Las reformas energéticas ¿son contrarias a los intereses del propio poder?

Por Juan Castaingts Teillery*

En un libro de muy buena calidad denominado La marcha de la locura, de Bárbara Tuchman (FCE), se narra un abundante conjunto de hechos históricos en los cuales los poderosos toman decisiones que no solamente afectan negativamente a sus pueblos sino que son decisiones que son contrarias a los propios intereses políticos de quien las toma.

En México hay un copioso conjunto de artículos periodísticos y académicos, éstos últimos más profundos, en los cuales se muestran con toda claridad las profundas repercusiones negativas que tendrá para la nación mexicana el cambio radical en materia de política energética. Es evidente que Pemex y la CFE requerían reestructuraciones fundamentales tanto sobre los impuestos que pagan como de los procesos de organización internos. Estas empresas habían sido víctimas de administraciones ineficientes, mediocres y corruptas; esto no podía seguir y requería cambios de fondo. El caso es que en materia energética se cambia todo menos la estructura administrativa de estas empresas y además se mantiene en ellas, un cuerpo directivo mediocre y sobre el cual se tienen serias sospechas de corrupción.

Desde mi punto de vista, siguiendo a Tuchman, la nueva ley energética también es una ley que actuará en contra de los mismos intereses del poder que la ha impulsado.

Lo primero que hay que señalar es que nuestros dirigentes tienen poder, pero es gente normal que, en su gran mayoría, no tiene capacidad para hacer frente a los problemas de su función. Tuchman nos dice: “… Los politólogos que, al hablar de la naturaleza del poder, siempre lo tratan, aunque sea negativamente, le tienen un inmenso respeto. No lo ven como algo que a veces es cuestión de hombres ordinarios apremiados por las circunstancias, que actúan imprudente o perversamente, como suelen hacerlo los hombres en circunstancias ordinarias. Los símbolos de la fuerza del poder los engañan, dando sus poseedores una calidad extraordinaria.” Nos agrega la autora que el poder es fuente de insensatez: “Un principio que apareció en los casos hasta aquí mencionados es que la insensatez es hija del poder. Todos sabemos, por continuas lo repeticiones de la frase de lord Acton, que el poder corrompe. Menos sabemos que engendra insensatez; el poder de mando frecuentemente causa fallo del pensamiento (…) la responsabilidad General del poder consiste en gobernar lo razonablemente posible en el interés del Estado y de sus ciudadanos. Un deber de tal proceso es mantenerse bien informado, apenas llega a la información, mantener abiertos perjuicios, el criterio, y resistir al insidioso encanto de la terquedad”.

imagesRegresemos al caso energético mexicano para ver cómo esta decisión será muy probablemente negativa para el mismo poder que la ha emitido.

1. Pérdida de control de las fuentes de energía.

Richard Adams es un investigador y se dedica a la antropología política; una de sus tesis centrales es que una de las fuentes claves del poder proviene del control de las fuentes de energía que son vitales para una sociedad. Hoy día hay fuentes de energía que se originan en recursos renovables y que además, no son contaminantes. Desgraciadamente, el origen fundamental de la energía, tanto eléctrica como la que provienen del uso de motores de combustión interna, tiene su origen en el petróleo. Así, el petróleo no solamente es la fuente de muy abundantes recursos monetarios sino que sigue siendo el factor clave energético y como tal, es una fuente de poder fundamental en la época actual. Ver en el petróleo solamente el factor monetario es un error de apreciación muy grave. En la segunda guerra mundial los nazis enfocaron una parte importante de su lucha al control de los campos petroleros de la entonces Unión Soviética; un elemento que contó mucho para los japoneses para desatar la guerra fue el control de las fuentes petroleras del sureste asiático. La guerra Irán-Irak tuvo como uno de sus trasfondos la lucha por el dominio de los importantes yacimientos petroleros de la región y lo mismo puede decirse de la invasión de EU a Irak. Quien controla el petróleo tiene los mecanismos para ejercer un fuerte poder sobre el resto del mundo. En México el control del Estado sobre el petróleo fue uno de los factores clave que le dieron al PRI tantos años de poder. Ahora serán sobre todo las compañías trasnacionales las que dispongan de esta fuente de poder; el Estado mexicano tendrá pocas fuerzas frente a ellas, ya que estas compañías disponen de un poder monetario y energético enorme y además, las relaciones jurídicas con estas empresas ya no estarán regidas sobre la ley mexicana sino que lo estarán sancionadas por leyes y jueces internacionales.

