Piedra Parada, Ocozocoautla y el turismo autosustentable.

familias campesinas  impulsan  el centro eco turístico La Sima de  Las Cotorras,  como alternativa de aprovechamiento  sustentable y preservación de la  biodiversidad. Foto: Cortesía

familias campesinas impulsan el centro eco turístico La Sima de Las Cotorras, como alternativa de aprovechamiento sustentable y preservación de la biodiversidad. Foto: Cortesía

En  Piedra Parada del municipio de Ocozocoautla de Espinosa  los lugareños trabajan y promueven  la conservación ambiental con el turismo autosustentable.

En la zona las familias campesinas  impulsan  el centro eco turístico La Sima de  Las Cotorras,  como alternativa de aprovechamiento  sustentable y preservación de la  biodiversidad.

Los pobladores y turistas  conviven  en armonía y respeto a la naturaleza al no atentar contra la biodiversidad ni modificar el verdor del paisaje.

La   Sima de Las Cotorras  es un corredor  de  selva baja  de  8 hectáreas habitada  por más de un centenar de especies  de  aves y decenas  de especímenes  de mamíferos,  reptiles  e insectos. La mayoría  en riesgo de extinción.

La sima, una fosa   geológica de 140 metros de profundidad y 85 metros de diámetro,  habitada por centenares  de cotorras,  es administrada desde hace 13 años por 16 familias  del poblado, como parte de los esfuerzos comunitarios  de conservación ambiental y beneficio colectivo.

El trabajo de  grupo en  el filón turístico beneficia a Piedra  Parada y  al vecino poblado El Gavilán.

La decena de   mujeres y seis hombres promotores del turismo ambiental y de aventuras, se agrupa  en la cooperativa  Tzámanguimó, Lugar donde comienza el monte.

El grupo se creó  para continuar  sus trabajos de conservación  y protección ambiental,   impulsados desde hace algunos años,  pero más tarde se organizaron para aprovechar las oportunidades económicas  y de trabajo que ofrece la zona.

Tzámanguimó    nació y se sostiene  con el compromiso moral y comunitario de cuidar y defender la riqueza  de fauna y flora del lugar.

Los cooperativistas son zoques  que ancestralmente han cuidado y reguardado a la naturaleza, a la que respetan  como  un ser vivo y generoso, que hoy les permite extraer  sus vetas turísticas para el sustento.

El trabajo compartido los fortalece como personas  y ejidatarios al integrarlos  en  esfuerzos comunes y metas afines.

Tzámanguimó  les cambió positivamente la vida, después de la consolidación del proyecto  con el cual llegaron apoyos financieros para construir el restaurante y las cabañas ecológicas.    

A los de Piedra Para no se les dificulta mantener los equilibrios  con el medio ambiente,  porque anteponen el respeto y hasta la veneración en cada expresión de vida.

 

Consideran que  el entorno armoniza y contribuye al bienestar humano.

Cada vereda, piedra o arroyo satisface  necesidades; la sombra del árbol, el canto del ave  o el aullido del coyote  reúne la vida, por eso hay que respetar lo que topemos a cada paso.

La Sima de Las Cotorras se ubica a 10 kilómetros de la cabecera  de Ocozocoautla de Espinosa, por la ruta de la antigua carretera a Malpaso –Ocuilapa de Juárez.

El sitio eco turístico  se asienta   en la ruta  de la reserva forestal El Ocote, en las inmediaciones del río La  Venta  y El Arco del Tiempo, otra formación rocosa sobre las aguas,  catalogada  patrimonio de la humanidad.

En aquel gran valle los zoques promotores del turismo ambiental semejan una colmena o un nido  de hormigas por la constante ebullición laboral que despliegan diariamente.

  

Entusiasta y hacendosa, Martha prepara antes de que asome  el sol, los platillos locales de caldos de gallina y huevos de rancho, tortillas de nixtamal, tamalitos de flor de cuchunuc, bebidas de chía, melón  y otros frutos y semillas del lugar, que  constituyen parte de la gastronomía autóctona.

Francisco instruye y guía a los turistas en  senderismo, actividades de rapel, recorrido perimetral. Explica las pinturas rupestres en el interior de la sima, pertenecientes a la cultura zoque, que datan de hace 7 u 8 mil años.

 

En La Sima el visitante disfruta también paseos nocturnos y  pernocta  en las cabañas, construidas con roca  y tejas  obtenidas  de la zona.

Por la noche se  escuchan   aullidos de coyotes y cantos de búhos. También se oye el paso de venados, zorras grises, mapaches, conejos , ardillas,  y aves -zorzales, halcones, bolseros, trogloditas y chachalacas.

La Sima de Las Cotorras y Tzámanguimó son el ejemplo y el resultado de 13 años de trabajo y dedicación perseverantes con la satisfacción de los frutos cosechados.

El trabajo turístico-ambiental de los de Piedra Parada confirma cada vez más que el aprovechamiento y el cuidado amable de la naturaleza es una fuente digna y generosa de recursos económicos que incluso, actualmente  les  permite ayudar a los enfermos, deudos y personas de la tercera edad imposibilitados para enfrentar necesidades básicas.

Los zoques de Piedra afirman  y confirman que cuidar y defender la fauna y la flora es uno de los mejores negocios y proyectos de vida.

Con sus actividades constatan el círculo vital, al conseguir recursos económicos con los cuales sacan adelante  a sus hijos y contribuyen con la  comunidad al adquirirle las frutas, las legumbres, las aves de corral, la carne de res que utilizan en la cocina, como también apoyan a la gente más necesitada en una acción altruista de cooperativa de compromiso social y humano.

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