujo rentadas.

Durante  los viajes se hacían escalas frecuentes en Houston,  Miami, Washington y Los Ángeles para comprar, acudir a sitios emblemáticos o de moda.

Mientras  Sabines  se paseaba y divertía con aires de gobernante democrático y garante de los derechos humanos, la hacienda estatal se hundía con una deuda pública sobrepasada oficialmente en los  20 mil millones de pesos.

Desaparecía el patrimonio de los chiapanecos, hasta el magnífico kiosco  de estilo mudéjar y las glorietas de la plaza central de Tuxtla Gutiérrez, que evocaban el antiguo Parque de Las Señoritas

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