¿De qué están hechos los periodistas?

Foto: runrun.es

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De qué están hechos los periodistas profesionales. Estas mujeres y hombres que como primera misión acometen toda forma de poder que oprime, sujeta y aniquila.

Qué resortes internos los impulsan para consumar el ceremonial de la letra, que surge con la agudeza de la crítica  y la denuncia sistemáticas en actos casi suicidas.

Por qué esa búsqueda de enfrentar con las armas de la razón  y  las ideas a quienes, casi siempre, carecen de éstas y utilizan  como recursos de lucha la demagogia, la censura,  la barbarie y el crimen.

En dónde está el germen que  predispone a los periodistas a  combates en arenas tan desventajosas, incomprendidas y solitarias.

Las mujeres y los hombres, aún olorosos a tinta, parapetados en frágiles computadores y celulares, encarnan momento a momento  a  Quijotes  de carne y hueso, que cercan y lidian contra gigantes y fortalezas  conformados   y defendidos con la síntesis de todos los poderes.

Estos Quijotes, cuyos primeros  blasones son la rebeldía, la marginalidad y la inconformidad contra  lo injustamente establecido, han sido, están  y permanecerán como rendijas transmisoras de la conciencia  colectiva.

Los modestos, discretos y valientes tunde máquinas están en posición de calles y plazas, donde bulle la vida y se ejercita la condición ciudadana.

En el modesto compartimiento, en la redacción oficinesca o en el café, los veteranos, jóvenes  y bisoños periodistas reflexionan, cavilan y escriben como resultado del diálogo y la denuncia compilada.

Formados y forjados en  las peleas conciben y entienden los mundos diversos como un sitio de inclusión y convivencia en las aceptables escalas humanas.

Esto es, la vida que se rige por los derechos y la justicia como únicos factores condicionantes  para compartir la entidad política del Estado y sus gobiernos. No hay más, no debería haber otra imposición más que ésta.

Estos chicos y chicas vestidos de mezclilla y camisas a cuadros y gafas; o, no tan púberes, como los presentados con guayaberas o casimir, saben que la profesión del periodismo- ésta que económicamente  reditúa poco, que no es para convertirse en rico político – se ciñe al primer postulado cuasi profético: Dejarás a tu padre y madre para hacerte escudero de la letra y el compromiso humano.

A esta marginalidad bien aceptada y asumida, en su papel de observación, análisis y crítica, desde  extramuros, desde fuera de los poderes institucionales, pues, se llega por origen- guerras y derrotas que perdieron los ancestros por sus miedos y el sometimiento de la ignorancia y las pobrezas-  o por convicción ideológica bien aprendida y practicada.

Este legado y legajo de derrotas y pequeñas victorias lo saben y comparten, a diario las mujeres y los hombres de Chiapas-Paralelo, que en su no balbuceo sino grito acompañado de primer aniversario, conmemora y celebra la conquista de las libertades como supremo patrimonio ciudadano.

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