«Prensa Vendida»

Foto: Isaín Mandujano

Foto: Isaín Mandujano

En la historia de los medios de comunicación y el periodismo, estos siempre han estado ligado a los grupos de poder, al gobierno en turno. Estos siempre han dado la espalda a la sociedad, al pueblo. Se Han ocupado en ver hacia arriba que pocas veces o casi nunca miran hacia abajo.

En las diversas luchas y conflictos, todos los actores y sectores, quisieran tener a los medios y los periodistas de su lado, y cuando estos no logran tenerlo de su lado, lo consideran tenerlo en su contra.

Esta máxima fundamentalista de «estás conmigo o contra mí», nos ha hecho daño como sociedad, como gobierno y como medios de comunicación.

Todos los actores o sectores sin excepción, en un contexto de lucha política desean tener a los medios y los periodistas de su lado para lograr sus objetivos, para llevar a buen puerto sus metas fijadas.

No conciben medios neutrales, necesariamente los quieren de su lado, pero pocas veces hacen todo por conquistarlos. En su afán por tenerlos de su lado, terminan por tenerlos en su contra.

Chiapas es un estado de permanente conflictividad. En 20 años que llevo en los medios y el periodismo me he percatado de como todos los actores y sectores sin excepción tienen sus fines políticos.

Se crean movimientos, se erigen líderes, se abrazan banderas de las muy diversas formas y estilo.

Todos quieren tener a los medios y periodistas de su lado. En Chiapas, que vive un estado permanente de conflicto, es donde más patente se hace este fenómeno.

En los más recientes casos de marchas y protestas, los medios se quejan de que la prensa no les cubre sus eventos. Y cuando esta llega de inmediato son víctimas de agresiones, ofensas e improperios que hacen que mejor uno se retire. Lo menos que te puede pasar es que te griten «prensa vendida». Pero claro, nunca faltan los forcejeos y agresiones a quienes pretenden videograbar o tomar fotografías.

Por eso es mejor ser prudente y no persistir ante la turba enardecida. Y es ahí donde uno señala: quieren a la prensa de su lado, pero insultan, ofenden, agreden. Dirán que por unos pagamos todos, pero bueno. Deben estar más informados para poder distinguir entre medios y periodistas.

Ojalá quienes transitan en ese camino de su lucha sociales sean comprensivos con quienes somos parte de la tropa, con quienes no somos los dueños de los medios, sino parte de todo ese engranaje del aparato mediático.

Mi solidaridad desde este trinchera con mis amigos y colegas periodistas René Araujo, Jesús Hernández, Claudia Lobatón y muchos otros que el miércoles pasado fueron víctimas de agresión de presuntos estudiantes normalistas que protestaron en la Secretaría de Educación.

Ojalá la situación sea favorable para ejercer la cobertura con libertad y sin miedo de los sucesos que ocurren a diario en este México agitado.

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