2. Pérdida de legitimidad simbólica por efectos del desvanecimiento del nacionalismo mexicano.

Pemex no solamente fue una fuente de poder y de enormes recursos monetarios sino también constituyó un símbolo profundamente ligado a la nacionalidad mexicana. Durante largas décadas el PRI dominó al país no sólo por disponer de instrumentos monetarios y otros directamente de poder como la energía sino también por el uso que hizo que muchos procesos simbólicos. La nación se configura a través de dos mecanismos: uno social, otro simbólico. En lo social, lo fundamental es el lazo o cemento que une a un conjunto de individuos; por razones que ya hemos analizado anteriormente, este lazo social se está desvaneciendo en nuestro país. En lo simbólico, la idea de nación proviene de la existencia de leyendas, mitos y relatos, que llegan a un amplio grupo de individuos quienes se consideran como miembros de un mismo grupo social al cual se le denomina nación. Los símbolos son instrumentos que, en muchas ocasiones, son más poderosos que reales; las creencias, al estructurar y dirigir la forma en que la gente concibe al mundo que la rodea son de hecho, más reales que la realidad misma pues la realidad que cuenta para el ser humano es la realidad concebida y no la realidad externa y así, el nacionalismo es un proceso simbólico esencial. El PRI hizo de la ideología nacionalista uno de sus pilares de acción y fue sin duda alguna, un elemento clave de su largo poderío. Ahora, con las reformas propuestas no sólo se aleja totalmente del nacionalismo sino que ha contribuido a que éste se desvanezca con fuerza.

3. Un gobierno dominado por oligopolios nacionales y extranjeros así como por las fuerzas del crimen organizado.

Desde la segunda mitad de la década de los treinta, se inicia un profundo proceso de industrialización en el país. Los gobiernos priístas dominaron y orientaron esta industrialización. Se generaron grandes compañías mexicanas pero, prácticamente, todas ellas se sometían al poder político priísta. Llegaron muchas y muy fuertes compañías trasnacionales pero éstas también, se sometieron al poder priísta. Se estableció la radio y luego la televisión, ambas bajo el dominio priísta. Ahora todo ha cambiado, el PRI se encuentra en el poder pero ya no es el factor dominante sino que es el dominado por los oligopolios nacionales, extranjeros y por las empresas televisivas. Las reformas implementadas someten aún más al gobierno a estos poderes fácticos.

4. Incapacidad de generar un crecimiento económico relativamente importante y autosostenido.

Ya hemos analizado que la reforma energética va dirigida a un sector económico de punta y que tiene competitividad internacional. La reforma energética va dirigida a ese sector y en el cual tendrá algunas repercusiones positivas. El caso es que este sector de punta tiene muchísimas más relaciones inter-industriales y financieras con el exterior, principalmente con los EU, que con el resto de la actividad económica mexicana. Es un sector que, como resultado de la política neoliberal, se ha desprendido casi totalmente del conjunto de la actividad económica nacional y por eso, lo que ahí suceda no beneficiará al resto del economía. Por estas y otras razones, es difícil esperar que la reforma energética impulse al conjunto de la economía mexicana y por ende, lo más probable es que sigamos sumergidos en este crecimiento bajo y mediocre en el cual, los beneficios del mismo tienden a concentrarse en unas cuantas manos. Las promesas de empleo difícilmente se cumplirán y el descontento tenderá a aumentar y a generalizarse. La economía juega un papel importante en el proceso electoral.

5. Una separación cada vez más profunda con la sociedad civil.

No ha habido ninguna discusión en la cual participen las fuerzas vivas de la sociedad civil. Ha habido una farsa parlamentaria en donde en el monólogo entre muchos (digan lo que digan los oradores) la consigna de voto ya está predeterminada. Nadie escucha ni a los argumentos del otro y ni siquiera a los argumentos de su propio partido. La partidocracia se encuentra cada vez más separada del resto de la sociedad civil. La mayoría de los ciudadanos no nos sentimos representados ni por los diputados ni por los senadores; ellos representan a las cúpulas de sus partidos, a quienes realmente les dieron el puesto. La ciudadanía ha permanecido alejada y en una indiferencia propiciada por un sentimiento de incapacidad dado que su opinión pudiese ser tomada en cuenta.

En síntesis, el triunfo del gobierno para imponer la reforma en telecomunicaciones y la reforma energética es más aparente que real y, lejos de fortalecerlo, en mi opinión lo debilita. El poder no solamente ha actuado en contra de de los intereses de la nación sino que hay muchos elementos para pensar que se trata de una profunda insensatez que atenta contra sus propios intereses. B. Tuchman tiene razón: el poder es una fuente de insensatez y de estulticia, es decir, de incapacidad de realizar razonamientos válidos.

Contacto: asi_vamos@yahoo.com.mx

 

*Profesor Investigador UAM-I.

Un comentario en “Las reformas energéticas ¿son contrarias a los intereses del propio poder?”

  1. Claudía
    5 agosto, 2014 at 13:13 #

    Es una pena que las fuentes de energía se pierdan. Coincido con el profesor de la UAM. El futuro es aterrador para México. ¿Donde hay má sinformación sobre el autor del texto y de los autores citados.

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