Definición de Jerga

Jerga

 

Este objeto es el objeto favorito de los “vieneviene”. El diccionario dice que es “una tela gruesa y tosca”, pero también contiene la acepción donde jerga es “lenguaje especial y familiar que usan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios como los toreros, los estudiantes…”.

Así pues, los citados “vieneviene” usan la jerga sobre el hombro y la usan a la hora que hablan. Por esto, si alguien (despistado) no escucha bien y en lugar de oír jerga oye que la palabra comienza con ve es parte de la jerga de los cuidacoches. Una vez escuché la modificación de un dicho famoso: “aquí se rompió la jerga y cada quien se va a la víbora víbora de la mar, de la mar, los de adelante corren mucho y ¿los de atrás?, ¡a la verga!”, lo oí en un grupo de cuidacoches.

Los hombres de la jerga conforman un grupo especial. Hablan en un lenguaje que sólo ellos entienden. Su jerga es especial, casi casi como si fuese de paño fino, como de seda china. Al escritor Rafael Ramírez Heredia, famoso “Rayo Macoy”, le gustaba jugar con el lunfardo, de Argentina, y con el caló, de Tepito. Los hombres que andan con la jerga en el hombro son especialistas en la jerga verbal, juegan con la palabra como si ésta fuese un trompo o un balero. Es bello pensar que cogen la jerga del hombro y la pasan a su boca (lo bueno es que es con jota).

La jerga es como un territorio circundado por murallas. Es un poco como los grafitis, delimitan espacios y crean lenguajes particulares, comprensibles sólo para quienes pertenecen a esos grupos selectos. “¿Qué bisteces que no te había vidrieras?”, dice un hombre con la cubeta en la mano, dispuesto a lavar el auto que está en la calle. El otro, con la jerga en el hombro, contesta: “¡Qué transita por tus venas!”. Los legos aún pueden tener cierto acercamiento y descubren ciertas señales en este tipo de lenguaje. Hay jergas más crípticas. La jerga de los profesionales es una muralla más alta. El doctor más simple se adorna y a un simple dolor de cabeza le llama “cefalea”; la paciente, pobre vieja miserable, tiembla cuando escucha la palabreja. “¿Qué dice’sté que tengo?”. Es la manera de crear miedo a través del lenguaje oculto, subterráneo. ¿Qué piensa el paciente cuyo doctor le dice que tiene “acalcicosis”?

Toda jerga separa. El hablante de una determinada jerga levanta un muro e impide que el otro atisbe en su intimidad. Algunos amantes crean lenguajes especiales para comunicarse, para no dar paso al otro. El ejemplo clásico es el de la novela “Rayuela”, de Cortázar, donde crea el glíglico, lenguaje amoroso y erótico, sólo accesible a la pareja.

Los lingüistas no se ponen de acuerdo, pero el Dr. Asparovskylt, investigador del MIT, insiste en que la jerga tiene su origen en la nostalgia de la primera infancia, en el balbuceo, en la posibilidad de comunicación a través del más mínimo puente. Hay, en toda jerga, un afán de dejar afuera a los demás, de comunicarse únicamente con el universo, dejando fuera lo cercano. Cuando los terrícolas pensaron en la posibilidad de vida extraterrestre enviaron una sonda con una placa que tenía un diseño elemental, era un boceto en jerga especial. Siempre imaginé que los extraterrestres hallaban tal placa y como era una jerga de humanos (casi casi como grafitis) la lanzaban al espacio más exterior. Hubiese sido tan fácil enviar una cajita con un cuadro cubista de Picasso para que los habitantes de otros mundos supieran que en la Tierra había una raza humana.

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