Bienvenido a México José Mújica

Mujica. Foto: Elizabeth Ruiz

Mujica. Foto: Elizabeth Ruiz

 

Por María Luisa Armendariz

El año 2002, si mal no recuerdo, le pregunté a Raúl Padilla, Rector vitalicio de la Universidad de Guadalajara y dueño a perpetuidad de la Feria Internacional del Libro de esa maravillosa ciudad, si estaba convencido de lo que significaba tener como invitado de honor a Cuba. Me respondió que era una invitación que ya se había pospuesto dos veces, por España y por Chile y que ahora ya no había pretexto porque además ya se nos habían agotado los países. Recordemos que algunos ya están en la segunda ronda y que todavía me tocó invitar a dos incómodos más: Quebec y Barcelona (en cumplimiento de mi palabra porque él ya los había cambiado por Andalucía por la presión de Aznar y Carmen Calvo).

Ese fue el año del “comes y te vas” y un deschavetado presidente, azuzado por un americanizado canciller buscó la ruptura de relaciones con Cuba y la cancelación de las relaciones entre México y la isla. Con ello, amenazaron a la Fil, las visas para artistas e intelectuales y pusieron a Padilla en una difícil situación en la que me mandó por enfrente a solventar, por ejemplo, los consejos y amenazas de los intelectuales de ultraderecha que buscaban la cancelación del evento.

Este año Raúl tiene una magnífica directora con las neuronas bien puestas en su lugar, Marisol Schultz, quien sin duda estará manejando una difícil situación donde la ponencia de José Mújica será boicoteada como en mi tiempo fue la de Cuba, cuando pusieron la presentación de la revista Letras Libres al unísono con la conferencia de Silvio Rodríguez, provocando una confrontación innecesaria.

José Mújica tenía, en Can Cun, una rueda de prensa al término de la firma del hermanamiento entre nuestro paraíso del Caribe y Punta del Este. Ahí hizo una declaración por demás lógica: si México legaliza las drogas se acaba el problema de las mafias y se traslada el asunto a los Estados Unidos, los consumidores. Lo que actualmente estamos invirtiendo en una guerra que está desangrando a nuestro país se traslada al sector salud, a la prevención del uso de las mismas.

Ese será su discurso. A eso vino. Con el martillo en la mano dispuesto a darle al clavo. Con el nivel moral hasta la punta y con millones de seguidores a nivel mundial. Difícilmente lo va a cambiar, difícilmente habrá quien lo amedrente y veremos ahora que trampas le ponen en la FIL para que una banda de “revoltosos anárquicos” conviertan su discurso en una nota nacional de mayor revuelo. La historia me la conozco, sólo espero que en este caso Pepe Mújica pueda, con su gran inteligencia y su enorme don carismático, dejar que su voz resuene a nivel mundial y no se vaya sin dejar este país listo para lo que tiene que venir: un cambio total de política social, un verdadero viraje que termine de una vez con el traspatio de los Estados Unidos.

Aunque las amenazas fluyan.

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