Teorías de la conspiración y debilidad institucional

Teorias

 

Prácticamente no se habla en el país de otra cosa que no sea el arresto del enemigo público número uno: Joaquín “Chapo” Guzmán. Nada se ha escapado al ojo escrutador de los analistas y de las televisoras; van desde el aspecto legal que enfrentará, los detalles de su captura, sus debilidades personales, las especulaciones sobre los herederos de su imperio y los detalles de la ya famosa “operación Gárgola”, como se conoció el operativo que dio con su paradero y su posterior detención.

En el fondo y en el corto plazo,  el gobierno federal se sacude la presión -por lo menos en los medios- de diversos temas como la falta de gobernabilidad en Michoacán, el mediocre crecimiento económico y el debate por la reforma política, energética y de telecomunicaciones.

Le asesta también un golpe al panismo, sobre todo por la percepción pública que en los doce años de gobierno de derecha se cobijó y protegió al legendario rey del hampa. Al parecer lo que impidió su captura en esos años, fue la total falta de coordinación entre las agencias gubernamentales y claro está; la corrupción.

Peña Nieto vendió muy bien lo que pregonó lo que le faltaba a los gobiernos panistas: la eficacia gubernamental.

Estados Unidos lo compara con Osama Bin Laden y la leyenda negra de su vida fue recogida por la revista Forbes que le adjudica una inmensa fortuna, aunque no aclara el método para medirla. Todo lo anterior explica el alto impacto político y mediático de su captura.

También lo explica el que Estados Unidos es causa-efecto del fenómeno de las drogas ya que es el mayor consumidor mundial de drogas ilegales, a este asunto un intelectual mexicano lo llamó “la insaciable nariz de Norteamérica”.

En ese sentido, la variable Estados Unidos en el tema de seguridad mexicano es de gran importancia estratégica; tal vez la captura del capo significó arrancar el tema de seguridad pública algunos años o meses de la relación bilateral para dedicar la agenda Peña Nieto-Obama a los temas de energía.

La duda que queda en el aire es si se desatará una ola de violencia o las pandillas al ver la fuerza del estado se replegarán o dividirán. Tal vez en el corto plazo todo dependa del stock de mercancía en Estados Unidos.

Magnificada la noticia según los medios independientes; porque seguramente su clica ya nombró sucesor y lo desecha, de lo que no se pudo librar el mítico delincuente y el gobierno fue de los memes que circularon por internet y las redes sociales casi inmediatamente después de conocerse la noticia.

Tampoco de las teorías de la conspiración que dudan de la autenticidad del personaje atrapado y de la operación gubernamental. Sencillamente porque existe mucha gente -en todas partes del mundo- que está dispuesta a creer cualquier otra cosa, menos la que dicta el gobierno.

Esa es precisamente la característica que hace populares a las teorías de la conspiración. El asesinato de Kennedy, el Área 51, la supuesta muerte de Paul McCartney o las múltiples operaciones con bandera falsa (realizadas para echarle la culpa a otro gobierno) son algunas de las teorías más populares.

Las fallas gubernamentales hicieron escépticos a buena parte de la opinión pública. Eso fue lo que desató las teorías conspirativas en un hecho en donde no tiene caso que México mienta a Estados Unidos o que los americanos acepten fácilmente una mentira mexicana o también que no exista la suficiente tecnología disponible para autentificar la personalidad de un individuo.

Lo contrario de las “teorías de la conspiración” sería el “análisis institucional”, y este definiría a un país donde se vive un auténtico estado de derecho, -asunto del que carece México- o como diría el ex presidente Zedillo cuando le preguntaron que le faltaba a México; este respondió que tres cosas: estado de derecho, estado de derecho y estado de derecho.

El concepto de “análisis institucional” para muchos es desarrollado por Emile Durkheim quien decía que  la sociología era la ciencia de las instituciones, el depositario de ellas es el Estado, pero reconocía que estas funciones son limitadas porque no maneja los lazos sociales ni la conciencia colectiva. Su función es dirigir lo mejor posible la conducta colectiva.

En la economía, sus estudiosos introdujeron el concepto de análisis institucional para explicar porque algunos fenómenos no se ajustan a la ley de la oferta y la demanda. Douglass North el Nobel de economía 1993 por aportar un método para explicar los cambios institucionales y económicos es uno de los grandes estudiosos de las instituciones internacionales y en su trabajo que puede clasificarse dentro de la tradición durkheimiana define las instituciones como «las limitaciones humanamente concebidas que estructuran las interacciones políticas, económicas y sociales».

Estas limitaciones son las reglas (leyes) y tienen restricciones informales como las costumbres y tradiciones que por lo general contribuyen a la perpetuación del orden y la seguridad dentro de la sociedad.

Para North el grado en que las instituciones son eficaces está sujeta a diversas circunstancias, tales como la fortaleza del marco legal de un gobierno, la confianza en sus instituciones de seguridad pública o de otros aspectos como el grado de convivencia con otros actores por ejemplo los religiosos.

Prácticamente en todas ellas, en nuestro país se carece de algo. En otras palabras, la debilidad institucional en México es un asunto característico. Esta debilidad es ocupada por las teorías de la conspiración que explican lo que nuestro débil marco institucional no puede.

Pero también, no puede hablarse de teorías de la conspiración y no creencia en los resultados gubernamentales sin otro concepto también con causa-efecto: la corrupción; que de manera lógica si causa impunidad -como casi siempre sucede- también genera rechazo social.

Por eso nadie cree en las acciones gubernamentales. Aun así sean un enorme acierto que fortalezca el capital político del presidente.

Las dos preguntas que rondan en la cabeza -¿aquí sí cabrían algunas teorías de la conspiración?-:

¿por qué en materia de drogas ilegales, ningún gobierno ha hecho grandes esfuerzos por impulsar y privilegiar políticas públicas en materia de prevención y salud social?.

¿Por qué se le da prioridad al combate frontal al crimen organizado cuando muchos coinciden que es mejor atacar las estructuras financieras?

No cabe duda, en México hay demasiado terreno fértil para el desarrollo de las teorías de la conspiración, mientras el gobierno no fortalezca las instituciones y deje de pensar que el legítimo uso de la fuerza es su única función dentro de una sociedad democrática.

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