Que nuestra lucha sea pacífica e incesante: Buscaglia

Ciudadanía marcha pidiendo justicia para Ayotzinapa. Foto: Chiapas PARALELO

Ciudadanía marcha pidiendo justicia para Ayotzinapa. Foto: Chiapas PARALELO

 

Amigzaday López Beltrán/Revista Era

 

Un 26 de septiembre, seis asesinatos y 43 desapariciones forzadas de estudiantes de la escuela normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, expusieron el horror de México y unificaron en un grito a miles de mexicanos que han salido a las calles desesperados, dolidos, hartos de la violencia y la mafia política-criminal, ¿el inicio de una revolución? ¿es esta la chispa que hacía falta?, ¿cómo redirigirla hacia un cambio?, ¿qué hacer con la rabia, la impotencia y el miedo?

El presidente del Instituto de Acción Ciudadana, Edgardo Buscaglia, asevera que para romper el impasse de violencia y corrupción política que vive México, ahora expuesto mundialmente, se requiere de un movimiento social con propuesta y de la presión internacional.

«La élite cuenta con que el tsunami de dinero va a acallar conciencias colectivas de europeos y norteamericanos ante el tsunami de sangre que vive México… esa presión internacional no llega, se intentan contrarrestar los apoyos internacionales a la sociedad civil y mientras tanto continúa la impunidad», señala.

Asimismo insiste en la necesidad de crear un movimiento social organizado con propuesta y agenda, que supere las «marchitas espasmódicas» y la inacción.

«Hay que ir con una agenda de medidas, qué quieres que el estado haga; en México hay mucha sociedad civil fragmentada, aterrorizada y amenazada y de vez en cuando, cuando están hasta la madre salen a la calle a gritar, pero después vuelven a su casa y se quedan por uno dos años y no hacen nada, no hay un compromiso y eso tiene que cambiar…en el movimiento por los derechos civiles de Marthin Luther King, tenían todo un conjunto de leyes de acceso al voto que las redes sociales monitoreaban, reportaban y denunciaban cuando se violaban esos derechos».

El investigador de la universidad de Columbia subrayó que el miedo colectivo ha estado en Italia y Colombia, donde asesinaron a cientos de miles, sin embargo la gente se organizó, paralizó el sistema económico y político y obligó a la élite a tomar medidas, producto de una gran presión internacional y social.
México en el momento más oscuro de su historia

El investigador describe al país sumergido en uno de los periodos más oscuros de su historia, incluida la Independencia, donde se han registrado en los últimos ocho años 145 mil 323 muertes relacionadas con la violencia — 23 mil 640 muertes en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto hasta enero del 2014—, más de 23 mil personas desaparecidas y la aparición habitual de fosas clandestinas que sólo en lo que va del año se han exhumado 192 cadáveres.

«México está en un periodo muy oscuro, quizá el más oscuro de su historia, quizá incluida su independencia porque aún cuando hubo mucha violencia, había idearios y hoy, hay una gran mediocridad, una enorme corrupción política».

Destacó que esta etapa es similar a la vivida por Colombia o Italia donde el punto de quiebre fue la organización social.

«Lo que hay ahora es un retorno de las mafias con la peor de sus caras, ya no están acostumbradas a un estado que las controle, como sucedía anteriormente, esa pax mafiosa, esa regulación colapsó con la transición a una futura democracia que no termina por llegar y esos vacíos de controles hicieron que esos grupos criminales deseen controlar pedazos del estado mexicano, donde estamos ahora».

Indicó que la falta de sentencias condenatorias aplicadas a delitos complejos y las casi inexistentes extinciones de dominio vía judicial han generado que los grupos criminales aprendan a vivir cada vez más en la impunidad.

«La violencia es un aprendizaje, porque en el fondo la corrupción política que siempre existió en México desde hace muchas décadas, hoy está descontrolada; los grupos criminales compiten cada vez con más violencia. Han decidido capturar a pedazos del estado y a sus políticos y, para mantener ese poder, usan la violencia para destruir a grupos adversarios».

Explicó que el caso Iguala, donde hay relación entre grupos criminales y gobiernos municipales, es un botón de muestra de la violencia que vendrá.

