El gobierno de la gente… pero de la gente encabronada

Obras Tuxtla. Foto: Cortesía

Obras Tuxtla. Foto: Cortesía

 

Primero fue “Obras son amores y no buenas razones” (frase mal atribuida a Teresa de Calcuta), que todavía ni el mismo Gómez Arana siguen sin saber qué se quiso decir; ahora Manuel Velasco insiste con nueva cantaleta mediática plagada de contradicciones: el gobierno de la gente, mismo concepto utilizado por el oportunista Sami David.

 

En efecto, es el gobierno de la gente pero de la gente encabronada por la falta de resultados para resolver los problemas del estado. Manuel Velasco cada día aumenta y demuestra su ineficiencia gubernamental y ante la ausencia de capacidad de gobierno, tratan de “solucionar todo” con mensajes publicitarios o discursos impresos en boletines reproducidos hasta la saciedad por una prensa cada vez más denigrante.

 

Las quejas están por doquier. En Huixtla y Villacomaltitlán la gente sigue molesta por la falta de apoyos a los damnificados por los temblores e inundaciones; pero eso sí, organizan teletones para enviar ayuda a Baja California Sur siendo que en el estado se necesitan esas donaciones.

 

En el gobierno de un partido verde, los habitantes del municipio de Escuintla están indignados por la explotación minera que destruye el medioambiente, especialmente la reserva de La Encrucijada. Y es que Manuel Velasco solo conoce el verde de las playeras de la selección futbolera.

 

En el gobierno de la gente, los coletos están indignados por la destrucción de la naturaleza en la reserva del Huitepec, solo para construir fraccionamientos residenciales, y por la negligencia y arbitrariedades del alcalde Francisco Martínez Pedrero quien pensando más en el negocio que puede dejarle a él y sus familiares ha convertido el festival cultural Cervantino Barroco en mera farándula.

 

En el gobierno de la gente, chiapacorceños trinan de coraje por la lentitud de las obras carreteras y temen, ante la ineficiencia del gobierno de Velasco Coello, que no estén listas para la fiesta grande de enero.

 

En el gobierno de la gente, los vecinos de la zona oriente de Tuxtla han impedido que la maquinaria rompa las calles, y detener las pésimas obras en cuya parte de la ciudad no solo complica la vida de sus habitantes, sino que ha provocado la quiebra de decenas de empresa.

 

Y no solo el encabronamiento está en el oriente sino en la mayor parte de la ciudad por la deficiente planeación, lentitud y terquedad de insistir que las obras son de calidad, cuando de nuevo rompen las calles porque algo se les olvidó.

 

Nada bueno se puede esperar de ese gran mentiroso de Bayardo Robles, quien pagó hace 7 años por la publicación de una encuesta falsa “elaborada por Campus Sur”, donde según él, los tuxtlecos clamaban por su persona en la presidencia municipal. Si ya usó los medios para mentir ahora los vuelve a emplear para quedar bien con su jefe Manuel Velasco y lo haga diputado.

 

En el gobierno de la gente, el malestar de la población es alta contra aquellos oportunistas que recurren a la compra de las portadas de revistas de dudosa circulación para promocionarse hasta con el uso del abuelo del que ahora ni un gramo de sapiencia le heredó.

 

Pero no importa, en el gobierno de la gente ésta se ablanda cuando le exhiben juegos de una selección futbolera y creen a su gobernante cuando les miente con eso de que nada gastó; pero nada de eso interesa si el Chicharito abrió el marcador y Honduras nos peló los dientes.

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