Definición de esfumino

Dibujo: Heather Silent Hill 3

Dibujo: Heather Silent Hill 3

El esfumino es un chunche que emplean los dibujantes. El diccionario dice que tiene forma de lápiz; es un lápiz sin grafito, porque no sirve para rayar sino para difuminar; es decir, para suavizar contornos y colores. Es un chunche que puede sustituirse por un pedazo de algodón. Cuando hay carencia de objetos suaves se emplea el mismo dedo con un movimiento circular. El esfumino elimina el trazo fuerte, lo hace más tenue. Por ello, llama la atención que tal chunche no tenga un sucedáneo en otras actividades que no sean las artísticas.

Mi tío Hermisendo fue un artista frustrado. Dedicaba al dibujo más de diez horas al día. En el fondo del sitio de su casa había construido un cuarto con ventanas por los cuatro lados, logrando con ello un espacio con gran luminosidad. Al centro Una vez, el tío Hermisendo se quejó del trato de su esposa, la tía Eulogia. Sentado en el piso, sobre hojas secas, a la sombra de un árbol, con las manos sujetando las rodillas, el tío lamentó que no pudiera emplear el esfumino en el carácter de su esposa. Ah, dijo, es necia como árbol torcido. Imaginé el perfil de la tía, lo imaginé dibujado con carbón. Imaginé que era muy difícil hacer tenue ese carácter.

Tal vez el tío Hermisendo tuvo razón: el mundo debería tener esfuminos para aliviar tantos perfiles de acero. Basta ver los rostros de quienes están a nuestro alrededor para constatar que sus retratos han sido elaborados con tinturas muy rígidas. Yo mismo, con mi cara de piedra, soy ejemplo de cómo la vida no tiene la textura que debería poseer. La vida es plana y difícil de por sí. Si a ello le aunamos los perfiles de roca que pululan en los lugares públicos, ello dificulta el acto de vivir.

Recuerdo (tal vez muchos lectores también) cómo la maestra del jardín de niños sacaba un pedazo de algodón de un frasco y me enseñaba a difuminar el color de una manzana que recién había iluminado en mi cuaderno de hojas de papel manila. El perfil de la manzana ya estaba delineado con anterioridad. Mi obligación (y entretenimiento) consistía en llenar la manzana con color rojo (sin salirme de la raya). Pero las rayas que pintaba eran de la misma naturaleza del rayo que cercena la rama de un árbol. La fuerza de mi mano era irracional y los rayones que hacía eran como si cercara con alambre de púas el contorno del dibujo. Así pues, la maestra iluminaba encima de mis rayas y lograba algo como una chapa de muñeca de trapo. La acción de mi maestra lograba que mis rayoteos se “difuminaran”, se “esfumaran”. La bendita maestra (por quién sabe qué herencia) se convertía en una italiana adoradora del arte y aplicaba el “pentimento” a mi “cuadro”. Dejaba debajo de sus manchas mis manchas infantiles. Yo se lo perdonaba, siempre he sido un niño que no acumula resentimientos. Perdonaba sus trazos malvados porque era el instante en que me daba la bolita de algodón y me enseñaba a difuminar sin esfumino. Se trataba -decía- de tomar el pedazo de algodón con los dedos pulgar e índice y moverlo como si dibujara solecitos, muchos solecitos. Con cuidado, con delicadeza, decía ella, mientras tomaba mi mano con su mano y me enseñaba a mover mi mano (ahora lo pienso) como si esa mancha pintada en rojo fuese su areola y yo frotara suave, como si mi mano fuese hilo de aire, la periferia de su pezón. Así, así, decía ella, y movía su mano en forma circular, sus dedos encima de los míos, su suavidad confundida con la mía. Yo sentía que todo a mi alrededor se difuminaba, todo tomaba una calidez como de niebla suave y entrecerraba los ojos mientras ella me decía que siguiera difuminando la manzana con ritmo lento. En ese tiempo no sabía el mito de la manzana de Eva ni la historia de Blanca Nieves. Esa manzana coloreada con rojo de grana era eso ¡una simple manzana! Una simple manzana que yo debía difuminar para que los trazos de los colores no fueran tan toscos, tan de mano de niño. No sé (esto ahora lo pienso) tal vez los niños de preescolar y de primaria deberían llevar una materia especial donde las maestras les enseñaran a difuminar de manera suave, suave, circular, infinita.

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