«Los chicos de la normal de Ayotzinapa ya venían siendo hostigados, asediados y asesinados desde el 2011 cuando mataron a dos de ellos; ese patrón de violencia sigue in crescendo, ahora hay 43 desaparecidos y serán más en el futuro en la medida que esos controles judiciales y patrimoniales no se comiencen a operativizar. Esto es una paradoja porque normalmente comienzan a funcionar cuando los políticos se ponen de acuerdo con que no va más el descontrol porque les costará la vida política a ellos».
Silencio cómplice internacional

Asesor en lucha contra la delincuencia organizada, así como en reformas judiciales para diversos organismos internacionales y bilaterales en 109 países de África, Asia, Europa, Latinoamérica indica que las masacres y las fosas comunes en México son tan frecuentes como lo eran en Colombia en la década de los 80 y 90.

«En México hay un pacto que ya no es doméstico, es un pacto internacional, porque empresas poderosísimas alemanas, españolas, americanas, asiáticas, conocidas universalmente que forman parte del acuerdo económico que mantiene las reglas de juego donde están y eso hace que las presiones internacionales hoy no existan para México».

Recordó que una parte fundamental para que Colombia limpiara su casa con la separación de 11 mil cuerpos de policía y su cloaca de corrupción política, al interponer procesos penales a casi el 63% del congreso por vínculos con redes mafiosas, surgió a raíz de la presión internacional y social de la gente en las calles paralizando el sistema económico.

«En México esa presión internacional no llega y mientras tanto continúa la impunidad; se aplican ‘medidas maquillaje’ como crear una gendarmería que no atiende las raíces de la violencia y corrupción política y se siguen tomando medidas para que la comunidad internacional no tenga críticas que de alguna manera impidan la entrada anual de 30 mil millones de dólares de inversión extranjera… cuando en la ONU, los casos se pasan a Nueva York al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General para tomar cartas en el asunto, México comienza a presionar, a repartir dinero y a prometer programas ONU para que ésta acalle su conciencia. Todo eso hace un círculo vicioso de impunidad que no se explica solamente por la élite sino una conspiración por omisión…»
Iguala… una gota que podría derramar el vaso

-¿En México con el caso de los 43 estudiantes desaparecidos, hemos llegado a ese punto de inflexión?

-No, cuando lleguen ustedes la gente saldrá a la calle a paralizar el sistema económico o político, están de a poco llegando a la conciencia colectiva de que la situación no va a más, pero aún sigues viendo muchas excusas para no actuar, sigue el síndrome de la «reunionitis» donde la primera reacción de la sociedad civil es escribir un reporte, hacer una manifestación espasmódica y luego reuniones y ésa no es la experiencia que han dado los grandes movimientos pacíficos, olvídate de la revolución. Lo que ha ocasionado cambios y mejoras han sido siempre movimientos caracterizados por una parálisis pacífica del sistema económico y político por parte de un conjunto de ciudadanos que salen en la calle.

Para Edgardo Buscaglia la sociedad llega a su propio momento de conciencia colectiva, «no sé cuándo va a ser o cuando será la última gota, pero en Iguala estos jóvenes en realidad son héroes, sufrieron el embate de la violencia más extrema de políticos mafiosos, un municipio de entre los 63 y el 77 por ciento del país que están controlados e involucrados con las mafias».
Peña nieto, un gestor empresarial
-¿Cuál es el papel del presidente, es un observador, lucha contra el narcotráfico o da continuidad al sistema?

-Más que un presidente es un gestor empresarial, un grupo que lo inventó como imagen y políticamente y lo colocó en un país en un estado débil donde el pato Donald puede ganar las elecciones, claro: si el pato tiene dinero. Básicamente tienes a ese hombre en la silla presidencial en un país que alguna vez tuvo su dignidad política. El caso de Ayotzinapa como lo fue Tlatelolco es un punto de inflexión en la historia de México… todo lo que hay ahora, es un retorno de las mafias con la peor de sus caras.

-¿Se ha rebasado al estado?

-Sí, está rebasado; en algunas áreas funciona defectuosamente, pero en el tema de la seguridad, México ha perdido el control de sus fronteras, es un exportador de inseguridad hemisférica y las medidas que propongo en mi libro «Vacíos de Poder en México» son 26 políticas públicas y cada una implica detener a las mafias políticas hoy representadas por alcaldes o gobernadores, pero son ellos quienes se oponen a implementarlas. No lo hacen porque no se conozcan o porque no exista gente inteligente en México, lo hacen porque les quita espacios de discrecionalidad.

Se deben establecer unidades de investigación patrimonial autárquicas que operen en una red integral entre estados que puedan investigar políticos y sus patrones de campañas y eso significaría una pérdida… todas estas medidas limitarían a la delincuencia organizada en su capacidad de generar violencia, pero son difíciles de implementar en condiciones como las actuales.
Sociedad organizada con agenda de cambio

Buscaglia insiste en la sociedad organizada con propuesta y seguimiento como uno de los factores que logre sacar a México del impasse de violencia en que está sumergido.

«Hay que ir con una agenda de medidas, qué quieres que el estado haga, primero rescatar a los partidos a través de una ley electoral, que los candidatos sean realmente elegidos por un voto popular abierto; que los financiamientos de campaña provengan totalmente del estado para evitar que entre dinero privado; recuperar a sus partidos de la corruptela de los caciques, para que éstos no representen una carrera mafiosa, sino un servicio público hacia futuro.

Segundo, frenar la corrupción política, que no es un término jurídico, hay que definir el tráfico de influencias, malversación de fondos y conflicto de intereses, son los tres delitos más comunes entre los políticos que no es el soborno, tercero, asegurarse de que exista una investigación patrimonial que comience a decomisar y a extinguir los dominios.

Buscaglia insiste como lo ha propuesto en otras ocasiones, en crear una ley que permita la reasignación social de bienes decomisados que hace que todos los inmuebles y muebles en manos de la mafia, sean reasignados para atender a las víctimas y a la rehabilitación, una política social que no existe y que no tiene la mayor parte de Latinoamérica.

«Eso forma parte de un tsunami de inversión pública a las áreas deterioradas del tejido social y eso genera un revuelo en la sociedad; ese tipo de leyes hace que inmuebles no queden en manos del estado, sino que vayan a la sociedad civil, vigilados por redes con gente como Solalinde. La ley debe hacerse bien para que estos bienes decomisados se asignen a asociaciones civiles que hagan trabajo operativo de servicio a víctimas, migrantes, niños huérfanos, asesorías jurídicas y ese tipo de infraestructura física que va a organizaciones que rescatan pandillas, con enfermedades de adicción, es una gama enorme de servicios que hoy no se brindan».
Lucha pacífica pero incesante

Edgardo Buscaglia subraya que el movimiento social en México debe ser generalizado y territorial en su implementación, «todo lo pacífico que logre impacto tiene una agenda de medidas, en Italia y en Colombia lo tuvo, rodearon a los Congresos que se vieron forzados a tomar medidas como introducir tipos penales más abarcativos, unidades de investigación patrimonial, y hasta que no se implementen las leyes la gente no se mueve».

«En esos movimientos había redes sociales de ciudadanos con propuesta de cambio, eso hace falta mucho en México, tienes mucha sociedad civil fragmentada, aterrorizada y amenazada y de vez en cuando, cuando están hasta la madre salen a la calle a gritar, pero después vuelven a su casa y se quedan por uno dos años y no hacen nada, no hay un compromiso…pero eso tiene que cambiar y se cambia llegando a estos puntos de inflexión…lamentablemente la tragedia de Iguala se pudo haber evitado, en 2011 sucedió y no hubo un movimiento social en su momento para generar ese oprobio popular.

«Esperemos que ahora Ayotzinapa sea la chispa, pero no se debe bajar la guardia porque estas mafias políticas tienen a sus embajadores y diplomáticos tratando de neutralizar la presión internacional, saben que las masacres y las fosas comunes son el principio del fin de su poder mafioso y por lo tanto, tratan de neutralizarla. Hay que luchar, es una lucha sin cuartel que en caso nuestro debe ser pacífica pero incesante».

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